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Alberto Gómez

De corrumptellae populi

En eso consiste la Corrupción: una metástasis, transversal a los tejidos de las instituciones, que hace que grupos de jueces, policías y políticos trabajen consciente y racionalmente para el crecimiento tumoral de intereses sectarios.

La corrupción no solo consiste en llevárselo crudo. Es grave que un funcionario, un político o un empresario se aparte unos euros saltándose la ley por un tema puntual, pero no deja de ser un asunto venial en comparación con otros, porque el sistema político y la sociedad civil están preparados para depurar ese tipo de corrupción. Pero hay corrupciones peores, mucho peores.

También existe corrupción cuando se obra de forma sectaria a favor de un grupo de interés, sea éste una mafia, una minoría o un partido político. Da lo mismo que se haga por lealtad, poder, dinero o una mezcla de todo, que es lo normal. Cuando un juez o un policía o un político se corrompen a título individual por amistad o dinero serán parciales respecto a ciertos asuntos, pero también pueden actuar de acuerdo con lo que se espera de ellos en los demás casos. Pero cuando ha desaparecido toda lealtad a su profesión y al bien común, y la actividad se consagra al servicio de una tercera organización entonces nos estamos deslizando por una pendiente de destrucción difícilmente reversible.

En eso consiste la Corrupción, con mayúsculas: una metástasis, transversal a los tejidos de las instituciones, que hace que grupos de jueces, policías y políticos trabajen consciente y racionalmente no para las funciones que tienen encomendadas sino para el crecimiento tumoral de intereses sectarios.

Estos términos "organicistas"puede que no sean solamente metáforas manidas. Algunos evolucionistas están considerando seriamente la corrupción y el cáncer como dos casos particulares del mismo fenómeno de selección natural a distintos niveles, con sus correspondientes mecanismos de ataque y defensa.

Aparte del sistema legal, una parte fundamental de las defensas de la sociedad contra la corrupción es el respeto a ciertos valores. No es posible que en una sociedad exista un Estado de Derecho con igualdad ante la ley y todas las garantías procesales sin que sus servidores sean leales al bien común, o, llamémoslo de otra forma, sin que tengan un cierto patriotismo. Probablemente serán también imprescindibles unas creencias que eleven, al rango de de absolutos, los fundamentos de toda sociedad: no matarás, no robarás, etc. Así, es lógico que estas dos defensas del cuerpo social sean el blanco preferente de los sectarios.

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