LD (M. Llamas) El estallido de la burbuja inmobiliaria y la crisis financiera internacional azotarán con especial virulencia a España. El semanario The Economist ha rebajado sus previsiones de crecimiento económico para España a un exiguo 1 por ciento para 2008, en línea con la estimación de Alberto Recarte. Así, la revisión a la baja del PIB anunciada el pasado martes por el ministro de Economía, Pedro Solbes, hasta el 2,4 por ciento, se queda nuevamente muy alejada de la opinión de los expertos.
Tras meses de avisos y pésimos datos económicos, el Gobierno, al fin, ha reconocido, que el PIB nacional ni de lejos crecerá al 3,1 por ciento el presente año. El ministro de Economía, Pedro Solbes, revisará a la baja sus estimaciones hasta situarlas en el entorno del 2,4 por ciento para 2008. Es decir, una reducción del 22,5 por ciento (0,7 décimas menos) con respecto a la última estimación oficial (diciembre), que fue reiterada por el Gobierno hasta la celebración de las elecciones generales del pasado 9 de marzo.
Sin embargo, la rebaja que aplicará el Gobierno corre el riesgo de quedarse nuevamente a años luz de la dura realidad económica a la que se enfrenta el país. El semanario The Economist acaba de rebajar sus previsiones de crecimiento para España hasta un exiguo 1 por ciento para 2008, en línea con la estimación realizada por el presidente de LD, Alberto Recarte. De hecho, tanto el fondo Monetario Internacional (FMI) como el BBVA ya sitúan el crecimiento español por debajo del 2 por ciento. Como consecuencia, los Presupuestos Generales del Estado para el presente ejercicio se han quedado del todo obsoletos.
“La turbulencias que sufre el mercado financiero mundial han coincidido con la explosión de la última burbuja inmobiliaria en España”, que se ha prolongado durante los últimos 10 años. Así, los expertos de dicha publicación han reducido su pronóstico para el crecimiento del PIB español “a tan sólo un 1 por ciento” tanto para 2008 como para 2009, frente a una tasa media anual de crecimiento económico próximo al 3,8 por ciento entre 1998 y 2007.
En 2007, la burbuja inmobiliaria llegó en España a un “doloroso fin”, cuyas consecuencias se perciben desde hace meses. El precio de la vivienda ha aumentado un 190 por ciento entre 1997 y 2007. “Sólo Irlanda y reino Unido han registrado un alza de precios similar”, añade. El reajuste del sector puede ser “dramático” para España, según el semanario económico. De hecho, la situación española se asemeja a la “experiencia de Suecia, en donde la inversión en vivienda se redujo un 71 por ciento 1990 y 1995”.
Caída del consumo
Sin embargo, más allá del derrumbe de la construcción, los expertos coinciden en que “el consumo privado también se verá afectado, debido al descenso de la confianza de los consumidores y el negativo efecto riqueza”, como cnsecuencia de la depreciación de los activos inmobiliarios y la restricción crediticia.
A ello, se suma “el alto nivel de endeudamiento de los hogares y el extraordinariamente elevado déficit por cuenta corriente”, que alcanzó el 9,1 por ciento del PIB en 2007, advierte The Economist. Ante este “excesivo apalancamiento” de la economía nacional, los efectos de la crisis crediticia internacional serán especialmente “dolorosos”.
Por ello, el semanario concluye que “a pesar de que hay riesgos a la baja para las perspectivas de crecimiento en muchos países de la zona euro, es probable que la economía española se comporte mucho peor” que sus países vecinos.
Además, el escaso peso económico e influencia de España en el seno de la Unión Europea hace pensar que el banco Central Europeo (BCE) no adopte ningún acción específica dirigida a estimular el crecimiento español, como una esperada bajada de tipos. Y menos aún, ante el repunte de la inflación en la UE.
Por todo ello, y ante el previsible aumento del gasto social anunciado por el Gobierno español para combatir la crisis económica, es “probable que el superávit público se evapore rápidamente”, concluye.