El ejercicio de imaginación no puede ser más irreal, pero por eso mismo puedo dar pistas de lo que muchos pensamos. Si fuera un catalán secesionista –Jordi o Montse– no me apoyaría en la lengua propia de los catalanes para separarme de España. Primero, porque lo propio de Cataluña es que sus habitantes hablen dos lenguas: catalán y castellano. Es más, argüiría que ese dominio supera al de muchos españoles que solo hablan castellano. Segundo, porque hay una veintena de países en América que se expresan mayormente en castellano (con ligeras variantes fonéticas) y sin embargo llevan más de dos siglos de independencia. ¿Por qué no ha de haber otro más ahora, sin guerras, por acuerdo amistoso? No hacen falta elecciones plebiscitarias, una institución no democrática. El idioma castellano es un activo valioso para Cataluña. Sería tonto desperdiciarlo.
Si yo fuera Jordi (o Montse) me apresuraría a decir que Cataluña forma parte de España, como Colombia es parte de América. Lo cual no quita para que sea independiente.
Si yo fuera Montse (o Jordi) arremetería inmisericorde contra los catalanes que se han valido del nacionalismo simplemente para mandar, medrar y entrar a saco en los dineros públicos. Son unas pocas familias, pero han hecho mucho mal a la causa de la independencia catalana.
Si yo fuera Jordi (o Montse) apoyaría una especie de federación ibérica con tres capitales: Lisboa, Madrid y Barcelona. Un primer paso sería fomentar la enseñanza del portugués en Cataluña y en España. Por lo mismo, en Portugal tendrían que desarrollar el aprendizaje del castellano y el catalán. Total, son tres lenguas romances muy parecidas. Otro día hablamos del gallego y del vascuence. Algunos portugueses querrían fomentar el mirandés, pero eso sería solo para especialistas.
Si yo fuera Monse (o Jordi) procuraría que mi actividad profesional se desarrollara en Barcelona, Madrid y Lisboa, entre otros lugares. El eje de las tres ciudades podría llegar a ser uno de los más potentes del mundo, no solo del futbolístico. El iberismo atrajo en su día a algunos intelectuales portugueses y catalanes; menos a los madrileños.
Si yo fuera Jordi (o Montse) procuraría que mis hijos estudiaran en Barcelona, Madrid y Lisboa, además de otras ciudades.
Si yo fuera Montse (o Jordi) presionaría para que se construyera inmediatamente el AVE Lisboa-Madrid. A lo mejor tendríamos que llamarlo AVI (Alta Velocidad Ibérica).
Lo malo es que no soy Jordi ni Montse; pero por imaginar que no quede. Es de las pocas cosas gratis que tenemos.