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Amando de Miguel

La riqueza del habla popular

La madre de don Antonio, para describir la conducta de un borrachín, concluía: "Ese terminará echando vivas a la República". Es lástima que se pierdan tales voces y expresiones desdeñosas por mor, quizás, de la llamada corrección política

Aldo P. (Lima, Perú) está de acuerdo en criticar el lenguaje engolado y el de resistirse a usar el masculino genérico para incluir también a las mujeres. Su opinión es que esas manías solo son cojudeces, algo así como chorradas, dice don Aldo. En efecto, se trata de nimiedades, insignificancias, o, como se dice vulgarmente, cogérsela con papel de fumar. Comprendo que las expresiones en cursiva se asocian con el tabú sexual, pero así es. En la América andina un cojudo es un tonto, un bobo, lo que en Cataluña es un ximple y en toda España un chorra. No debe confundirse cojudo (calificativo desdeñoso) con cojonudo, aunque en Buenos Aires podrían ser equivalentes. Pero cojonudo (por muy machista que pueda ser) suele ser encomiástico: "estupendo, magnífico, excelente", dice el DRAE.

Maribel Torbeck recoge la palabra chuscada para calificar el toque de buen humor que dan algunos libertarios a sus intervenciones. Está en el DRAE, como la cualidad de un dicho o hecho con gracia donaire y picardía. En la zona del Mar Menor de Murcia, doña Maribel ha registrado una estupenda voz para calificar al pelmazo o pesado: "cansa alma". Se podría decir: "cansalmas".

Jaime Lerner (Tel Aviv, Israel) recuerda que su madre, criolla argentina, "cuando planchaba una prenda y se quemaba un poquitín en la superficie o se tostaba superficialmente con la plancha, decía que se había chamuscado". El remedio de tal desaguisado era frotar la tela con agua oxigenada. Entiendo que el verbo chamuscar (= quemarse un poco de manera superficial) es de uso corriente en España. También se dice socarrar. No estaría mal que, en el caso de algunos incendios o explosiones, los periodistas recurrieran a esos verbos, en lugar de calcinar (= abrasar por completo), cuando la quema del algunos objetos haya sido sólo parcial o superficial. Pero, ya se sabe, los periodistas contribuyen a realzar los desastres para conseguir que así sean más noticiosos. Esa acción resulta favorecida por las autoridades de la zona siniestrada, pues así es más fácil percibir después las oportunas ayudas y subvenciones.

Ismael Medina anota que en Mancha Real (Jaén) existe la tradición del mónito. Consiste en el aviso que va dando el hermano mayor de la cofradía del Santo Cristo a todos los miembros, uno por uno, para que se despierten y acudan a la ceremonia religiosa. El aviso se acompaña de una invitación a pastas y aguardiente por parte del avisado. Don Ismael entiende que eso del mónito procede del latín mónitus (= aviso, advertencia), pero es una voz que no se encuentra en los diccionarios. Confirmo esa ausencia, lo que prueba, una vez más, que los diccionarios no recogen toda la realidad, Por lo menos tenemos monitor, en el sentido de "instructor personal", tal como lo tenían los romanos. No está mal su extensión al artefacto que registra las imágenes de lo que se va filmando o grabando como ayuda de los realizadores de cine o televisión.

Antoni Izquierdo recuerda que su abuelo, que había servido en el guerra de Cuba, "cuando hacíamos una trastada nos llamaba indígenas". A veces el tratamiento afrentoso era méndigos, un poco más suave. La madre de don Antonio, para describir la conducta de un borrachín, concluía: "Ese terminará echando vivas a la República". Es lástima que se pierdan tales voces y expresiones desdeñosas por mor, quizás, de la llamada corrección política. Añado que en México se ha conservado muy bien esa acepción de méndigo, aplicado a una persona malévola, cicatera, a diferencia de la que simplemente pide limosna y es un mendigo. En Castilla una mendiguez es una cosa insignificante o de poco valor. Sospecho que todas esas voces proceden del latín menda que equivale a "tacha, deformidad, falta de algún miembro". Quizá se asociaba el mendigo con una persona sin recursos y aquejada de alguna tacha corporal. Es de suponer que mendaz (= mentiroso) sea un pariente de la misma familia, pues el pobre tiene que exagerar sus deficiencias para inspirar lástima.

La correspondencia con los libertarios (a salvo de algunos exabruptos y regüeldos) suele ser amable y compasiva. Véase este ejemplo de José Quevedo a propósito de la lengua asturiana: "Como siempre, es un placer y un consuelo leer su sección en Libertad Digital. Veo, también con satisfacción, que existen personas que utilizan el sentido común y con los que me siento identificado. Soy asturiano, como el señor Nava Osorio, y coincido plenamente con su opinión sobre el asturiano. Comuníquele, si es posible, que aunque el pesimismo me embarga, sus ideas y opiniones sobre ese tema, son compartidas por muchas personas. Y digo pesimismo, porque creo que es una batalla perdida ante tanta demagogia y tantos intereses".

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