(L. Ramírez y M. Llamas) El BCE solicita la eliminación de las cláusulas de revisión salarial ligadas a la evolución del IPC, reclama a los países comunitarios que restrinjan el gasto público en los Presupuestos para el próximo año y exige reformas laborales que permitan flexibilizar el mercado de trabajo. Además, pide liberalizar la distribución comercial y eliminar las barreras al suministro de productos alimentarios.
Sin embargo, España no contempla aprobar ninguna medida en este sentido. Más bien todo lo contrario. Las principales medidas aprobadas por el Gobierno se centran en inyectar liquidez al sector inmobiliario y empresarial a través de la concesión de avales crediticios por parte del Estado. Es decir, incrementar el gasto público mediante la emisión de deuda e incurriendo en déficit público.
En su último boletín mensual, correspondiente al mes de agosto, difundido este jueves, la autoridad monetaria vuelve a insistir sobre los riesgos inflacionistas a corto y medio plazo, derivados de la evolución de los precios energéticos y de los alimentos no elaborados. Ninguna de las recomendaciones que plantea el organismo serán recogidas por el Gobierno español en los próximos meses.
A su juicio, es vital evitar los “efectos de segunda ronda”, es decir, que la inflación general se traslade a los salarios de los trabajadores. En este sentido, el BCE pide a los Estados miembros que acometan reformas laborales para “hacerlos más flexibles” ante el “debilitamiento” de la economía europea, que refleja parcialmente una ralentización de la expansión económica a un nivel global y los efectos de los elevados y volátiles precios del petróleo y los alimentos.
El informe señala a los países emergentes como los responsables del crecimiento del PIB mundial en los próximos meses.
Zapatero sugiere a Trichet que baje tipos
El Consejo de Gobierno de la autoridad monetaria considera que la revisión anual de los salarios ligados a la marcha del Índice de Precios al Consumo (IPC) es contraproducente porque “aumenta los riesgos de nuevas subidas de la inflación” creando una “espiral de sueldos-salarios” que “va en detrimento de la competitividad y del empleo en los países donde existen estas cláusulas de revisión salarial, como España. El BCE exige que estos sistemas “sean eliminados”.
En España, la “hoja de ruta” del diálogo social no prevé una reforma laboral ni la eliminación de las cláusulas de revisión salarial. Y el BCE no es el único organismo que pide liberalizar el mercado de trabajo, ya el Banco de España en su último informe manifestó la necesidad de quitar los corsés laborales para evitar la caída del empleo nacional.
El gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, ya advertía el pasado mes de junio acerca de la necesidad de acometer la reforma estructural del mercado laboral.
Además, pese a que los riesgos inflacionistas persisten en la UE, Zapatero ha vuelto a recomendar a Trichet que apruebe una bajada de tipos. "Si la evolución del barril del petróleo es favorable, en un plazo razonable debería de afectar también a los tipos de interés en la zona euro, más cuando se acaba de comprobar que hay una ralentización brusca del crecimiento en toda Europa y, de manera singular en la zona euro", según ha señalado en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros extraordinario celebrado este jueves.
Reducir el gasto público
En materia presupuestaria, el organismo que dirige Jean-Claude Trichet pide “la rigurosa implementación de planes” que reduzcan el gasto público, lo que considera de “vital importancia” para la recuperación de la economía europea.
A este respecto, señala que los Presupuestos que están elaborando los diferentes países comunitarios “necesitan reflejas estas peticiones”, en particular “aquellos estados con grandes déficits presupuestarios deberán acometer planes de reducción concretos, preferiblemente por la vía del gasto”, para dejar actuar a los estabilizadores automáticos y contribuir así a paliar los efectos de las fluctuaciones cíclicas de la economía.
En España, la última revisión del cuadro macroeconómico realizada por el Ministerio de Economía contempla un incremento del gasto público del 4,5 por ciento para los Presupuestos Generales del Estado de 2009, lo que generará un déficit de 3.865 millones de euros, el 0,34 por ciento del PIB, siempre que los precios del petróleo “no den sorpresas”, en palabras del vicepresidente Pedro Solbes.
España recibirá el golpe "más duro" de la crisis internacional
De este modo, la política de choque que ha puesto en marcha el Ejecutivo con el fin de combatir la crisis no convence a los principales organismos reguladores, tanto a nivel europeo como nacional. Por ello, no es de extrañar que el prestigiosos diario The New York Times advierta que España sufrirá, probablemente, el golpe “más duro del parón económico” internacional. Y ello, debido a las secuelas de la “resaca inmobiliaria” de los últimos años.
"En menos de un año el país ha pasado de un ágil crecimiento a un aguda penuria" debido al derrumbe del mercado inmobiliario, el aumento de los precios de la energía y la crisis financiera internacional, según recoge Efe.
Esta última "ha drenado la sangre vital (de España): un boom inmobiliario cimentado sobre el creciente valor de la propiedad", apunta el artículo. El diario se pregunta si la economía española podrá dejar el modelo de crecimiento basado en el sector inmobiliario y ser capaz de, en los próximos dieciocho meses, ponerse a producir bienes y servicios que se puedan vender al resto del mundo.
"Probablemente no, y por eso es por lo que España parece que va a sentir los más duro del parón económico actual", apunta el rotativo, que recuerda que los datos más recientes de inflación la sitúan en el 5,3 por ciento anual, la más alta en quince años.
Los españoles están pagando, en su opinión, "no sólo sus propios excesos, sino el alcance mundial de los estragos producidos por la crisis del sector hipotecario estadounidense".
Esta última "ha drenado la sangre vital (de España): un boom inmobiliario cimentado sobre el creciente valor de la propiedad", apunta el artículo. El diario se pregunta si la economía española podrá dejar el modelo de crecimiento basado en el sector inmobiliario y ser capaz de, en los próximos dieciocho meses, ponerse a producir bienes y servicios que se puedan vender al resto del mundo.
"Probablemente no, y por eso es por lo que España parece que va a sentir los más duro del parón económico actual", apunta el rotativo, que recuerda que los datos más recientes de inflación la sitúan en el 5,3 por ciento anual, la más alta en quince años.
Los españoles están pagando, en su opinión, "no sólo sus propios excesos, sino el alcance mundial de los estragos producidos por la crisis del sector hipotecario estadounidense".