La Audiencia Provincial de Cádiz está, como se suele decir, que arde con el tema de las escuchas telefónicas en las que está implicada María José Campanario. En ellas está en juego su futuro, ya que cabe la posibilidad que pudiera ir a la cárcel.
Con toda probabilidad, la mujer del torero tendrá que volver a sentarse hoy en el banquillo de los acusados para dar su versión de los hechos, aunque ella insiste en que es inocente. La defensa, como es lógico, intentó impugnar las escuchas como prueba, pero el juez lo ha denegado.
Por su parte, el tal Carlos Carretero que fuera jefe de la policía de Ubrique y que está metido hasta las cejas en este caso, ya llegó a un acuerdo con la fiscalía declarándose culpable,
Por lo que se ha podido ver en televisión, demuestra que es un señor muy poco serio, y que tiene muy poco respeto a la justicia. En el juicio da una versión de los hechos y en televisión dice todo lo contrario. La conclusión de todo este embrollo es que se está riendo de la gente.
A consecuencia de todo lo que está ocurriendo, hay muchas personas pasándolo muy mal económicamente, y cuando los imputados tienen que ir a declarar, tanto a la entrada como a la salida de los juzgados, el público les increpa y les grita de todo.
María José Campanario y su madre, Remedios Torres, que desde el principio de este culebrón se declararon inocentes, siempre han mantenido que fueron engañadas por Carretero, y afirmaron que lo único que querían era que se revisara una invalidez que Remedios Torres tenía reconocida desde los años 90. Afirman que en ningún momento se les comunico que la madre de la madre de la Campanario iba a ser suplantada.
Todos y cada uno de los que han ido prestando declaración dicen no tener culpa ninguna y unos dicen sentirse engañados por otros. Al final va a resultar que todos van a ser santos y todos hacen "Pío Pío que yo no he sido"... Continuará.