(Carmen Leal - Libertad Digital) Presidente del nuevo partido político Ciudadanos- Partido de la Ciudadanía, Albert Rivera concurre a las elecciones autonómicas catalanas del 1 de noviembre de 2006 porque ha sido elegido presidente de la nueva organización política que propusieron quince intelectuales catalanes hace algo más de un año.
Presentaron a la sociedad catalana la posibilidad de un nuevo partido político ya que los existentes no respondían a muchas demandas de los ciudadanos porque se limitaban a desarrollar el “esencialismo nacionalista”.
Albert Rivera es un joven alto, bien parecido, muy educado y cortés. Muy maduro para su edad. Su aplomo y seguridad sorprende gratamente, porque parece producto de una profunda reflexión y de una modestia natural. Nacido en Barcelona en 1979, reside en La Garriga, población cercana a la ciudad Condal. Es abogado, licenciado en Derecho y Máster en Derecho. En la actualidad prepara su tesis doctoral en Derecho Constitucional.
¿Cuál fue le motivo de dedicarse a la política? Vocación, o necesidad coyuntural. Yo creo que fueron ambas cosas. Desde bien pequeño me gustó dedicarme al servicio de los demás, que eso es, o debería ser, la política. Así que es vocacional, pero también nace como una necesidad coyuntural. La política catalana de los últimos tiempos ha colocado a muchos catalanes en una situación complicada, hay una falta de representación parlamentaria. Los partidos catalanes, en especial el PSC, ha seguido unas políticas nacionalistas como si fuesen unas políticas socialistas Y muchos ciudadanos preocupados por esta situación hemos creado este partido precisamente para paliar esta situación. Así que contestando a su pregunta, también mi dedicación política ha sido coyuntural.
¿Por qué han preferido la fundación de un partido político nuevo y no entrar en otro ya formado e intentar modificarlo desde dentro? Si algo nos une en Ciudadanos es que somos muy críticos con la situación de estos partidos políticos ya creados, con la falta de democracia interna que tienen. Y el partidismo en el electoralismo que tienen. Hay partidos en los que puedes estar de acuerdo con su ideario, pero que después hacen una política que en nada se parecen a lo que dicen, esto implica un desencanto general. Creo que la mejor forma de romper esta dinámica es crear un partido que tenga los principios y las ideas muy claras y que respete el ideario por encima de los pactos electorales y los partidismos internos.
¿Se da cuenta del desprestigio de la clase política en general y de la catalana en particular?¿ Cómo en estas circunstancias se mete en política? ¿Su partido va a ser especial? Precisamente una de las características para haber decidido mi compromiso político es constatar ese nivel tan bajo de la clase política catalana más preocupada y ocupada de “sus” problemas que de los problemas del ciudadanos. El ciudadano tiene el derecho a exigir de los políticos que trabajen para la solución de sus problemas y no los políticos han de exigir de los ciudadanos que solucionen los problemas de partido o personales. Para nosotros es importante entrar en la política para romper esa dinámica. Para mí la política es un honor que confíen en mi y mi partido, un orgullo poder solucionar los problemas de los ciudadanos. En cambio, ahora, y según los estudios realizados, la clase política es la peor valorada entre los ciudadanos. Hay un desprestigio claro del político como “profesión”.
¿Con qué “armas” cuenta para esa regeneración política? ¿Va a haber una limitación de mandato o se van a perpetuar en el poder político si lo alcanzan? El partido ha adoptado en el Congreso que los mandatos estén limitados. Esa es una forma de regeneración, no la única. Otra es respetar los principios y los idearios de los programas, cosa que no hacen los partidos actualmente. Precisamente, para llevar estas ideas al Parlamento nunca se debe olvidar de dónde viene, por qué ha nacido y el hecho de respetar estos ideales, que es lo que nos va a generar el respeto de nuestros votantes, cosa que muchos partidos no lo pueden decir.
Les llaman “los beybis” por la media de edad de sus componentes. ¿La juventud es un defecto en política o una virtud? Creo que nuestra juventud es muy clara porque muchos de la Ejecutiva y del Consejo General no llegan a los treinta, como en mi caso; en nuestro partido se combina muy bien con la madurez y experiencia de otros miembros de asociaciones como “La Tolerancia”, “Asociación de Profesores por el Bilingüismo”, catedráticos, otras asociaciones profesionales, iniciativas ciudadanas de varios tipos... En nuestras filas hay una pluralidad importante de la ciudadanía catalana. La juventud en el siglo XXI es un activo y no un pasivo, sobre todo si está bien preparada, bien formada intelectualmente y humanamente, con sólidos valores éticos. Si los jóvenes que encabezan este proyecto cumplen con los ideales que los ciudadanos exigen de sus representantes, la juventud va a ser entendida no como un defecto sino como una virtud.
Si le llaman el Lerroux del siglo XXI , ¿qué les responde? Les diría que nuestro proyecto no se esconde, tenemos un proyecto común con el resto de España, no somos nacionalistas catalanes, ni nacionalistas españoles. Creemos que en España existen unos lazos no solo históricos sino afectivos indiscutibles entre todas las comunidades autónomas que la integran. Por ejemplo, en Cataluña 3,5 millones de ciudadanos tienen algún lazo de parentesco, de amistad, de trabajo conjunto con el resto de España que queremos que se mantenga y se potencie. Y creemos que la ciudadanía catalana así lo demanda.
¿Cuáles van a ser las líneas generales de su actuación política? Yo creo que la línea general y prioritaria va a ser acabar con las políticas “identitarias”, el nacionalismo coacciona las libertades individuales, incluso la igualdad, porque hay personas de primera y de segunda en función de la lengua que hablan, del origen que tienen, y para nosotros es fundamental que en una sociedad moderna, del siglo XXI, el concepto de libertad y de igualdad está por encima de cualquier otra cosa. Vamos a luchar por esa dirección. Y vamos a dedicar todo el dinero y todas las políticas, dedicadas hasta ahora a conceptos identitarios y de confrontación, todos esos esfuerzos burocráticos a solucionar problemas sociales, problemas de las personas. En definitiva, Cataluña no es más que sus ciudadanos y estos tienen otros problemas: el llegar a fin de mes, una vivienda accesible económicamente, la seguridad ciudadana, la escuela de sus hijos, etc. y es a lo único que vamos a responder. No vamos a entrar en ninguna confrontación identitaria porque creemos que pertenece al ámbito privado.
Según eso, algunas de sus políticas sociales van a coincidir, al menos en teoría, con el PSC y otras, como el “no nacionalismo” en el que pone tanto énfasis son coincidentes con el PP, ¿no van a crear un PP de segunda categoría? Hay muchas diferencias con el PP. Somos un partido progresista, que no es inmovilista, que cree en la modernidad y nuestro concepto moral no tiene nada que ver con el suyo. También es cierto que el PP habla de que “no son nacionalistas”, pero lo cierto es que hay declaraciones de miembros importantes del PP, el Sr. Piqué, que le pone en bandeja sus votos a un posible gobierno nacionalista del Sr. Mas, que va a desarrollar un Estatuto nacionalista como el de CiU. Esto es un ejemplo de lo que le decía antes. Cómo un partido político no cumple con sus idearios, y lo mismo ocurre con el PSC. Así que nuestro partido va a ser el único que se oponga realmente a esta política identitaria.
¿Por qué no han querido encabezar las listas electorales de los próximos comicios los que impulsaron la creación de un partido político: F. de Carreras, Arcadi Espada, Boadella...? Ha sido por coherencia admirable. Desde el primer día hicieron un llamamiento a la sociedad para la creación de un nuevo partido político. Está en su primer manifiesto y lo han reiterado continuamente: que nos han llevado de la mano, que van a estar presentes en nuestra campaña electoral, que van a figurar en nuestras listas de manera simbólica, que van a figurar en una futura Fundación que se piensa crear. No abandonan el proyecto, van a estar en un segundo plano, pero de suma importancia por sus aportaciones ideológicas e incluso técnicas. Van a ir a las campañas, a los medios de comunicación, etc. Creo que es el papel que ellos han querido ejercer, son personas que se han enfrentado con gran valentía a toda la clase política catalana con sus denuncias, provocando incluso reacciones sociales en su contra. Se han visto obligadas moralmente y hay que darles las gracias
Sobre los candidatos a diputados en los próximos comicios, ¿puede decirme algo? Le puedo decir que por Barcelona iré yo mismo como cabeza de lista.
Hace poco se presentó un partido, Iniciativa No Nacionalista, registrado hace un año y semejante a sus posturas políticas que lo avaló Gotzone Mora. El acto tuvo una gran afluencia de público y levantó gran expectación. ¿Van a ser rivales o se van a unir?
Podemos hablar de presente, no de futuro. No solo no vamos a ser rivales sino que se han unido. De hecho, en todos los órganos de Ciudadanos. Muchas de esas personas ya eran miembros de la Plataforma “Ciudadanos de Cataluña” a título individual antes de que se constituyese en partido y habían renunciado a su militancia en INN. Para nosotros es un honor contar con todas esas personas que han luchado tanto y hace tanto tiempo porque de alguna manera han sido la semilla que ahora ha dado sus frutos. Ahora todos somos del mismo equipo.
¿Qué es eso de “la identidad catalana” para usted y los de su partido? ¿O no tienen ustedes la “identidad” de la que habla el Estatuto? La verdad es que no me ha quedado claro el asunto. En estos últimos años hemos caído en demasiadas confrontaciones territoriales. Siempre escondidas bajo “identidades” que nunca debían haber salido del ámbito privado. A mi entender, la identidad es de ámbito privado. Las personas tienen derecho a tener su propia identidad, pero nunca los poderes públicos tienen derecho a imponer un tipo de identidad, porque la libertad de las personas y la igualdad debe estar siempre por encima de las imposiciones. En Cataluña, parte de los impuestos que pagan los ciudadanos se utilizan para intentar imponer una identidad única. Cataluña es muy plural y cada uno se siente de un sitio más que de otro, y todos de “su padre y de su madre”. Y esa pluralidad de identidades es lo que forma parte de esta Cataluña rica y plural que hay que respetar. Utilizar la palabra “identidad” desde los poderes públicos me da miedo. La utilizó el franquismo y ahora la quieren utilizar otros nacionalismos en plena democracia para lo mismo. Nosotros respetamos la identidad individual en el ámbito privado, pero nunca intentar imponerla a los demás.
Para su partido, ¿España es una nación o solamente el Estado?, porque eso es lo que se trasmite en los libros de texto escolares de Cataluña: Cataluña es una nación y España sólo un Estado. Los nacionalistas han sometido a palabras como España, Nación o Estado a un cambio de significación que ha creado tal confusión en el ciudadano no experto que hasta el propio Gobierno ha pedido auxilio a la Real Academia “para que los textos jurídicos y administrativos sean inteligibles”. Siendo coherente con los dos manifiestos de “Ciudadanos de Cataluña”, nosotros tenemos una palabra clave para responder a todas estas preguntas: Constitución. Es el marco legal que nos hemos dado todos los españoles, por lo tanto nos incluimos los catalanes, y ahí nos viene dada una fórmula político-jurídica: la nación española, que es un ente político y jurídico. Y ante esa pregunta que usted me hace la respuesta es sí, España es una nación, precisamente porque es un Estado. Y no lo digo yo, lo dice nuestra ley fundamental, la Constitución, un marco de convivencia, un contrato del que todos formamos parte. Y es importante delimitar el contenido de la palabra nación hacia el campo de la razón y de la ley y no limitarlo al de los sentimientos. Porque en los sentimientos entramos de lleno en el ámbito subjetivo, que es lo que intentan algunos.
¿Qué van a hacer con el nuevo Estatuto? Es una norma jurídica, ley orgánica española que ha entrado en vigor. Nosotros acatamos la ley, no puede ser de otra manera, somos respetuosos con el Estado de Derecho, pero vamos a intentar cambiar ese Estatuto porque es perjudicial para los ciudadanos de Cataluña, en primer lugar, y también perjudica al resto de los españoles. Una de las propuestas es cambiar el monolingüismo que consagra el Estatuto, cuya única lengua de la función pública, medios de comunicación públicos, escuelas, judicatura, etc. es sólo catalán, por un bilingüismo institucional real (enmienda 6.1.) de las dos lenguas oficiales, catalán y castellano, porque las dos son lenguas de los catalanes, las dos deben estar presentes en las instituciones públicas, que deben estar al servicio de los ciudadanos. Es un ejemplo. Vamos a intentar que todas las “políticas identitarias” que supongan un perjuicio para parte de los catalanes desaparezcan de este Estatuto. Sabemos que se necesitarán mayorías, pero lo vamos a hacer sin complejos y con determinación.
¿Qué le diría a mi carnicero del mercado del Ninot, en el ensanche de Barcelona, al que le han puesto una multa por no tener los letreros en catalán? Le diría que esta es la política que ha seguido el tripartito, que siendo de izquierdas y liderado por el PSC no tiene por qué representar al nacionalismo en su ideario y que se ha dedicado a hacer políticas gravosas para muchos ciudadanos y sancionar a las personas en función de la lengua que utilicen en sus comercios. Esto es intolerable y no tiene precedente en Europa. No hay ningún país que se sancione a los ciudadanos por rotular en una lengua oficial en todo el Estado. Le diría a su carnicero que no se vuelva a dejar engañar, porque el único partido que va a defender la supresión de esas normas es Ciudadanos. Los señores Maragall y Montilla ya han dicho que no van a cambiar nada de lo conseguido, por tanto se entiende que esas leyes van a seguir vigentes en los futuros gobiernos socialistas o convergentes. Así que su única solución es que nos vote en las elecciones.
¿Y qué diría a los padres catalanohablantes que quieren que sus hijos aprendan un buen español en la escuela? ¿Y a los padres castellanohablantes que no quieren que les enseñen todo en catalán, que quieren que aprendan un español culto? ¿Y a los que “inmersionan” en catalán desde los 3 años, aberración pedagógica que no se practica en ningún lugar del mundo? Les diría que con el Estatuto nuevo se consolida esa política escolar y que no van a poder elegir los padres la lengua de escolarización de sus hijos. Mi contestación es muy pesimista. El único partido que va a llevar en su programa la defensa de un bilingüismo real en Cataluña, haciendo caso de la realidad sociolingüística de la calle, es el nuestro. Hasta ahora ningún partido político se ha atrevido a llevar en su programa estas reivindicaciones lingüísticas, ni el PP. La única opción que le queda es votar a Ciudadanos. Cuantos más votos tengamos, más posibilidades de hacer realidad nuestro programa.
¿Y para todo eso con qué ayudas cuenta? Como ayuda material para llevar a cabo estas propuestas la vamos a sacar de esas políticas identitarias que han supuesto millones y millones de euros en crear problemas en vez de solucionarlos. Nuestra propuesta es que todo aquel dinero destinado a subvencionar determinadas asociaciones nacionalistas, las plataformas, los dineros que se gasta Maragall en enviar el himno “Els segadors” a los contribuyentes sin haberlo solicitado (un gasto de nada menos que 50 millones de pesetas), toda esta lista de subvenciones la vamos a destinar a políticas sociales: a comprar ordenadores para las escuelas, a problemas de viviendas, a carreteras, a políticas sociales en general.