Ni entregando 320 millones de euros a la sacrosanta Sanidad Pública ha logrado Amancio Ortega que Podemos le perdone la vida metafóricamente hablando; al menos por ahora, que todo se andará. En esta ocasión, en las redes sociales habían estado un poco más discretos, pero a una diputada navarra ya se le escapó al final la idea-fuerza, por llamarla de alguna manera, que le gusta al partido: que 320 millones son "filantropía barata".
A muchos les sorprende la aparentemente irracional inquina de los podemitas a un hombre que es difícil no ver como ejemplo y que, desde luego, siempre ha sido un personaje muy discreto; pero al observador más avezado no se le escapará que lo cierto es que ese odio no es, desde luego, propio de buenas personas, pero sí es total y absolutamente racional.
Y es que en Podemos saben que Amancio Ortega, su vida y el imperio que ha creado son una enmienda a la totalidad a su visión de la economía y la sociedad; que el empresario gallego demuestra –¡y a lo grande!– que la ideología rencorosa y basada en la suma cero de los de Iglesias sólo es una enorme patraña.
Porque frente a los que defienden la lucha entre clases estancas, Amancio Ortega demuestra que el capitalismo es el único sistema que permite que un modestísimo trabajador logre, con un inmenso talento y toda una vida de esfuerzo, convertirse no en un empresario más, sino en uno de los hombres más ricos del mundo.
Porque cuando algunos ven cualquier relación laboral como una batalla en la que lo que gana uno lo pierden otros, Amancio Ortega demuestra que los intereses de empresarios y trabajadores van de la mano, y que no hay nada mejor para "la gente" de Galicia o de Bangladesh que hombres capaces de crear miles y miles de empleos de calidad.
Porque mientras nos venden la imagen de los empresarios y los ricos como seres avariciosos, ávidos únicamente de lucro a costa de la sangre de los trabajadores, Amancio Ortega demuestra que uno de los hombres más ricos del mundo puede tener gestos de una generosidad con la que no pueden ni soñar ellos, que sólo donan dinero a sus propios programas de televisión o a su partido.
En Podemos odian a Amancio Ortega, en suma, porque les demuestra día sí y día también que el capitalismo no sólo es más eficaz a la hora de crear y repartir riqueza que esa economía planificada que tan catastróficos resultados ha dado allí donde se ha implantado (URRS, China, Cuba, Venezuela, por poner sólo unos ejemplos), sino que se da "la feliz coincidencia", tal y como decía Popper, de que también es moralmente superior.