Las normas que rigen las herencias y sucesiones en España constituyen una restricción intolerable de la propiedad privada, y por ende de la libertad. La reforma anti machista anunciada por el Gobierno parece mejorar la situación en un aspecto importante, aunque al hacerse por decreto, y no en aras de la libertad sino de la virtud, corre el peligro de resultar inútil o incluso contraproducente, rayando además la inconstitucionalidad.
Muchos se sentirán aliviados al saber que entre las causas de indignidad sucesoria, una figura legal fantasmal, ya que corresponde al albacea del testador o a sus herederos probar la iniquidad de alguno de ellos, se incluirán el abandono y/o desentendimiento de la suerte de los hijos. Esta circunstancia ya está contemplada en el Código Civil, cuyo artículo 756 dice así:
Son incapaces de suceder por causa de indignidad: 1º Los padres que abandonaren, prostituyeren o corrompieren a sus hijos. 2º El que fuere condenado en juicio por haber atentado contra la vida del testador, de su cónyuge, descendientes o ascendientes. Si el ofensor fuera heredero forzoso, perderá su derecho a la legítima.
Sin embargo, apenas se usa, o al menos eso me contó mi profesor de Derecho Civil, el siempre honorable Francisco Rico-Pérez (ya ve usted que años después todavía me acuerdo). Tampoco es nueva la iniciativa del Gobierno de privar de su herencia a quien asesina a su cónyuge, así que no cabe acusar de machista a Manuel Alonso Martínez, al menos en este punto. A decir verdad, resulta sorprendente que los de ZP presenten como gran novedad feminista una norma en vigor desde 1889. El problema reside, como casi siempre, en el Estado y en su afán de regular cada aspecto de nuestra vida aunque ya no estemos para sufrirlo.
En este caso la opresión está representada por "la legítima", esa parte de los bienes de uno que han de ser transmitidos a cónyuge, padres, hijos y demás "herederos forzosos" según el estado civil del finado. Resulta que el punto 2 del artículo 756 del Código Civil podría ser inconstitucional, pues una vez desaparecidos los antecedentes penales del asesino o maltratador nada le puede impedir acceder a la legítima de su legítima.
¿Por qué no permitir que cada cual teste a favor de quien le dé gana con las únicas restricciones del interés de los menores de edad y del acuerdo prematrimonial o de convivencia que uno haya firmado con su pareja? No es sesentayochismo barato, sino sentido común. En los países anglosajones, ni a la extrema izquierda ni a los sectores teoconservadores más reaccionarios se les ocurre proponer la limitación de la libertad testamentaria. Espero que no me salga algún panoli diciendo que la normativa española es favorable a la familia o que la legítima ejemplifica la función social de la propiedad privada. Por algo será que España es uno de los países del mundo con el mayor índice de litigios hereditarios, digo yo. Si eso es apoyar a la familia o redistribuir la renta, que vengan Dios y Marx y lo vean.
Los aragoneses, sabios a fuer de tozudos, tienen un dicho, "odiarse como hermanos [enfrentados por una herencia]", que lo dice todo. Por otra parte, en Navarra, una de cuyas viejas leyes –que no Leyes Viejas– permite cierta libertad testamentaria, los conflictos por herencias son menores que en el resto del país. Tampoco parece que allí padres e hijos se traten peor que en otras regiones. En realidad ocurre justo lo contrario.
Con ocasión de la legalización de las uniones entre dos personas del mismo sexo, España perdió una oportunidad de oro para llevar a cabo una reforma en profundidad de los derechos sucesorio y de familia que arrojase al Estado fuera de nuestras vidas (y muertes) y nos hiciera libres y responsables de las decisiones que tomásemos respecto a nuestros cuerpos, almas y bienes. Me temo que este nuevo parche socialista vuelva a dejar las cosas a medias. El matrimonio gay y lesbiano sólo amplió la libertad de algunos. La indignidad hereditaria machista aumentará la responsabilidad de unos y restringirá la libertad de todos. Por ti, por tus hijos, por España, ¡abolición de la legítima hereditaria ya!