Ante el deterioro de la situación económica, el Partido Socialista está recurriendo a todo tipo de jugadas de distracción. Con las televisiones y parte de la prensa de papel en respiración artificial a base de subvenciones y regalos legislativos, estos medios de comunicación comen literalmente de la mano de ZP y se han convertido en parte orgánica del poder socialista. Ese nuevo Movimiento Nacional, con su prensa pero también con sus televisiones presenta la crisis como si fuera una catástrofe de la naturaleza a la que lo único que se le puede poner es buena cara y sacar el lado costumbrista. Ya escampará. Son medios tan confiados en la lluvia del maná de ZP como los sonrientes parados que aparecen en sus crónicas.
Al mismo tiempo que se presenta la cara más entrañable del paro, se recurre a taparlo con otras atracciones. Bibiana Aído es la ministra-espectáculo que ZP nos preparó en su última remodelación, al mismo tiempo que lleva cabo su programa extremista sobre el aborto y políticas de género. En lugar de que una ideóloga feminista fea y seria, mejor que la cara de ese programa radical sea una joven que a ser posible meta mucho la pata y que de mucho que hablar pero siempre sin dejar de sonreír. Pero eso no es suficiente.
Ahora la cosa está en llegar al otoño con el ambiente caldeado por otros temas que no sean el paro. Porque es vital que la llamada ciudadanía, por la que tanto luchan, realice un aterrizaje suave sin que se entere de que la han despedido. Los ministerios, los platós de las televisiones y los periódicos del régimen preparan el teatro para los estrenos del nuevo curso académico. La situación lo exige; la prueba es que el gobierno ha abierto hasta el grifo informativo de lo que ocurre en Afganistán. Esta semana hemos recibido noticias, quizá por primera vez, de un ataque a una base española en el que la fuente de noticias no han sido rumores o informes de agencias extranjeras. Esto contrasta con los buenos tiempos en los que el viento era el que derribaba y desguazaba los helicópteros Cougar sin dejar rastro y además a los mandos y familiares, tan locuaces en otros casos, les entraba afonía sobrevenida. Afganistán puede ser un elemento estrella de la estrategia de diversión del Movimiento Socialista para la temporada otoño-invierno. Pero hay que llegar con más.
Algunas malas lenguas (no yo, por supuesto, que soy bien pensado) dicen que cuando El País y los socialistas hablaban esta primavera de espionaje entre miembros del PP lo que en realidad ocurría es que quienes espiaban eran ellos. Las vacaciones que el Estado de Derecho se toma en verano han destapado algunas de las típicas jugadas bananeras de los socialistas, no por conocidas menos graves, que forman parte de ese entramado donde lo mediático se funde con el alcantarillado; con los socialistas en verano siempre ocurren cosas. Todo lo que exija sigilo por su dudosa legalidad o moralidad se hace en vacaciones, lejos de la vigilancia de gente molesta que informa o que es quisquillosa con los procedimientos. Dicen las malas lenguas, no yo que soy bien pensado, que las evidencias de espionaje y el exceso en las detenciones del miembros del PP ante los medios por haber "gastado mucho", tan obscenas y graves, han ocurrido porque tanto los escuchas como los abnegados inspectores, fiscales y periodistas se sentían tan a sus anchas que se les fue la mano.