La incultura antisistema triunfa por toda España. Es menester aprovechar que están los socialistas en el poder, dicen sus principales lumbreras, para terminar con la cultura del dinero, el capitalismo y, en fin, de la derecha que es la causante de todos los males del mundo. Movilizarse, movilizarse y movilizarse es la consigna de esta gente con cualquier pretexto. La muerte de un adolescente en Grecia por causa de un disparo de la policía es "razón suficiente" para asaltar en Madrid una comisaría. Una conferencia de un antiguo ministro de Aznar, Piqué, es motivo sobrado para ocupar violentamente ese espacio para exigir la desaparición de la base americana de Guantánamo y, de paso, acabar con el imperio de Estados Unidos que es el demonio de todos los males. Y así suma y sigue...
Ese personal no da para más, pero, no lo duden, en los próximos meses, quizá años, pondrán en jaque la relativa tranquilidad de los espacios públicos comunes de España. Pero, mientras que la "incultura" antisistema, especialmente en sus formas más vandálicas, se manifiesta un día sí y otro también por todas partes y por los motivos más peregrinos y abstractos que uno puede imaginar, los suministradores de la ideología que soportan esas acciones violentas se hacen los despistados. Condenan de boquilla lo que ellos promocionan ideológicamente. Aunque las diferentes formas de ocupación de los ámbitos públicos, sobre todo las presididas por la violencia, nunca se habían ido de España, desde las famosas manifestaciones "pacifistas" del PSOE y sus seguidores contra Aznar y la guerra de Irak, parece que ahora vuelven con renovados bríos, porque el propio presidente de Gobierno, en los últimos cuatro años, ha contribuido de modo decisivo al desarrollo de esa incultura. ¿O es que acaso Zapatero ha dejado de criticar en alguna ocasión el capitalismo de Estados Unidos en general, y al de Bush en particular? ¿Tampoco parece que Zapatero y su gente hayan desaprovechado alguna ocasión para adornarse por sus manifestaciones violentas contra la guerra de Irak?
En los últimos cuatro años, el Gobierno de España por imposición de Zapatero ha estado participando en múltiples foros y conferencias, entre ellas cabe destacar la asistencia de España en calidad de observador a las reuniones de los llamados países no-alineados, que no han cesado ni un instante de fomentar esa "incultura antisistema". De ahí que nadie debería rasgarse las vestiduras, si mantenemos que en España la "incultura antisistema" ha estado fomentada, patrocinada y bien vista por los socialistas y nacionalistas; naturalmente, no cito a los de PP, porque o no se enteran por pura estulticia y cobardía o prefieren perder el tiempo dándole patadas a un burro muerto, por ejemplo, volver a la crítica del "espíritu" de la revuelta de "Mayo-68". Nadie, pues, mire para otro lado ante estos fenómenos violentos, porque aquí los políticos son los primeros responsables de lo que, sin duda alguna, no ha hecho nada más que comenzar.
Porque los tiempos que vienen de vandalismo social, especialmente patrocinado por los antisistemas, serán duros, es menester que analicemos, estudiemos y, sobre todo, critiquemos a quienes están, de modo consciente o inconsciente, fomentando esas formas de protesta violenta. Los medios de comunicación tienen también su parte de responsabilidad. De hecho, pocos son en España los que renuncian a la demagogia "izquierdista" de la revolución en general, y de la revolución comunista en particular. No citaré a los medios afines al Gobierno, casi todos, porque sus páginas son un canto cotidiano a Castro, en Cuba, y a Chávez, en Venezuela. Resulta duro reconocerlo, pero Castro, sí, sí, Castro y sus seguidores siguen siendo "referentes" de revolución e izquierdismo. Son los guías de la "incultura antisistema".
La incultura izquierdista en general, y el icono del Che Guevara en particular, inunda todos los días la prensa, incluida la más seria y crítica con ellos. Valga un ejemplo de esta "incultura"; consulten, queridos lectores,El Mundo, concretamente la edición del miércoles, 10 de diciembre, y fácilmente hallarán dos grandes reportajes que alimentan este progresismo de cartón-piedra del que se nutre los antisistemas.50 años de revoluciónes el título de un largo artículo, en la página 10 de M 2, en el que Milagros Martín-Lunas nos informa sobre la épica revolucionaria cubana, que refleja una exposición fotográfica en la galería EFTI. Tampoco tiene desperdicio el artículo de Alberto Rojas dedicado a mayor gloria del Che Guevara, en el suplementoCampusdeEl Mundodel mismo día 10 de diciembre. Al ver esos dos trabajos, no pude dejar de hacerme la siguiente pregunta: ¿Habrán leído estos dos periodistas el magnífico libro de Fernando Villanueva dedicado a la figura criminal del Che Guevara? Sospecho que si lo hubieran leído no habrían escrito de modo tan apologético.