Hace unos días, algunos usuarios del Kindle descubrieron que no eran del todo dueños de los libros que habían comprado. Amazon, fabricante del aparato, borró copias de Animal Farm y 1984 (nótese la ironía) porque no tenían una licencia adecuada. A pesar de que devolvió el importe de los libros borrados y se disculpó por el error, el daño que se ha hecho a sí misma y a las ventas del Kindle es enorme. Muchos usuarios optarán por un equipo en el que el fabricante no se reserve el derecho de entrar por la puerta de atrás, sin permiso, y borrar cualquier cosa que crea conveniente.
Por su parte, Apple ha rechazado la aplicación Google Voice para el iPhone. Google Voice es un servicio muy interesante, de momento disponible sólo en Estados Unidos, que permite hacer cosas realmente innovadoras con el teléfono: desde transcribir los mensajes de voz y leerlos por email a redirigir las llamadas a teléfonos distintos en función del llamante. La cuestión es que Google Voice funciona como un operador de telefonía, ofreciendo un número propio, con lo que entra en conflicto con ATT, el operador que tiene la exclusiva del iPhone en Estados Unidos. Así que Apple ha atendido a su socio y ha despreciado a sus usuarios, con lo que Google Voice se suma a una larga lista de aplicaciones vetadas en Apple Store por cuestiones más o menos discutibles.
Apple tiene la llave de lo que se vende en su tienda, no es el usuario quien tiene la última decisión sobre lo que puede y no puede instalar. Pero como en el caso de Amazon, llega un momento en el que el usuario puede decidir que se ha traspasado un límite que no está dispuesto a tolerar. El influyente Michael Arrington, de TechCrunch, ha decidido que puestos a elegir entre su teléfono preferido (el iPhone) y una aplicación que para él es esencial (Google Voice), optará por la empresa que no le obligue a hacer lo que no quiere.
Amazon o Apple intentan aprovechar al máximo una situación en la que son líderes del mercado y pueden permitirse actuar como tiranos con sus clientes. Pero las tiranías acaban cayendo. Y es posible que cuando se vean obligados a abrir sus dispositivos y dejen libertad a sus clientes para usarlos como mejor les parezca, descubran que ya no es posible recuperar el favor de esos usuarios a los que una vez maltrataron.
Borja Prieto
Tiranos tecnológicos
Amazon o Apple intentan aprovechar al máximo una situación en la que son líderes del mercado y pueden permitirse actuar como tiranos con sus clientes. Pero las tiranías acaban cayendo.
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