No hay por qué escandalizarse de que los hispanoparlantes empleemos ciertas voces exclusivas de una zona o localidad. Eso es una gran riqueza, siempre que nos entendamos.
Alonso Eloy recuerda un curioso término, oído en su pueblo de nación en la comarca de Pinares de Burgos. Es el adverbio "autimadamente" (= algo que no auguraba del todo bien, pero que termina de modo satisfactorio). Ya es finura. Nunca me he encontrado con ese palabro, pero es una idea que merece expresarse.
Timoteo Giménez me plantea el significado de dos palabras que supongo arcaicas: "poya" y "repoya". En el Diccionario de César Hernández Alonso, "poya" es una especie de plancha para desmenuzar la simiente del lino, o también la piedra que se coloca ante de la fachada de una casa para sentarse. Es claro que procede de "podium". De "repoya" no dice nada. En el Diccionario de Elvira Muñoz, "poya" es el derecho que se obtiene del horno común. "Repoyar" es tanto como repudiar o rechazar.
Jesús Ruiz Alonso ha pasado unos días en un pueblo de Soria; se ha encontrado con la palabra "morendal", algo referido a la molienda de los granos de cereales. Don Jesús quiere que le aclare el significado de esa palabra. Pobre de mí. Solo se me ocurre que quizá sea "morenal", pues "morena" es el montón de haces o gavillas que quedan en el rastrojo.
Alfonso Blanco Rivas me proporciona algunos cubanismos muy salerosos. Por ejemplo, "fotingo" (= coche popular). Se deriva del automóvil Ford T, cuyo anuncio decía foot it and go (= pisar y arrancar). O también "guajiro" (= campesino), que es la corrupción de war hero (= héroe de guerra), dicho por los norteamericanos respecto de los independentistas cubanos.
Javier Vicuña Ruiz (San Sebastián) opina que lo de "alferecía" es una bella y sonora palabra, pero hay otras de origen igualmente árabe. Así, "alifafe" (=achaque), "alifara" (= merienda o cuchipanda para celebrar algo), "ajonjolí" (= sésamo). Añado "ajilimójili" (= salsa especiada). Hay que estar agradecidos a la herencia árabe de los hispanos.