LD (M. Llamas y L. F Quintero) El Presidente del Gobierno en funciones, José Luis Rodríguez Zapatero, ha centrado su debate de investidura en las dificultades económicas que atraviesa el país. Así, reconoce que España crecerá por debajo del 3 por ciento (previsiones oficiales del Gobierno) durante la primera mitad de la legislatura para, luego, recuperarse en 2010 ó 2011. Una afirmación que no deja de chocar con los numerosos informes económicos presentados en los últimos meses por organismos internacionales y algunos de los principales bancos de inversión.
La "desaceleración" es transitoria y, en esencia, su origen radica en el surgimiento de la crisis de las hipotecas basura (subprime) en EEUU, según Zapatero. De este modo, ha excusado cualquier atisbo de responsabilidad por parte del Gobierno en la dura corrección que experimentan, sin excepción, los principales indicadores de crecimiento del país a lo largo de los últimos meses.
En este sentido, Rajoy le ha recordado que, además de las dificultades que llegan desde fuera de nuestras fronteras, tenemos problemas "que son nuestros y no vienen de ningún lugar", como la escaas "competitividad de la economía española". Además, España tiene un problema "muy grave de endeudamiento de las familias.
A ello, se suma la "crisis de liquidez y la subida de las materias primas". Pero, lo más preocupante, según Rajoy, es la existencia de "un déficit exterior del 10 por ciento". Este mismo martes, el INE ha publicado que la tasa de ahorro de las familias ha caído hasta el 10,3 por ciento, su peor dato desde que se elabora esta estadística.
Ante esto, Zapatero se ha defendido afirmando que "en un mundo globalizado, el cambio en la situación económica internacional deja sentir sus efectos en todos los rincones del mundo, también entre nosotros". La restricción del crédito y la elevada inflación se deben, respectivamente, a "la crisis que soporta EEUU, las dificultades de los mercados financieros internacionales y la llamada crisis de liquidez", así como “la escalada de los precios del crudo y de muchas materias primas y alimentos en los mercados internacionales”, según su diagnóstico.
Ni rastro, pues, de burbuja inmobiliaria que sufre España. Sin embargo, Zapatero, por fin, no ha tenido más remedio que reconocer el "acusado ajuste" que, desde mediados de 2007, sufre el sector de la construcción nacional. Por el contrario, poco antes de las elecciones, el Gobierno en su conjunto insistía en hablar de "ajuste suave" del mercado inmobiliario.
Ante este panorama, Zapatero admite que España crecerá a tasas "inferiores" a las registradas en los últimos cuatro años. Es decir, por debajo del 3 por ciento. Por ello, el ritmo de creación de empleo será "menos favorable" que en la pasada legislatura. Adiós, pues, a su promesa de pleno empleo para 2012, tal y como anunció en plena precampaña electoral.
Más gasto público en base al superávit
Además, en el ámbito de la política presupuestaria, "los superávits acumulados en los últimos años permitirán absorber el impacto que una menor actividad en la economía pudiera tener sobre los ingresos públicos y el aumento de algunos gastos ligados a la protección social sin necesidad, ni de subir impuestos, ni de imponer recortes sociales", afirma Zapatero. O, dicho de otro modo, adiós al superávit fiscal a corto plazo.
Tras el diagnóstico, las soluciones. Según Zapatero, la fortaleza económica de España es un buen "amortiguador", pero no un "muro" que aísle al país de las "turbulencias de la economía mundial". Por ello, en materia económica, el Gobierno, "en cuanto esté constituido", aplicará tres medidas para paliar la crisis: La deducción de 400 euros en el IRPF para asalariados, pensionistas y autónomos, un adelanto a las empresas de las devoluciones del IVA, así como un plan de choque específico para tratar de reactivar el sector de la construcción.
Mientras, a medio plazo, Zapatero se compromete a centrar su acción de Gobierno en impulsar el ámbito de la investigación y desarrollo (I+D+i) a través de la inversión pública, con el objetivo de relanzar una productividad, hoy por hoy, muy debilitada. Este mismo martes, la OCDE ha publicado los datos de productividad de los países más desarrollados y sitúa la productividad española entre las últimas de estos países. Zapatero prometió algo muy similar en su anterior debate de investidura (2004). Sin embargo, en la actualidad, España no sólo se mantiene en los puestos de cola de la UE en materia de innovación, sino que esta materia ha perdido peso con respecto a 2004.
En materia fiscal, el presidente ha mantenido su anuncio preelectoral de eliminar el Impuesto de Patrimonio, si bien apuesta por actualizar el "Impuesto de Sucesiones y Donaciones". La clave aquí será conocer en qué consistirá dicha reforma, ya que desde Cataluña (PSC) se viene insistiendo en establecer un umbral mínimo de tributación en ambos impuestos para contrarrestar su práctica desaparición en las autonomías gobernadas por el PP.
Mientras, ante el creciente deterioro del empleo que registra el mercado laboral español desde mediados de 2007, Zapatero propone alcanzar un gran Acuerdo Económico y Social entre la patronal y los sindicatos. Entre sus objetivos, destaca la subida del Salario Mínimo Interprofesional de 600 a 800 euros al mes. Pese al importante deterioro del mercado laboral, Zapatero ha insistido en que durante la legislatura se han creado muchos puestos de trabajo y que la tasa de paro está en el 8,7 por ciento. Después de los últimos datos de paro, Eurostat ya fijó la tasa de paro para España en marzo, por encima del 9 por ciento.
También se ha comprometido a elevar las pensiones mínimas de jubilación con cónyuge a cargo hasta los 850 euros al mes y hasta los 700 euros las pensiones de viudedad para mayores de 65 años. Por último, según Zapatero, la presente legislatura presenciará el "desarrollo" de la Ley de Dependencia, cuya aplicación no ha visto la luz hasta el momento.
Pese a la desaceleración económica, "el Gobierno que aspiro a presidir no sacrificará sus políticas sociales ni abdicará de su afán de progreso social". Es decir, la estrategia del próximo Gobierno para afrontar la crisis, que no ajuste, impulsará, aún más, el gasto y la inversión pública, a cargo del superávit presupuestario, sin que ello conlleve, supuestamente, una mayor presión fiscal. Es decir, no habrá bajada de impuestos relevantes, más bien al contrario.
Rajoy recuerda a Zapatero las dificultades de los españoles
Ante esta exhibición de optimismo, Mariano Rajoy ha mostrado su "desconfianza". En este sentido, ha lamentado que el presidente en funciones siga disimulando y olvidándose de " los problemas e los ciudadanos". En cuanto al análisis de la situación, Rajoy le ha reprochad que "le cuesta reconocer que existen problemas" por lo que, se pregunta, "¿cómo podemos confiar en que los remedie?"
El discurso económico de Zapatero ha carecido de "rigor en el pronóstico y en soluciones", ha señalado el líder de la oposición quien le ha recordado que "ya no estamos en campaña" y "puede decir la verdad, yo no le voy a llamar antipatriota por ello".
En cuanto a los problemas que sufre nuestra economía, Rajoy ha desgranado uno a uno las dificultades reales que acusan nuestras cuentas y que comprometen el futuro. Ha recordado el popular que los precios han crecido en marzo al 4,6 por ciento y que ha subido la inflación subyacente, siendo estos dos problemas que afectan directamente al bolsillo de todos los españoles.
El fuerte repunte del paro es otro de los problemas que ha puesto sobre la mesa Rajoy. "En diciembre dijo usted que los precios iban a bajar a comienzos de año, bien es verdad que no precisó el año, pero no es el 2008", ironizaba Rajoy quien también recordó que la mayoría de las familias cada vez tienen más problemas para llegar a fin de mes.
En opinión de Rajoy, "una cosa es tener confianza en la economía, los trabajadores y empresarios y otra no reconocer que España es el país más vulnerable ante la crisis de la Unión Europea. Llámelo como quiera, crisis, desaceleración o desfallecimiento", pero "diga la verdad para que los españoles sepan a qué atenerse".
Ante esta situación, Rajoy ha recordado que Zapatero heredó una economía boyante, pero "esto se ha acabado y hay que hacer frente a este escenario". Sobre las medidas que ha anunciado Zapatero en su plan de Gobierno, el líder de la oposición las ha calificado de "medidas parches, tranquilizantes que no atacan la raíz del problema", algo propio, según Rajoy de quien huye "de la realidad".
Para el presidente del PP, la clave está en la confianza, basada en la credibilidad, "algo de lo que carecen sus propuestas". En cuanto a las políticas sociales, recuerda Rajoy que si no se sustentan en una buena política económica "sólo se queda en un catálogo de buenas intenciones".