LD (EFE) Al menos 19 personas han muerto este miércoles, civiles y militares, y 31 han resultado heridas por la explosión de una bomba junto a una estación de autobuses en Trípoli, principal ciudad del norte del Líbano.
Tras el atentado, un gran número de ambulancias se desplazaron al lugar, la calle Masara, donde todavía se hallan muchos heridos, por lo que no se descarta que la cifra final de víctimas mortales pueda ser más elevada. Las televisiones libanesas mostraron imágenes de un autobús, contra el que presuntamente iba dirigido el ataque, seriamente dañado por la explosión y con varios cadáveres a su alrededor. Según la radio Voz del Líbano, entre los muertos hay siete soldados.
El presidente Michel Sleiman condenó de modo contundente el atentado y aseguró que ni el Ejército ni la Policía "sucumbirán al terrorismo". Ese acto criminal se produce el mismo día en que Sleiman planea visitar la vecina Siria y reunirse con su homólogo, Bachar al-Asad. Fuentes de presidencia aseguraron que el viaje se mantiene y que Sleiman viajará esta tarde a Damasco. Además, el atentado ocurre menos de veinticuatro horas después de que el Parlamento concediese su confianza al Gobierno libanés al aprobar su programa tras cinco días de debates y acusaciones cruzadas.