Las elecciones del 22-M, sí, han sido muy importantes, pero es obtuso, como mínimo, aislarlas de los últimos sucesos de las concentraciones promovidas por grupos de ciudadanos instalados en la Puerta del Sol y otras plazas de España. Quizá el grupo más numeroso de los del 15-M son antiguos votantes socialistas, y, seguramente, después de una semana de plante, el movimiento social ya esté controlado por dirigentes mayoritariamente izquierdistas. Pero, de momento, todo eso es un asunto menor, porque lo decisivo de esta protesta, con todas sus contradicciones y manipulaciones, sigue en pie: los españoles no somos borregos, la casta política tiene una gran parte de culpa de todos nuestros problemas y, por supuesto, es menester que el espacio público-político no sea devorado por la clase política. Son necesarias reformas importantes en el sistema político. O hay regeneración democrática o esto muere.
Estas elecciones, nos guste o nos disguste, han estado vinculadas a esta protesta, negarlo es estar ciego o, algo peor, sustituir lo real por la ideología, la mentira, que estos mismos "analistas" tratan de ver y, por supuesto, combatir en aquellos que están concentrados en la Puerta del Sol. Basta, por favor, de imbecilidades e ideologías baratas. La movida de Sol ha puesto nervioso a los partidos políticos, incluido el PSOE; más aún, soy de la opinión de que están desbordados en asuntos fundamentales, por mucho que algunos insistan en que la indignación está controlada por la covachuelas del régimen de Zapatero.
Por otro lado, buena parte de los analistas políticos, especialmente los vinculados a los medios de comunicación de la derecha, están fuera de juego, incluso los que juegan a ser los más radicales, esos que, desde hace años, se desgañitan porque la sociedad no se moviliza y el sistema de representación está marchito, ahora, cuando otros que no son de su cuerda lo ponen en evidencia, se asustan y apoyan toda la faramalla sobre la que sustenta la casta política. Esto también es un síntoma del fin de un régimen político que comenzó en la Transición y ya no soporta tanta contradicción.
Por favor, amigos "demócratas", que estáis esperando un carguito para cuando llegue el PP al machito del poder, tened un poco de respeto por lo real. Al menos, por favor, reconocedme que, ayer por la mañana, muchos dirigentes populares estaban perplejos e incluso algunos se quejaban amargamente de no haber sacado el primer día de la concentración un cartelito desde el viejo edificio de Correos que dijera: "Os entendemos". Por Dios, amigos "demócratas" a la espera de que os nombre algo el PP, cómo no voy a vincular las concentraciones de Sol a las elecciones de ayer y, sobre todo, al futuro del sistema político español. Podéis, naturalmente, negarlo. Allá vosotros, pero estáis haciendo algo peor que el ridículo, negáis vuestra propia identidad de analistas políticos.
En fin, si Rajoy, y sus seguidores mediáticos, no se toman en serio la protesta de la Puerta del Sol, puede que su victoria en votos, del 22-M, se torne en comida para hoy y hambre para mañana.