Barcelona, 28 de septiembre de 2008. Con esta frase escuálida y fría terminó Arcadi España la lectura del manifiesto en la plaza Sant Jaume de Barcelona. Con ella se daba término a la manifestación que acabó abarrotando la plaza bajo el lema: "No a la imposición lingüística en nuestras escuelas".
Extraña frialdad para cerrar un acto y varios parlamentos encendidos y tremendos. Extraña frialdad del final del texto frente al crítico manifiesto leído por él y de la pasión mostrada por todos los discursos de las asociaciones cívicas que le precedieron. Extraña, pero no vacía. Esa fecha, 28 de septiembre de 2008, estaba preñada de futuro y libertad. Con ella se cerraba un tiempo de silencio y sumisión al más irracional desvarío que la ingenuidad democrática de una generación de españoles no supo ver a tiempo. Y también con ella se abría el fin de esa sumisión. Hoy es posible que a la mayoría no le diga nada y sin embargo con ella Arcadi lo dijo todo. Somos ciudadanos de un pueblo libre en un Estado de Derecho que no estamos dispuestos a seguir consistiendo que una pandilla de traficantes de sentimientos arruinen nuestros derechos. Los nuestros y los de nuestros hijos.
Lo dijo Gloria Lagos con palabras sencillas: "Arrimaremos el hombro para que este disparate sea solo un mal recuerdo en España. No me importa si un niño ha nacido en Barcelona, en Vitoria, en Mallorca o en Orense. Es un niño. Si él no puede defenderse, nosotros lo haremos en su nombre". Gloria venía de Galicia, representaba a la asociación cívica Galicia bilingüe, una de las veinte y una que se había sumado a la llamada de Ciudadanos y al apoyo del Partido Popular, Unión Progreso y Democracia y Unión Comunista de España.
"Barcelona, 28 de septiembre de 2008" ha costado tres décadas en pronunciarla. Humillaciones e impotencias, infinitas frustraciones acumuladas a lo largo de un tiempo sórdido donde los derechos más elementales se han conculcado en la más absoluta impunidad; miserables estigmas marcados a fuego por una prensa sumisa al poder nacionalista, heridas del alma; ciudadanos indefensos ante el acoso moral de un tiempo histórico donde los verdugos pasaban por víctimas camuflados en el último refugio de los canallas, la nación.
La nación real o inventada, qué más da, nación al fin construida de exclusiones. El reverso sucio de aquella "nación de ciudadanos libres e iguales" que la Ilustración nos abrió a las democracias para acabar con el derecho divino y con todas las expropiaciones que cualquier casta, qué más da, imponen en nombre de un rey, de un iluminado militar o de una lengua propia en peligro de extinción.
Ese tiempo de silencio interior que millones de ciudadanos han gestionado con dignidad o sin ella, ha costado un mundo desenmascararlo. Tres décadas, para ser más exactos. Un puñado de don nadies, con oficios, pero sin beneficios, altruistas, arriesgados, insensatos para muchos, indeseables para casi todos, han escrito con su esfuerzo cada letra de esa fecha: Barcelona, 28 de septiembre de 2008. En ella están inscritas todas las asociaciones cívicas que en el más absoluto desamparo han luchado para llenar un día la plaza de Sant Jaume de ciudadanos corrientes reivindicando uno de los derechos más elementales del ser humano: libertad para trasmitir a sus hijos la lengua que aprendieron de sus padres. No importa cuál. Porque no hay lenguas buenas ni malas. Pero si además es oficial y común a todos los españoles, amparada por la Constitución y conocida por todos, el disparate es si cabe aún más incomprensible.
Y no era fácil. Hemos necesitado tres décadas para atrevernos a pisar la calle, a vencer el miedo: el miedo a ser señalados, excluidos y a estar solos, abandonados al fin por todas las instituciones que habrían de defendernos.
Por eso, 28 de septiembre de 2008 es el fin del acoso y el principio de una rebelión cívica. Nada volverá a ser igual, ni un día más volveremos a consentir que se nos pisoteen nuestros derechos, ni un día más volveremos a vivir con la sensación de estar abandonados a nuestra suerte. A partir de ahora, la falsa cohesión social con que nos chantajean y sobre la que construyen la exclusión de tantos ciudadanos la exigiremos y la convertiremos en el límite de sus abusos.
No puede haber cohesión social sin igualdad de derechos: queremos poder educar a nuestros hijos en la lengua o en las lenguas que, con la libertad garantizada por la Constitución, decidamos. Y quien nos lo impida habrá de enfrentarse al espejo del racismo cultural que tantas veces en la historia se ha impuesto con mil y una disculpas: la raza, la patria, la clase social, el sexo… o la lengua propia.
La impunidad en la que estos hacedores de patrias y exclusiones han impuesto sus privilegios ha terminado. Ya tiene fecha: el 28 de septiembre de 2008. La plaza de Sant Jaume abarrotada de ciudadanos libres, conscientes de sus derechos, lo certifica.
Sé que arriesgo demasiado, pero también arriesgamos el 1 de noviembre de 2006 y llevamos a tres ciudadanos al Parlamento de Cataluña por idéntico empeño. Entonces, la atmósfera nacionalista con la que nos asfixiaban había logrado que a la sociedad catalana le resultara inimaginable. Pero la noche electoral de El Calderón, con las cámaras de TV3 obligadas a gravar lo inadmisible, nos enseñó que nada es imposible si la empresa es justa y hay ciudadanos dispuestos a no aceptar vivir como súbditos.
La manifestación había empezado en la plaza Urquinaona a las 11 de la mañana de un domingo soleado. Banderas plurales, leyendas de libertad, rimas de colores: "Menos nación y más educación", "¿Dónde está?, ¡no se ve!, el PSC"; y siempre "¡Libertad!, ¡libertad!, ¡libertad", que convertían en un callejón de ecos la bella y ancha Vía Layetana. Allí, desde Urquinaona hasta la calle Fernando, gentes corrientes, llenándolo todo, hasta los huecos de los intransigentes que convinieron finalmente en no aparecer. Ni un solo incidente. Una fiesta democrática, una mañana de sol y de paseo hacia la libertad.
A un lado el Ayuntamiento, al otro la Generalitat, un escenario en bilingüe: "No a la imposición lingüística" y un símbolo con la lengua de los Rolling Stones cortada a la mitad. La voz maravillosa del actor Toni Cantó comenzó los parlamentos en una plaza Sant Jaume llena de libertad. Valiente este chico en nación tan dada al ayuste de cuentas. Había declarado:
Como maestro de ceremonias dio paso a varios representantes de las asociaciones cívicas de Cataluña y del resto de España. Con garra y un catalán perfecto, Irene García denunció el acoso moral a que los propios catalana parlantes han sido sometidos en nombre del miedo a perder su cultura y su lengua.Yo saldré a la calle para reivindicar la obviedad. Esa que los nacionalistas niegan. En este país se vulneran derechos fundamentales por asuntos lingüísticos y los ciudadanos deberían tener más libertad a la hora de elegir la educación de sus hijos, algo que me parece fundamental.
Irene acababa de psicoanalizar el alma miserable de quienes han amedrentado y explotado los mejores sentimientos de una ciudadanía dispuesta a defender con sinceridad la lengua catalana. Lo que no dijo Irene, pero nos lo recordó en carne propia la puericultura, Sara Burgos, es que no sólo coaccionan sutilmente. Cuando conviene, utilizan las represalias laborales sin miramientos. Acababa de perder el trabajo por negarse a atender en castellano a los niños que se dirigían a ella en este idioma. Su delito fue haberlo denunciado enEl Mundo.¿Saben cuando me di cuenta de que me había convertido en una madre que se oponía a la inmersión lingüística en nuestras escuelas? El día que alguien supuestamente "bueno" me dijo que sin una inmersión lingüística de nuestros hijos en catalán, nuestra lengua desaparecería. No toler que me amenazan. No era una amenaza directa, sino muy astuta. Si no hacemos "eso", nos pasará “aquello”. ¡Cuidado! "Nos pasará a todos, es decir, a ti también". Si no les imponemos la inmersión, desaparecerá "tu" lengua, "tu" cultura. En definitiva, desaparecerá tu mundo y desaparecerás tú.
El miedo guarda la viña. Francisco Caja, presidente de Convivencia Cívica Catalana, que había llevado al Parlamento de Cataluña la Iniciativa Legislativa Popular en defensa del castellano, lo recordó en su expresión más trágica: el secuestro y tiro a Federico Jiménez Losantos en 1981 por haber firmado el manifiesto "Por la igualdad de derechos lingüísticos en Cataluña". O sea, lo mismo que el 28 de septiembre, pero 27 años antes.
Iñaki Ezkerra fue despiadado en su descripción:
El representante del Círculo Balear dejó claro que la instrumentalización de la lengua ha excedido los límites de Cataluña y el País Vasco: "Hoy hemos demostrado a nuestros gobernantes que la falta de libertad lingüística es un problema nacional".Se llamaba Herodes a un tipo que asesinó a los niños de su reino ante el temor de que uno de ellos pudiera usurparle un día el trono. Ibarretxe y Montilla son lo que podemos llamar "Herodes pedagógicos". Tratan de decapitar intelectualmente a las nuevas generaciones quitándoles el castellano, quitándoles el dominio perfecto de la lengua común, quitándoles las posibilidades de desarrollarse culturalmente para que no haya entre ellos quienes un día puedan relevarles en el poder y traer la libertad al País Vasco y a Cataluña.
La Plataforma de padres por la libertad de elección lingüística del País Vasco lo puso en evidencia a continuación: "Soy una madre de un niño de 8 años. Vivo en Vitoria donde el 95 por ciento de sus habitantes son castellanohablantes". El resto ya lo conocemos. Comoquiera que los niños castellanohablantes no alcanzan el nivel de euskera que la nación precisa, el Gobierno vasco retirará la subvención a los colegios que no alcancen los niveles de euskaldunización idóneos: "Al Gobierno vasco no le interesa si nuestros hijos adquieren conocimientos científicos, culturales, históricos o artísticos. Únicamente que aprendan y usen euskera".
Cerró las intervenciones cívicas Elvira, la presidenta de la Asociación por la Tolerancia que, junto con la Asociación Cultural Miguel de Cervantes, fueron los primeros movimientos cívicos que se rebelaron contra la limpieza lingüística en Cataluña. Y destacó una de las miles de contradicciones del actual Gobierno de Zapatero:
Ya en tono festivo, Toni Cantó cerró el acto con una anécdota en directo. Abrió su móvil y leyó un mensaje que "una buena amiga nacionalista" le había enviado la noche anterior del acto al enterarse de que había accedido a presentarlo: "Me duele que te manipulen esos cabrones. Ojalá fracase la convocatoria". Y Toni sin inmutarse pidió a la plaza entera que posara en posición de butifarra para enviársela a su amiga. Cosa de actores y de gente sin complejos.Hace unos meses, nuestra ministra de Educación, en una visita a Andorra, alabó su sistema de educación y dijo que los alumnos andorranos tienen "la inmensa suerte de poder elegir entre tres sistemas educativos diferentes" y que era un orgullo para ella que puedan optar por el sistema educativo español en diez centros. Pues bien, señora Cabrera, eso es justamente lo que exigimos para nosotros: que los padres tengan libertad de elegir el sistema educativo que desean para sus hijos y, si así lo deciden, educarlos en castellano.
Lo histórico ya lo he dicho, la fecha: Barcelona, 28 de septiembre de 2008. Su símbolo, la evidencia de que en España, quienes defendemos una nación de ciudadanos libres e iguales en deberes y derechos y consideramos a la lengua común de todos los españoles un patrimonio constitucional, hemos demostrado que juntos tenemos más fuerza que separados.