A Emiliano García-Page no le gustaría que se revisara el objetivo de déficit de las comunidades autónomas "para calmar las ansias de algunos nacionalistas". El secretario del PSOE de Castilla-La Mancha lleva razón, aunque luego la pierde: cree que ese objetivo se debía haber relajado desde el primer momento. ¿Y cuál era ese instante procesal oportuno? ¿Cuando España estaba a un tiro de piedra del rescate total? Pero tampoco en este asunto hay acuerdo entre los socialistas. Los andaluces esperan como agua de mayo que Montoro les suba el techo del déficit en el Consejo de Política Fiscal y Financiera de este jueves. Si se interpreta como un suavizante para las asperezas separatistas de Artur Mas, allá Rajoy y su Gobierno.
De conceder Bruselas a España un margen mayor para el déficit en 2013, podrá Montoro, si le salen las cuentas, dar parte de ese oxígeno a las comunidades autónomas. Pero a todas por igual. No habría razones económicas para hacer lo contrario. Mucho menos para permitir, por ejemplo, a Valencia, Murcia, Andalucía, Cataluña y Baleares, las cinco que incurrieron en déficit excesivo en 2012, que este año dispongan de más facilidades que el resto. Eso es premiar a los malos y castigar a los buenos. Brindar más oportunidades al que incumple que al que cumple, quien se dirá entonces, con toda lógica, que hizo el canelo por haber cumplido.
Se barrunta que el Gobierno quiere hacer un intercambio de cromos con la Generalitat: yo te doy una estampita fiscal que puedas presentar como un triunfo y a cambio tú rebajas el tono del desafío secesionista. Mal trueque. Malos ése y cualquier otro similar. Hacer un regalito a Mas sería como recompensar los chantajes. Nada hinchará más al nacionalismo del interés, ése que ve el nacionalismo como palanca para lograr privilegios económicos y fiscales. Podrá decir con regodeo: "¿Veis? Esto se lo hemos sacado a Madrit porque amenazamos con irnos de España".
Utilizar la política económica para propósitos ajenos al suyo es una tentación que ha de resistir un Gobierno que se pretenda serio. Serio en sus compromisos económicos y serio en la política nacional. Igual que no se puede usar el Fondo de Liquidez Autonómica para estrangular a un Gobierno regional, no se deben modificar los objetivos de déficit y el sistema de financiación para gratificarlo. Si Artur Mas quiere salir de su laberinto, ya es mayorcito: puede hacerlo sin ayuda.