LD (EFE) Una vez finalizada la reunión a solas, Chávez y Uribe comparecieron ante la prensa, sonrientes y bromeando sobre el almuerzo, para calificar de "fresca, positiva y buen ejercicio de liderazgo" el encuentro privado. El mandatario venezolano portaba su habitual camisa roja y el presidente colombiano llevaba una camisa sin chaqueta.
"A partir de hoy comienza una nueva etapa" en las relaciones colombo-venezolanas, "hemos decidido retomar, y lo hacemos a plenitud de sentimientos y voluntad, el camino que venimos construyendo (...) que bastantes cosas positivas logramos", declaró Chávez.
Uribe agregó que en adelante queda que "las cancillerías y embajadas" de los dos países andinos inicien una "muy acelerada dinámica" para recuperar el tiempo perdido en materia de cooperación bilateral.
El gobernante venezolano precisó que su Gobierno ya dio instrucciones para que sean "retomados todos los temas" que se habían suspendido durante la crisis, entre ellos la construcción de una tubería de gas binacional conocida como gasoducto Transguajiro.
"Queremos que siga creciendo el comercio gigantesco", aseveró Chávez, en referencia al intercambio bilateral que se acerca a los 6.000 millones de dólares.
El presidente golpista venezolano agregó que su colega colombiano aceptó su petición de establecer "esquemas de cooperación más efectivos en la lucha contra el narcotráfico". Uribe, por su parte, resaltó las potencialidades de los dos países en materia agrícola, energética y comercial, y en este último aspecto subrayó la importancia de que la finalidad no sea solo "lucrativa" sino que sea además un "factor de integración".
El conflicto entre Venezuela y Colombia surgió o se agravó tras la operación militar que acabó con el número dos de las FARC, “Raúl Reyes”. Las diferencias en la política antiterrorista de ambos mandatarios hizo que se encendiera la llama. Mientras Chávez apostaba por una amnistía de los narcoterroristas y la apertura de un proceso de negociación, Uribe mantenía su política de seguridad democrática basada en la firmeza.
El rescate de Ingrid Betancourt y otros catorce rehenes fruto de la brillante Operación Jaque, obligó al mandatario venezolano a desdecirse de sus críticas y reconocer los éxitos de su homólogo. El presidente Uribe como contestación mostró su disposición de reunirse con él y trasladarse hasta el país vecino.
Al ser preguntado sobre el conflicto interno colombiano y su posible nueva participación, Chávez respondió que "sería muy pronto para hablar de eso", aunque reiteró la disposición de su Gobierno para ayudar al proceso de paz en el vecino país.
En ese sentido, Uribe sostuvo que el deseo de su Gobierno es que la organización narcoterrorista de las FARC libere a los 27 rehenes calificados de "canjeables", y luego encaminarse a un proceso de paz.
También aseveró que su "gran prioridad es avanzar en las relaciones con Gobiernos de pueblos hermanos, como el gobierno del presidente Chávez aquí en la hermana República de Venezuela".
Uribe reiteró además su deseo y voluntad de reanudar las relaciones con Ecuador, rotas desde marzo pasado tras el ataque militar colombiano a un campamento de las FARC en territorio ecuatoriano, al tiempo que Chávez expresó su disposición a mediar para lograr la reconciliación entre Bogotá y Quito.