Hasta 14 llamadas tuve de mi Sede Local para que fuera a firmar el aval de Mariano Rajoy. Incluyendo una del mismísimo Presidente Provincial. Y es que el verbo controlar es el más importante del léxico popular. "Yo controlo mi provincia" o "yo controlo equiscientos votos". El hecho de que me reclamaran el aval bastante antes de que se abriera el plazo estatutario debió haberme dado una pista de por donde iba a ir el Congreso pero es que uno es un optimista.
!Qué bonita es Valencia! Y que buen tiempo hace. Cuando anuncié en casa que me venía al Congreso del PP me hizo mi señora coger una bufanda y calcetines de lana. "que en Bulgaria hace mucho frío". Pues no, señorita. Hace sol y buen tiempo. Llego y lo primero que me cuentan es que llegó el Comandante Rajoy y mandó a parar "a partir de ahora sólo hablarán los que tienen que hablar". Supongo que como soy compromisario eso va por mi. Llego a tiempo de ver a un Acebes emocionado y emocionante. Recién abrazado de Aznar y Rato. Y se pone a hablar de María San Gil. Y a Rajoy se le pone cara de haber encendido el puro al revés y estar intentando que no se note. Primer recadito serio a Rajoy:
"Menos PP no es igual a más votos. Cuando los socialistas nos instan a dejar de ser a como somos no nos lo dicen para ayudarnos, ni les mueve un interés por España. Saben que muy pocas cosas favorecerían más al PSOE que un PP desdibujado".
Me cuentan que en Ponencia José Manuel Soria "Arribaespaña" ni ha mencionado a María San Gil, ni siquiera después de hacer desaparecer cualquier referencia crítica al PNV de la ponencia política. Después se preguntará Rajoy que en qué cabeza cabe que el PP pueda cambiar sus principios. Pues en el cráneo privilegiado de José Manuel Soria "Arribaespaña", por ejemplo.
El sábado sigue haciendo bueno y estoy en el Congreso desde primera hora de la mañana. Un montón de famosos la mar de sonrientes. Hay que reconocer que los del PP hemos elevado el abrazo a la categoría de arte. Que efusiones, que jovialidad, cuanto optimismo flota en el aire. Parece talmente un cuadro de Rauschenberg. Entro un rato en la ponencia justo a tiempo de oír a un bravo compromisario zaragozano gritar: "!Esto SÍ es Bulgaria! !Me largo!" Al final todavía voy a necesitar la bufanda. Resulta curioso que hagan que los compromisarios nos sentemos agrupados según nuestras regiones de origen. Alguno podría maliciarse que es para tenernos mejor apacentados y menos díscolos y facilitar la tarea de los pastores.
Entre ponencias y abrazos se nos va la mañana hasta que llega uno de los platos fuertes: la intervención de Aznar. Plenario abarrotado y expectación máxima. Semanas lleva callado. Callado él y expectantes nosotros. ¿Vendría el Aznar firme y combativo o uno muelle y benigno que se limitara a tirar algún que otro pellizquito de monja al PP Rajoyesco.
"Permitidme recordar aquí a dos compañeros excepcionales. A María San Gil y a José Antonio Ortega Lara." No hay más dudas. Primera andanada. Ha venido el Aznar de verdad. El plenario se rompe las manos de aplaudir. Rajoy traga saliva.
"No ganaremos si pensamos que podemos ignorar a los que ya nos votan. Porque los votos nadie los tiene en propiedad. Nosotros tampoco" Segunda andanada. Gregory House acierta en el diagnóstico y dice al enfermo de qué mal ha de morir. Sale humo de la sentina de Rajoy.
"Nunca he comprendido y sigo sin comprender esa idea del centro como el final imposible de un viaje interminable." Tercera andanada. Rajoy desarbolado y el fuego se comunica al Velero Gallardón.
"También entonces a algunos les parecíamos tan antipáticos como incapaces de gobernar. Primero ganamos las elecciones y,después, gobernamos con diálogo y acuerdos. Por ese orden, que no se nos olvide." Cuarta andanada. El timón salta por los aires y el fuego se aproxima peligrosamente a la santabárbara. Fraga se despierta y nota que sigue allí.
Cuando Aznar otorga a Rajoy su "respaldo responsable" sabemos ya todos en el Congreso que la historia ha terminado. Podemos recoger nuestras cosas y marcharnos a casa o, puesto que las habitaciones ya están pagadas podemos dar por concluido el Congreso y seguir con el "funeral de corpore insepulto" más caro, rumboso y aburrido de la historia. Rajoy es ya, desde que Aznar baja del atril, cadaver.
Un cadáver al que se otorga el generoso e inusitado privilegio de poder oficiar sus propias exequias. Mientras sale a hablar se confirma la noticia de que el excelente Astarloa también rechaza estar en el equipo de Rajoy y abandona la política de primera línea. Rajoy comienza justificándose. Primero nos cuenta que tenemos que estar contentos porque estuvimos a punto de ganar. Luego nos dice que si se presenta es porque está convencido de que puede ganar. ¿Más convencido o menos de lo que estaba antes de perder en el 2004? ¿Más convencido o menos de lo que lo estaba antes de perder en el 2008?.
En fin, pocos tienen ocasión de hacer su propia eulogia. Pero uno ha estado, de invitado o compromisario en al menos seis Congresos del PP y jamás ha visto tanto desinterés en el público. Sectores enteros no aplauden o lo hace con evidente desgana. A mitad de discurso me aburro y me voy a tomar una horchata. El pasillo de fuera está lleno y hay cola para la horchata. Ojo al dato: ni una sola vez se ha interrumpido a Rajoy al grito unánime de !Presidente, Presidente! Cuando vuelvo Rajoy está anunciando los miembros de su comité ejecutivo. Amables aplausos para todos salvo para Gallardón, para el que la siempre eficaz Rita, con el apoyo de la delegación gallega ha organizado una clác especial que se pone en pie al sonar su nombre. Más que nada para tapar los murmullos y prevenir los desaires. Un cielo Rita. Está en todo.
Y llega el momento de votar. Rajoy dijo en su discurso que se presentaba porque se lo habíamos pedido (no yo) y por dos razones más: que garantizaba la unidad (que le pregunten a Mariá San Gil, Regina Otaola, Santiago Abascal, Juan Costa, Ignacio González, Manuel Pizarro o Carlos Aragonés) y que creía que iba a ganar. Pues sopeso y decido votar en blanco. Y es entonces cuando me alegro de haberme traído la bufanda porque aquí vive todavía la Bulgaria de Todor Zhivkov, que, ironías del calendario, celebra hoy precisamente su día nacional en la Expo de Zaragoza. En primer lugar no hay mención alguna de la posibilidad de votar en blanco. No hay instrucción alguna. En segundo lugar no hay sobres, las papeletas van tal cual, para que se vea bien lo que vota cada uno. ¡Así votan los hombres! La democracia de Mondragón. Para mantener el secreto del voto hay que doblar bien la papeleta y aun así, se ve al trasluz si se ha escrito algo. Menos mal que hay gente buena y cuando voy a votar la misma presidenta de la Mesa ve que no hay nombre escrito en mi papeleta y me reconviene sonriente: "se te ha olvidado escribir el nombre de Rajoy" Cachislamar...donde tendré la cabeza. Gracias señora. Ahora mismo voto a Romero Robledo. Me temo que el señor del partido que ha puesto dos signos al lado de mi nombre no va a informar de nada bueno para mi futuro político.
Aun así 409 compromisarios hemos votado en blanco, 47 han anulado su voto (no se olvide que escribir algo en la papeleta era la única forma de que no supieran que votabas en blanco) y 131 compromisarios ni tan siquiera se han molestado en votar. Al día siguiente no hay alegría alguna en la sesión de clausura. La nueva ejecutiva toma sus asientos y Rajoy vuelve a aburrirnos. Muchos nos vamos a mitad. En la puerta vuelven los abrazos y las sonrisas. !Adiós amigos! !Buen viaje! !No corráis que hay mucho radar! !Nos vemos el año que viene para el Congreso Extraordinario!."
Firmado: Un compromisario anónimo. (No desvela su nombre para no perjudicar a terceros)
!Qué bonita es Valencia! Y que buen tiempo hace. Cuando anuncié en casa que me venía al Congreso del PP me hizo mi señora coger una bufanda y calcetines de lana. "que en Bulgaria hace mucho frío". Pues no, señorita. Hace sol y buen tiempo. Llego y lo primero que me cuentan es que llegó el Comandante Rajoy y mandó a parar "a partir de ahora sólo hablarán los que tienen que hablar". Supongo que como soy compromisario eso va por mi. Llego a tiempo de ver a un Acebes emocionado y emocionante. Recién abrazado de Aznar y Rato. Y se pone a hablar de María San Gil. Y a Rajoy se le pone cara de haber encendido el puro al revés y estar intentando que no se note. Primer recadito serio a Rajoy:
"Menos PP no es igual a más votos. Cuando los socialistas nos instan a dejar de ser a como somos no nos lo dicen para ayudarnos, ni les mueve un interés por España. Saben que muy pocas cosas favorecerían más al PSOE que un PP desdibujado".
Me cuentan que en Ponencia José Manuel Soria "Arribaespaña" ni ha mencionado a María San Gil, ni siquiera después de hacer desaparecer cualquier referencia crítica al PNV de la ponencia política. Después se preguntará Rajoy que en qué cabeza cabe que el PP pueda cambiar sus principios. Pues en el cráneo privilegiado de José Manuel Soria "Arribaespaña", por ejemplo.
El sábado sigue haciendo bueno y estoy en el Congreso desde primera hora de la mañana. Un montón de famosos la mar de sonrientes. Hay que reconocer que los del PP hemos elevado el abrazo a la categoría de arte. Que efusiones, que jovialidad, cuanto optimismo flota en el aire. Parece talmente un cuadro de Rauschenberg. Entro un rato en la ponencia justo a tiempo de oír a un bravo compromisario zaragozano gritar: "!Esto SÍ es Bulgaria! !Me largo!" Al final todavía voy a necesitar la bufanda. Resulta curioso que hagan que los compromisarios nos sentemos agrupados según nuestras regiones de origen. Alguno podría maliciarse que es para tenernos mejor apacentados y menos díscolos y facilitar la tarea de los pastores.
Entre ponencias y abrazos se nos va la mañana hasta que llega uno de los platos fuertes: la intervención de Aznar. Plenario abarrotado y expectación máxima. Semanas lleva callado. Callado él y expectantes nosotros. ¿Vendría el Aznar firme y combativo o uno muelle y benigno que se limitara a tirar algún que otro pellizquito de monja al PP Rajoyesco.
"Permitidme recordar aquí a dos compañeros excepcionales. A María San Gil y a José Antonio Ortega Lara." No hay más dudas. Primera andanada. Ha venido el Aznar de verdad. El plenario se rompe las manos de aplaudir. Rajoy traga saliva.
"No ganaremos si pensamos que podemos ignorar a los que ya nos votan. Porque los votos nadie los tiene en propiedad. Nosotros tampoco" Segunda andanada. Gregory House acierta en el diagnóstico y dice al enfermo de qué mal ha de morir. Sale humo de la sentina de Rajoy.
"Nunca he comprendido y sigo sin comprender esa idea del centro como el final imposible de un viaje interminable." Tercera andanada. Rajoy desarbolado y el fuego se comunica al Velero Gallardón.
"También entonces a algunos les parecíamos tan antipáticos como incapaces de gobernar. Primero ganamos las elecciones y,después, gobernamos con diálogo y acuerdos. Por ese orden, que no se nos olvide." Cuarta andanada. El timón salta por los aires y el fuego se aproxima peligrosamente a la santabárbara. Fraga se despierta y nota que sigue allí.
Cuando Aznar otorga a Rajoy su "respaldo responsable" sabemos ya todos en el Congreso que la historia ha terminado. Podemos recoger nuestras cosas y marcharnos a casa o, puesto que las habitaciones ya están pagadas podemos dar por concluido el Congreso y seguir con el "funeral de corpore insepulto" más caro, rumboso y aburrido de la historia. Rajoy es ya, desde que Aznar baja del atril, cadaver.
Un cadáver al que se otorga el generoso e inusitado privilegio de poder oficiar sus propias exequias. Mientras sale a hablar se confirma la noticia de que el excelente Astarloa también rechaza estar en el equipo de Rajoy y abandona la política de primera línea. Rajoy comienza justificándose. Primero nos cuenta que tenemos que estar contentos porque estuvimos a punto de ganar. Luego nos dice que si se presenta es porque está convencido de que puede ganar. ¿Más convencido o menos de lo que estaba antes de perder en el 2004? ¿Más convencido o menos de lo que lo estaba antes de perder en el 2008?.
En fin, pocos tienen ocasión de hacer su propia eulogia. Pero uno ha estado, de invitado o compromisario en al menos seis Congresos del PP y jamás ha visto tanto desinterés en el público. Sectores enteros no aplauden o lo hace con evidente desgana. A mitad de discurso me aburro y me voy a tomar una horchata. El pasillo de fuera está lleno y hay cola para la horchata. Ojo al dato: ni una sola vez se ha interrumpido a Rajoy al grito unánime de !Presidente, Presidente! Cuando vuelvo Rajoy está anunciando los miembros de su comité ejecutivo. Amables aplausos para todos salvo para Gallardón, para el que la siempre eficaz Rita, con el apoyo de la delegación gallega ha organizado una clác especial que se pone en pie al sonar su nombre. Más que nada para tapar los murmullos y prevenir los desaires. Un cielo Rita. Está en todo.
Y llega el momento de votar. Rajoy dijo en su discurso que se presentaba porque se lo habíamos pedido (no yo) y por dos razones más: que garantizaba la unidad (que le pregunten a Mariá San Gil, Regina Otaola, Santiago Abascal, Juan Costa, Ignacio González, Manuel Pizarro o Carlos Aragonés) y que creía que iba a ganar. Pues sopeso y decido votar en blanco. Y es entonces cuando me alegro de haberme traído la bufanda porque aquí vive todavía la Bulgaria de Todor Zhivkov, que, ironías del calendario, celebra hoy precisamente su día nacional en la Expo de Zaragoza. En primer lugar no hay mención alguna de la posibilidad de votar en blanco. No hay instrucción alguna. En segundo lugar no hay sobres, las papeletas van tal cual, para que se vea bien lo que vota cada uno. ¡Así votan los hombres! La democracia de Mondragón. Para mantener el secreto del voto hay que doblar bien la papeleta y aun así, se ve al trasluz si se ha escrito algo. Menos mal que hay gente buena y cuando voy a votar la misma presidenta de la Mesa ve que no hay nombre escrito en mi papeleta y me reconviene sonriente: "se te ha olvidado escribir el nombre de Rajoy" Cachislamar...donde tendré la cabeza. Gracias señora. Ahora mismo voto a Romero Robledo. Me temo que el señor del partido que ha puesto dos signos al lado de mi nombre no va a informar de nada bueno para mi futuro político.
Aun así 409 compromisarios hemos votado en blanco, 47 han anulado su voto (no se olvide que escribir algo en la papeleta era la única forma de que no supieran que votabas en blanco) y 131 compromisarios ni tan siquiera se han molestado en votar. Al día siguiente no hay alegría alguna en la sesión de clausura. La nueva ejecutiva toma sus asientos y Rajoy vuelve a aburrirnos. Muchos nos vamos a mitad. En la puerta vuelven los abrazos y las sonrisas. !Adiós amigos! !Buen viaje! !No corráis que hay mucho radar! !Nos vemos el año que viene para el Congreso Extraordinario!."
Firmado: Un compromisario anónimo. (No desvela su nombre para no perjudicar a terceros)