Estimada Sra. Quiroga,
Escuché sus explicaciones sobre la polémica surgida en relación a la moción presentada por su grupo parlamentario el pasado lunes en el Parlamento Vasco y no me ha quedado otra opción que sentarme y escribirle estas líneas. En nombre propio, pero también en nombre de los más de 4.500 asociados que represento como presidenta de la AVT.
Se justifica diciendo que se han tergiversado y malinterpretado intencionadamente sus palabras, pero en dicha moción no se habla en ningún momento ni de violencia terrorista ni de la exigencia de su condena. El texto desprende una ambigüedad intencionada que pretende contentar tanto a unos como a otros y a las víctimas, en la defensa de nuestros derechos, no nos valen las medias tintas. No se puede pretender contentar a las víctimas y a la vez ceder a los postulados de aquellos que siguen sin condenar la violencia de ETA y que sólo buscan blanquear el pasado de los terroristas recurriendo a equiparaciones entre víctimas e inventando un conflicto que no fue tal.
Sra. Quiroga, cuando habla claro, como lo hizo al dar explicaciones, la entiendo perfectamente. Y créame que también la entiendo cuando, más allá de reconocer su error, decide recurrir a comentarios fáciles para justificar su actuación y arremeter contra mi persona como presidenta de la asociación mayoritaria de víctimas del terrorismo. No obstante, y aunque, como le digo, la entiendo, me gustaría hacerle algún comentario a sus palabras, de las que se desprenden algunas acusaciones que me parecen de extrema gravedad y por lo que espero sinceramente que rectifique.
No encontrará ninguna declaración mía, ni de la asociación que tengo el honor de presidir, diciendo que estoy de acuerdo con que el presidente Urkullu realice homenajes a las víctimas del terrorismo junto con víctimas de otras violencias. Todo lo contrario. Desde el principio hemos mostrado públicamente nuestro rechazo al Plan de Paz y Convivencia, al que hemos realizado múltiples alegaciones, y hemos sido muy críticos con Urkullu precisamente por esa iniciativa suya, presentada junto con representantes de Bildu, de realizar homenajes conjuntos a las víctimas de vulneración de derechos humanos.
En sus palabras también hay una crítica explícita a las declaraciones que realicé sobre el discurso de Urkullu en el homenaje realizado a las víctimas el pasado mes de junio. Simplemente le diré que entre Urkullu y usted hay una diferencia: del PNV nunca hemos esperado nada, de ahí que valorara positivamente sus palabras, aunque dejando bien claro que de nada servían si no venían acompañadas de hechos concretos. De usted, y del partido que representa, las víctimas del terrorismo esperábamos protección y respaldo en nuestras reivindicaciones de Memoria, Verdad, Dignidad y Justicia. Por desgracia, en esta legislatura, no hemos encontrado ni una cosa ni la otra.
Sobre su mención a mi presencia hace unos días, junto a Jonan Fernández, en un homenaje que se realizaba a tres funcionarios de prisiones, ningún comentario merece, ya que, como bien dice, se trataba de un homenaje a tres víctimas del terrorismo, de ahí mi presencia en el mismo para acompañar a las familias, como tantas veces he hecho. Le recuerdo que en dicho homenaje se encontraban igualmente representantes del Ministerio del Interior y de todos los partidos políticos, incluida usted misma.
No voy a entrar a valorar su acusación de aplaudir que Urkullu proponga hacer "el mismo homenaje a Miguel Ángel Blanco y a quien le estaba sujetando cuando le estaban metiendo un tiro", porque me parece de una bajeza y una gravedad extremas, pero sí le diré que me preocupa comprobar que, cuando las víctimas comulgamos con los postulados que defienden, todo son alabanzas y reconocimientos, mientras que cuando tenemos la desfachatez de alzar la voz y opinar sobre sus más que discutibles decisiones en materias que nos afectan directamente, recurren al ataque, al desprecio, al aislamiento y al silenciamiento.
Como le dije a Urkullu, las grandes palabras y los discursos elaborados están muy bien, pero el apoyo y la defensa de las víctimas del terrorismo se demuestran todos los días y no solo acudiendo a actos y a homenajes, sino también en las decisiones políticas que se adoptan, en las mociones que se presentan y en las declaraciones públicas que se realizan.
Para terminar esta carta, me gustaría dirigirme a ti de madre a madre. Te conozco personalmente, Arantza, hemos coincidido en varias ocasiones, me he reunido contigo y considero que entre ambas existía una buena relación. Tu cargo es un logro en tu carrera política; el mío solo es la consecuencia de que mi hija Miryam muriera asesinada el once de marzo de 2004. Espero que entiendas que yo, como presidenta de la AVT y como víctima, jamás haga una cesión ante los terroristas. Espero que respetes nuestro enfado cuando vemos que quienes nos deberían representar en la esfera política empiezan a utilizar un lenguaje ambiguo propio de quien quiere contentar a unos y a otros. O se está al lado de las víctimas o no se está. Y creo que todo cargo político lleva aparejado el aceptar las críticas sin arremeter contra los que hemos puesto todo, incluso la vida de nuestros seres queridos y, sin embargo, seguimos luchando. Te garantizo que todo aquel que pretenda legitimar, de una manera u otra, la violencia terrorista y blanquear a los terroristas me tendrá enfrente.
Ángeles Pedraza, presidenta de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT).