La inesperada muerte de Enrique Morente, a pesar de los malos augurios de los últimos días, ha dejado a España conmocionada.
Un triste suceso que se ha visto marcado por las denuncias presentadas por la familia en contra del equipo médico que ha estado atendiendo al cantaor. Sostienen la teoría de que ha habido una negligencia.
El féretro con los restos mortales llegaba a la sede de la sociedad general de autores con casi 2 horas de retraso del horario previsto a consecuencia de haberle tenido que practicar la autopsia por petición de la familia.
Los aledaños de la SGAE estaban llenos de ciudadanos que querían despedirse de su ídolo. En el momento en el que el furgón apareció, el público que estaba congregado no paró de vitorearle y en la calle solo se escuchaban aplausos para el maestro.
Los primeros en llegar fueron su viuda, Aurora Carbonell, y sus hijos, Soledad, Enrique y Estrella con su marido, el matador de toros Javier Conde, que no se ha separado de ella en ningún momento.
La familia estuvo velando al cadáver más de una hora de forma privada. A continuación las puertas de la SGAE quedaron abiertas para que todo el que lo desease pudiera darle su último adiós.
Enrique Ponce y Paloma Cuevas fueron de los primeros en llegar a dar el pésame a la familia. El torero valenciano ha estado en todo momento pendiente de la familia y se le ha podido ver desde que el maestro del flamenco ingresara en el centro hospitalario acudir en varias ocasiones para interesarse por su salud, al igual que Joaquín Cortés y su novia.
Esperanza Aguirre tuvo unas palabras entrañables para el artista: "Era una persona culta, se ha ido el más grande y es una pérdida increíble". Todo está listo para que el entierro se produzca en su Granada natal, según palabras del alcalde de la ciudad andaluza.
Por la capilla ardiente desfilaron infinidad de caras conocidas, desde Bibiana Fernández y Pitingo a Paco de Lucía y los hermanos Ketama, Juan y Antonio.
Con la desaparición de Enrique Morente, el mundo del flamenco se queda huérfano. Ahora solo queda esperar el resultado de la autopsia. Mal asunto.