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Borja Prieto

La guerra ha terminado

El objetivo de Explorer 7 es igualar la funcionalidad más llamativa de Firefox, como las pestañas o las extensiones. Pero para Microsoft luchar en este terreno será equivalente a lo que fue hacerlo en el invierno ruso para Hitler.

Todavía quedan batallas por librar, pero la Segunda Gran Guerra de los Navegadores ha terminado. Ya hay un ganador, aunque el enemigo se empeñe en seguir dedicando sus recursos a sostener un combate que ya ha perdido.

Los aliados celebraron el 8 de Mayo de 1945 como el día de la Victoria, pero la guerra ya estaba resuelta antes. Al menos desde el desembarco de Normandía, aunque hay quien afirma que el resultado de la Segunda Guerra Mundial se decidió en Stalingrado. En ese momento pocos lo sabían, pero después de Normandía ya lo único que podía hacer Alemania era decidir quién ganaba más terreno, si la URSS o los occidentales.

La Primera Guerra de los Navegadores, la que enfrentó a Microsoft y Netscape, acabó casi antes de empezar: el 24 de Agosto de 1995, cuando Microsoft lanzó Windows 95 y con él la primera versión de Explorer. A la compañía de Redmond le costó tres años terminar con Netscape (acabó vendida a AOL) pero el arma que le dio la ventaja decisiva ya estaba ahí: la integración del navegador con el sistema operativo.

La Segunda Gran Guerra de los Navegadores terminó hace un par de semanas, con el lanzamiento el día 28 de octubre de Explorer 7 y el día 24 de Firefox 2. Microsoft tiene todavía una parte muy importante de cuota de mercado, como Netscape la tenía en 1995, pero ya ha sido derrotada.

¿Razones? De entrada, el propio lanzamiento de Explorer 7. En 2003, Microsoft afirmaba que probablemente la versión 6 sería la última versión instalable, la última que no fuera parte integral del sistema operativo. Si ha lanzado Explorer 7 es porque no podía permitirse el lujo de perder a todos los usuarios que no estuvieran dispuestos a actualizarse a Vista de inmediato.

En cuanto a la versión en sí, el objetivo de Explorer 7 es igualar la funcionalidad más llamativa de Firefox, como las pestañas o las extensiones. Pero para Microsoft luchar en este terreno será equivalente a lo que fue hacerlo en el invierno ruso para Hitler. Este es el campo de batalla en el que un producto libre se mueve como pez en el agua y el producto corporativo acaba empantanado. Firefox ya está preparando la versión 3, que lanzará dentro de un año; Microsoft ha tardado nada menos que cinco años en actualizar Explorer. Firefox cuenta con más de 2.000 extensiones gratuitas; Explorer ha conseguido más de 400, pero la mitad son de pago.

¿Qué arma le queda a Microsoft? ¿La ventaja de ofrecer Explorer "de serie" con su sistema operativo? En 1996, conseguir e instalar Netscape era una tarea que requería esfuerzo. Hoy descargar e instalar Firefox es cuestión de un par de minutos y un par de clicks. Y no parece muy probable que Vista se acerque al éxito de Windows 95 en cuanto a nuevos equipos o sustitución de sistemas operativos en equipos existentes, así que Microsoft tendrá que confiar en que sus usuarios sean fieles e instalen Explorer 7. El problema es que cuesta lo mismo elegir Firefox, y cada vez más usuarios conocemos las ventajas del zorro de fuego.

La Segunda Gran Guerra de los Navegadores continuará y veremos batallas como la de octubre de este año. Pero como le sucedió a Netscape en 1995 o a Hitler en 1943, Microsoft ya ha perdido.

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