(Libertad Digital) España ha derrotado por quinta vez consecutiva a Lituania -contando amistosos y partidos oficiales-, pero en esta ocasión tuvo que sufrir lo indecible. Aguantó un incesante acoso de los bálticos de esquina a esquina del campo, en ataque y en defensa, pero se alzó con una victoria impresionante, histórica y que honra como deportistas, compañeros y baloncestistas a sus jugadores. Los campeones del mundo se toparon con lo previsto: un rival aguerrido, sin complejos físicos, dispuesto a pasear el músculo -sobre todo, para contener a Pau Gasol- y con una efectividad desde el perímetro demoledora. Se toparon con un hueso muy, muy duro de roer. Tampoco podía ser de otra forma en las semifinales de unos Juegos. También encontraron el rastro de un jugador de bandera como Sarunas Jasikevicius y una calidad colectiva de altos vuelos en todos los efectivos contrarios para aventurarse en el lanzamiento desde cualquier posición.
Ante la ausencia de José Manuel Calderón, lesionado, fue Raúl López quien llevó el mando de la selección española, que ganó la salida por la mano (9-4, m.4). Un plus psicológico frente a un cuadro de letales lanzadores transformados en auténticos forzudos delante del aro, donde la carga física que soportaron los internacionales de la 'eñe' ha debido quedar marcada en algún que otro hematoma sobre los brazos de Pau y compañía. Jasikevicius y Gasol se retaron en la distancia durante el primer cuarto -siete puntos del ala-pívot de los Lakers y seis del ex base del Barcelona-, pero el partido se cocía ya a gran escala. Por un lado, en los constantes cambios y ayudas de España, muy bien manejados por el conjunto que dirige Ramunas Butautas. Los lituanos consiguieron igualar el potencial reboteador de la selección española y, apoyado en la contundencia a la hora de proteger la canasta, emergieron en la contienda para igualar el marcador al final del primer cuarto (21-19). El auténtico cara a cara de la semifinal levantaba el telón entonces.
España repitió el guión del inicio para arrancar en el segundo episodio. Salió con un parcial de 7-1 (28-20), pero la actividad ofensiva de los bálticos cobró una pujanza súbita a través de la muñeca de Rimas Jasaitis, hasta ahora en las filas del Tau Cerámica y que jugará en el DKV Joventut la próxima temporada. Aunque todos los informes tácticos sobre ellos señalan este aspecto, también por medio de Ksystof Lavrinovic. Lituania convirtió cuatro triples entre los minutos 27 y 28. Cinco de los seis de la primera parte dentro del cuarto. El propio Jasaitis subió la primera ventaja de los ex soviéticos al marcador (34-37), y ahí comenzó un rifirrafe sin tregua.
El equipo de Aíto García Reneses acusaba la fiereza defensiva de los lituanos frente a la canasta, más que nada, porque desaprovechó además algún que otro tiro libre y, en ese apartado, Lituania carburaba como una máquina (ocho de nueve en el paréntesis; 16 de 17 al acabar el tercer tramo). El dato que mejores augurios levantaba en el seno de la tropa española procedía del recuento de personales, pues los dos pívots titulares rivales, Lavrinovic y Robertas Javtokas, sumaron tres por cabeza durante el primer tiempo (40-42). Además, el otro pívot, Marijonas Petravicius, cometió la cuarta en el minuto 22.
Pero tanto Javtokas como Lavrinovic supieron resguardarse de las personales en el tercer período. El segundo de ellos, incluso anotar una jugada con triple y personal a cinco segundos para el final del tercer cuarto (62-66). No había noticias procedentes de Pau Gasol, pero sí Felipe Reyes. El madrisista es un bastión inmenso, sutil pero rotundo, inagotable, vital, indispensable y salvador. El asalto, por otro lado, echó un poco más de presión sobre Javtokas y Lavrinovic, que terminaron con la guadaña rozándoles el cuello -cuatro faltas cada uno-. España había pasado el peor trago, el goteo de puntos arriba y abajo para uno y para otro, la tensión máxima. Y, como siempre, Pau Gasol también anunció su presencia para batirse en la traca definitiva. Respondió al triple con personal de Lavrinovic, que culminó el periodo anterior (62-66) según la selección encaró el aro (64-66).
La línea interior báltica sufrió la primera baja por las faltas -Petravicuis- a los 32 minutos. Y España, con los riñones de Reyes y Carlos Jiménez colorados de tanto pelear -impresionantes ambos-, puso la directa hacia la final. Felipe Reyes (71-71, m.33), Rudy Fernández en una tacada rebosante de oxígeno (73-71; 76-74 y 78-74) y, cómo no, Pau Gasol desde la línea de personal, así como Jiménez (81-74), doblegaron la resistencia lituana, tocada en la línea de flotación con la eliminación por faltas de Lavrinovic (m.34). España ya tiene la plata, iguala a la mítica selección de Los Ángeles'84 y, por supuesto, sueña con el oro. Soñar es gratis.
Ante la ausencia de José Manuel Calderón, lesionado, fue Raúl López quien llevó el mando de la selección española, que ganó la salida por la mano (9-4, m.4). Un plus psicológico frente a un cuadro de letales lanzadores transformados en auténticos forzudos delante del aro, donde la carga física que soportaron los internacionales de la 'eñe' ha debido quedar marcada en algún que otro hematoma sobre los brazos de Pau y compañía. Jasikevicius y Gasol se retaron en la distancia durante el primer cuarto -siete puntos del ala-pívot de los Lakers y seis del ex base del Barcelona-, pero el partido se cocía ya a gran escala. Por un lado, en los constantes cambios y ayudas de España, muy bien manejados por el conjunto que dirige Ramunas Butautas. Los lituanos consiguieron igualar el potencial reboteador de la selección española y, apoyado en la contundencia a la hora de proteger la canasta, emergieron en la contienda para igualar el marcador al final del primer cuarto (21-19). El auténtico cara a cara de la semifinal levantaba el telón entonces.
España repitió el guión del inicio para arrancar en el segundo episodio. Salió con un parcial de 7-1 (28-20), pero la actividad ofensiva de los bálticos cobró una pujanza súbita a través de la muñeca de Rimas Jasaitis, hasta ahora en las filas del Tau Cerámica y que jugará en el DKV Joventut la próxima temporada. Aunque todos los informes tácticos sobre ellos señalan este aspecto, también por medio de Ksystof Lavrinovic. Lituania convirtió cuatro triples entre los minutos 27 y 28. Cinco de los seis de la primera parte dentro del cuarto. El propio Jasaitis subió la primera ventaja de los ex soviéticos al marcador (34-37), y ahí comenzó un rifirrafe sin tregua.
El equipo de Aíto García Reneses acusaba la fiereza defensiva de los lituanos frente a la canasta, más que nada, porque desaprovechó además algún que otro tiro libre y, en ese apartado, Lituania carburaba como una máquina (ocho de nueve en el paréntesis; 16 de 17 al acabar el tercer tramo). El dato que mejores augurios levantaba en el seno de la tropa española procedía del recuento de personales, pues los dos pívots titulares rivales, Lavrinovic y Robertas Javtokas, sumaron tres por cabeza durante el primer tiempo (40-42). Además, el otro pívot, Marijonas Petravicius, cometió la cuarta en el minuto 22.
Pero tanto Javtokas como Lavrinovic supieron resguardarse de las personales en el tercer período. El segundo de ellos, incluso anotar una jugada con triple y personal a cinco segundos para el final del tercer cuarto (62-66). No había noticias procedentes de Pau Gasol, pero sí Felipe Reyes. El madrisista es un bastión inmenso, sutil pero rotundo, inagotable, vital, indispensable y salvador. El asalto, por otro lado, echó un poco más de presión sobre Javtokas y Lavrinovic, que terminaron con la guadaña rozándoles el cuello -cuatro faltas cada uno-. España había pasado el peor trago, el goteo de puntos arriba y abajo para uno y para otro, la tensión máxima. Y, como siempre, Pau Gasol también anunció su presencia para batirse en la traca definitiva. Respondió al triple con personal de Lavrinovic, que culminó el periodo anterior (62-66) según la selección encaró el aro (64-66).
La línea interior báltica sufrió la primera baja por las faltas -Petravicuis- a los 32 minutos. Y España, con los riñones de Reyes y Carlos Jiménez colorados de tanto pelear -impresionantes ambos-, puso la directa hacia la final. Felipe Reyes (71-71, m.33), Rudy Fernández en una tacada rebosante de oxígeno (73-71; 76-74 y 78-74) y, cómo no, Pau Gasol desde la línea de personal, así como Jiménez (81-74), doblegaron la resistencia lituana, tocada en la línea de flotación con la eliminación por faltas de Lavrinovic (m.34). España ya tiene la plata, iguala a la mítica selección de Los Ángeles'84 y, por supuesto, sueña con el oro. Soñar es gratis.
Ficha técnica del partido
España, 91 (21+19+22+29): Raúl López (7), Rudy Fernández (18), Jiménez (11), Garbajosa (8), Pau Gasol (19) -cinco inicial-, Marc Gasol (6), Navarro (-), Ricky Rubio (4), Reyes (13), Berny Rodríguez (2) y Mumbrú (3)
Lituania, 86 (19+23+24+20): Jasikevicius (19), Kaukenas (11), Siskauskas (7), Javtokas (15), Ksystof Lavrinovic (13) -cinco inicial-, Lukauskis (-), Petravicius (2), Kleiza (-), Jasaitis (19) y Darjus Lavrinovic (-)
Árbitros: Pitsilkas (Grecia), Mercedes (República Dominicana) y Maranho (Brasil). Excluyeron por personales a Petravicius (m.32), Lavrinovic (m.34) y Siskauskas (m.40)
Incidencias: Partido correspondiente a las semifinales del torneo de baloncesto masculino de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 disputado en el pabellón Wukesong de Pekín ante unos 11.000 espectadores