Hay razones para pensar que toda la cúpula del Real Madrid se está poniendo algo nerviosa. Los seis puntos que le lleva de ventaja al Barcelona deberían ser síntoma de tranquilidad, pero, lejos de ello, el gabinete de comunicación opta por la ley del silencio, inapropiada en este club y totalmente increíble si observamos la talla del conjunto del que hablamos, el más laureado de todos, como es el Madrid.
Nadie habló tras el fiasco de Villarreal, nadie habló antes de la previa del partido ante la Real Sociedad. La UEFA le obliga a comparecer antes del partido de Champions –en este caso, en Nicosia ante el APOEL–, pero la ley del silencio seguirá de cara al partido ante Osasuna, el sábado en el Reyno de Navarra. La imagen de Óscar Ribot –antes periodista, ahora encargado de dar malas noticias a los periodistas–, confirmando el sábado, tras el partido ante la Real, que nadie iba a hablar, es llamativa e ilustrativa. Algo está pasando.
En lugar de dar una imagen de normalidad, se transmite nerviosismo. Es verdad que eran diez puntos los que tenía el Madrid y ahora son seis, pero siguen siendo dos partidosm en los que hay que perder y tu rival, el Barça, ganar. No sucederá esto fácilmente. Ahora, si el Madrid se empeña, puede no tardar en llegar porque una racha en fútbol y una dinámica es muy cambiante en este mundo del balón redondo.
Le conviene al conjunto blanco rectificar y al presidente ejercer de lo que es, presidente. Porque no puede ser que Florentino Pérez le haya entregado tanto poder a Mourinho ni que se hagan absolutamente insoportables los aires de grandeza del luso, que, auspiciado por el máximo mandatario, es ahora mismo quien manda. Así de crudo, pero así de real.
Tendrá que decidir el madridismo en pleno si esta imagen es la adecuada para el club. A mí me parece que no, pero ya lo dirán los resultados y, sobre todo, las sensaciones que, no lo olvidemos, cuentan mucho en la entidad Concha Espina. También los títulos, no me atrevo a negarlo, pero la imagen en el Madrid es muy importante y ahora mismo es nefasta para el exterior.