Parece que el tiempo no ha pasado desde aquel 23 de enero de 1995, en el que las alimañas de ETA consumaron lo que venían buscando desde hace tiempo, acabar con la vida de su más férreo oponente, su más encarnizado rival, su enemigo público número uno. Y es que los terroristas pretendían con sus balas no solo terminar con la vida de Gregorio Ordoñez, sino que además buscaban sepultar las ideas que defendía sin miedo, sin tapujos, con pasión, lo que hacía que convenciese cada vez a más vascos, y eso a ETA le daba miedo. Paradójico que los pistoleros temiesen a un hombre que les combatía con la palabra. Un hombre que no tenía miedo a sus balas, sus bombas, sus amenazas, sus chantajes. Un hombre íntegro, valiente e inmune a su violencia terrorista.
Esa lucha desigual, la de un hombre con la palabra frente a unas alimañas armadas, algunos pensaron que aquel fatídico día llegó a su fin, con el asesinato de Gregorio, pero la realidad es que ETA fracasó estrepitosamente en su objetivo, ya que las palabras de Gregorio, las ideas que defendía siguen perviviendo hoy en día. Sigue siendo su figura de político valiente y persona ejemplar un referente para nuestra democracia, y el valor que Gregorio puso en su vida logró que muchos miles de vascos y millones de españoles lo tomásemos como ejemplo para derrotar a la sinrazón terrorista perdiendo ese miedo del que ETA siempre se sirvió y se sirve aun hoy en día para tratar de imponer su proyecto totalitario y secesionista, acallando a quienes no lo secundan.
Y es que Gregorio no solo defendía la vida y la libertad de todos, no solo defendía la pervivencia de la democracia en sí misma, además combatía la raíz que engendra la violencia, el proyecto totalitario y secesionista que alimenta al mundo radical. Todo ello, con unos medios y unas formas basadas en un mensaje claro y directo, en la cercanía al ciudadano y en el esfuerzo y el trabajo constantes, lo que le hacía ganar el aprecio incluso de sus rivales políticos, que aun pensando muy diferente reconocían en él a un magnifico aliado, a un socio fiable o a un oponente tenaz, noble y de palabra.
Todos le apreciaban, todos menos los cobardes terroristas de ETA y de HB, sabedores de que Gregorio tenía las claves para su derrota, el valor para plantarles cara y la firmeza democrática para no flaquear ante su chantaje perpetuo. Por eso hoy en día son más vigentes y necesarios que nunca sus actitudes y planteamientos, frente a los que ETA fracasó y fracasará estrepitosamente, ya que jamás logrará acabar con ellos. Somos muchos los que –como yo, que me considero un humilde discípulo de un maestro al que ETA privó de la posibilidad de conocer en persona– estamos dispuestos a recoger su testigo y continuar por el camino que nos marcó, y del que jamás nos vamos a desviar. El camino de la firmeza democrática frente a los violentos, el camino de la unidad entre todos los españoles, el camino de la libertad y la igualdad de todos los ciudadanos, el camino del trabajo, el esfuerzo y la perseverancia, el camino de la honradez y la integridad, el camino que necesitan hoy más que nunca España y los españoles, y que es el camino del legado de Gregorio Ordoñez, un vasco y español valiente que siempre vivirá en nuestros corazones.
Carlos García, concejal del PP en Elorrio.