El presidente del Gobierno ha sacado pecho en Elche y se ha reído, una vez más, de la gente con sentido común. Hay que tener mucho morro, y sobre todo mucho conocimiento del analfabetismo político español, para decir que él no ha cambiado de política económica. Vale. Le da igual decir dos cosas contrarias en una misma alocución. ¡Qué más da! Es cebada para sus clientelas. No frunza el ceño, amigo, y no se crea las encuestas que dan ganador a Rajoy. Las encuestas son sólo encuestas. Lo decisivo es que Zapatero sigue en el poder, incluso ya habla del futuro de España. Ha destrozado casi todas las líneas de continuidad, sí, todas las tradiciones que nos permitían seguir hablando de la nación española a gentes de ideologías diferentes, pero ahora se permite chulearnos hablándonos del futuro de España.
Por favor, piedad, no habrá futuro como no hay presente con personajes de esta calaña moral. Zapatero en Elche se ha vuelto a reír de la crisis y de la oposición. Hoy dice una cosa y mañana la contraria, pero el personal le sigue teniendo ley. Sí, hombre, sí, la plebe traga con todo. La morralla en masa seguirá entregándole el voto; también los progres, los tirados de la culturilla subvencionada, los nuevos ricos y los millones y millones de analfabetos que pueblan el solar patrio le seguirán dando el voto a este tipo que ha roto lo poco que quedaba de Constitución y se ha reído de todo lo que no fuera su megalómana manera de concebir la política, o sea, vengarse de quien no opina a su gusto. Terrible y cruel es este revolucionario de León, pero la chusma sigue prendado de él, porque así lo quieren todos los medios de comunicación y, por supuesto, porque el señor de la oposición es un buen hombre.
Ya sé, ya sé que las encuestas a veces no mienten. Vale. Pero, por favor, díganme: ¿Cuántos son los puntos que separan a los socialistas de los peperos? Pocos, muy pocos, desde luego, son las distancias entre unos y otros para lo mal que lo está haciendo el Gobierno. Son tan pocas las diferencias que Zapatero está dispuesto a superarlas en estos dos años, sin duda alguna de infierno y crisis para los españoles decentes, que aún nos queda hasta llegar a las elecciones. Mientras la oposición sea tan blandita como la del PP, los periódicos del régimen tan rastreros con Zapatero como la prensa de partido, y los columnistas conservadores se opongan a que los sindicatos o la madre que los parió le monte un guiri a Zapatero en la calle, todo seguirá igual hasta que quiera el jefe de La Moncloa.
¿Dónde está la sociedad civil? Muerta. Asesinada por los políticos y sus medios de comunicación. Aquí no se mueve ni Dios. Todo es miseria económica y moral, porque la política ha desaparecido. En su lugar se ha instalado la "desconfianza" entre el totalitarismo de la izquierda y la ineptitud de la derechona. Dios nos ayude. Menos mal que nos queda la escritura, la posibilidad de convertir la vida en un relato con más o menos sentido, para que alguien, también con deseos de compartir su vida, la lea en este alejado rincón de un periódico digital. Algo es algo.