SCP (Zaragoza) considera que el emblema del lictor, símbolo de autoridad entre los romanos, se añadió a la Guardia Civil como un derivado de los fascios de Mussolini. Añado que los lictores, entre los romanos, eran los funcionarios de Justicia que procedían en las ceremonias a los cónsules y otras dignidades. Llevaban al hombro los fasces, esto es, un hacha que se armaba con un haz de mimbres bien atadas. El apretado haz simbolizaba la estricta justicia; cada uno de los mimbres o varitas indicaba lo flexible que era la equidad. El hacha representaba la pena capital. Parece que el símbolo de los fasces, que efectivamente dio nombre al fascismo de Mussolini, procede de la cultura etrusca. El símbolo de los fasces se utilizó también en la Revolución Francesa. No me parece mal que la Guardia Civil ostente ese símbolo de la Justicia romana, sobre todo si se distingue la estricta justicia de la equidad. Recuerdo que alguna vez dejé caer esa idea en una conversación con un juez de la Audiencia Nacional. El hombre no pareció entender de qué le estaba yo hablando.
Jesús Lainz (Santander), que todo lo sabe, comenta el dato de los ministros de Interior y Defensa, quienes rehusaron dar el pésame a la madre de un joven guardia civil asesinado por la ETA en Mallorca. La razón fue que la señora se opuso a que los ministros fueran acompañados de cámaras y periodistas, como ellos pretendían. Excelente lección de dignidad la de la señora.
José Mª Navia-Osorio se maravilla de que el PNV, "un partido ultraconservador de derechas", apoye la nueva ley del aborto, "aunque también sorprende que comprenda a los asesinos de ETA". Concluye, resignado, el de Oviedo: "posiblemente todo sea fruto de la degradación moral de España". Ahí queda eso. Añado que el PNV ya no es un partido de derechas. Se parece más a un partido de izquierdas (aunque lleve indirectamente el nombre de Dios en sus siglas). Lo que pretende es la independencia de Euskadi y ese fin subordina cualquier ideología. Si se consiguiera esa independencia, el resultado habría sido por mediación del crimen.
Luis Lebredo (Rednalnds, California, Estados Unidos) suscribe la idea de que el problema de la energía se resolvería si dedicáramos más esfuerzos a la consecución de la energía de fusión. Tal empeño costaría menos que ir a la Luna o fomentar los "molinillos" y los paneles solares. Estoy de acuerdo.
Agustín Fuentes comenta un pequeño suceso administrativo que ejemplifica muy bien el significado de lo que se llama Estado de las autonomías. Recibe don Agustín el nuevo Documento Nacional de Identidad que le envía el Ministerio del Interior, a través de la Dirección General de Tráfico y de la Jefatura Provincial a Tráfico de Valencia. El envío incluye una nota explicativa redactada, primero, en catalán, y luego, como si fuera una traducción, en español. En cambio, las multas de tráfico vienen solo en español. El asunto resulta chusco si no fuera tan grave.
Don Agustín recorta esta reseña periodística sobre las andanzas del presidente Montilla: "Montilla indicó que la Generalidad 'se compromete y compromete a todos como país' a ubicar la cultura en el centro de la nueva economía, como 'piedra esencial' que es, y vio necesario participar en redes de distribución global, tener liderazgo en los foros que marcan las tendencias y tener las capacidades de atraer capitales y exportar creatividad para ser abanderados de esa economía del conocimiento". Don Agustín está casi seguro de que la frase no puede ser de Montilla, por la acumulación de "lugares comunes, tópicos y terminillos de palabrería floja". Suscribo la sospecha, pero los "negros" que hacen los discursos saben lo que tienen que decir sus amos para mantenerse en el poder. En eso Montilla es un sabio.