Las herramientas de Internet han cambiado por completo las relaciones de poder de la información. Hasta los años setenta del siglo pasado, cinco grandes agencias internacionales de información controlaban buena parte de la información en el mundo, y unos medios de distribución regionales de prensa, radio y televisión -sólo al alcance del poder económico y político, por sus grandes costes-, hacían lo propio en los Estados.
Hoy, sin embargo, Internet ha puesto al alcance de cualquiera acceder y distribuir información casi de forma ilimitada. El poder ha perdido el control. Unas nuevas relaciones democráticas se han abierto con posibilidades insospechadas. Buenas y malas.
Pero no les voy a hablar de ese apasionante presente y futuro de las posibilidades democráticas de la información, sino de una de sus consecuencias en la realidad cotidiana. Un simple vídeo subido a You Tube por una enfermera catalana denunciando el despilfarro, la opacidad y la corrupción en la sanidad pública de Cataluña pone en un brete al presidente de la Generalitat, Artur Mas. Supongo que no es su intención, porque en nada se refiere a ello, pero la sombra que proyecta esta denuncia tan bien argumentada como sensata en exponer los problemas reales de la gente, desmonta el sonsonete nacionalista de "España nos roba" para revelar la realidad de que es el Gobierno de la Generalitat quien lo hace. Las cortinas de humo patrióticas son constantes, la última esa que expuso el presidente de la Generalitat de Cataluña el martes pasado en el parlamento regional para rechazar devoluciones de competencias al Estado con el fin de optimizar recursos. El resto de Comunidades podrían hacerlo porque "son cosas artificiales", Cataluña no, porque "es natural". Es una manera obscena de convertir el derecho a la diferencia en diferencia de derechos.
Es sangrante la bazofia diaria que la prensa, radio y televisión nacionalistas vomita contra España a propósito de los recortes de los presupuestos del Estado responsabilizando al Gobierno de la nación de la quiebra económica de Cataluña como si las decisiones y responsabilidades del gobierno de CiU no existiesen. Una infancia perpetua les exime de responsabilidades en cada uno de los atropellos económicos, culturales y lingüísticos que llevan a cabo a diario. Importa poco que los Millet, los Prenafetas, los Pascual Estivil, los Planasdemunt, los Macià Alabreda, los de la Rosa, los Filesa, los Petroria y todos los casos "Banca Catalana" archivados por prescripción... sean cada uno de ellos pilares fundamentales del catalanismo, y a la vez responsables durante años del despilfarro y la corrupción en Cataluña. Nadie es responsable en Cataluña, todo es culpa de Madrid. ¡El invento del siglo!
Pues bien, vean este vídeo titulado "El mayor robo de la historia de Cataluña" que nos demuestra hasta qué punto la propaganda del régimen nacionalista ha infectado a la sociedad catalana, hasta convertir en excepcional un simple vídeo de una humilde enfermera catalana. Importa poco la ideología de la señora, importa menos a qué partidos pudiera beneficiar, si es que beneficia a alguno, lo que importa de este vídeo es que su sensatez muestra de forma sangrante los problemas reales de la sanidad pública catalana sin enmascararlos en patéticas manipulaciones patrióticas. Un comportamiento ético/político válido para cualquier sociedad que se precie de ser democrática y actuar en consecuencia.
Aplíquese el procedimiento a toda España y verán que la denuncia podría alcanzar a la nación entera. El proyecto de Ley para la Transparencia en las administraciones públicas del Gobierno de Rajoy, a la luz de esta denuncia, no podría ser más oportuno. A ver si no se queda en agua de borrajas.