LD (EFE) El precio de la vivienda libre caerá un 8 por ciento en 2008 a causa del ajuste del sector inmobiliario, según las previsiones expuestas hoy por el presidente de la Asociación de Promotores Inmobiliarios de Madrid (Asprima), José Manuel Galindo.
Durante la presentación del estudio Planner-Asprima 2008, el presidente de los promotores madrileños añadió que el precio de la vivienda libre (obra nueva y segunda mano) registrará un "crecimiento cero" en 2009, lo que en términos reales (teniendo en cuenta el IPC) supondrá una disminución.
El "brusco ajuste" del sector residencial afectará a 600.000 empleos en los próximos dos años, ya que en 2008 y 2009 se iniciarán 300.000 viviendas anuales, la mitad de las más de 600.000 que se comenzaron el pasado año.
Según las previsiones de Asprima, esta reducción de empleo en la construcción supondrá un aumento de la tasa de paro hasta el 9,5 por ciento en 2008, frente al 8,6 por ciento de 2007 y muy por encima de las previsiones del Gobierno para este año, que la sitúan en el 8,2 por ciento.
Asprima prevé que la demanda alcance las 400.000 viviendas en 2008 y las 300.000 en 2009, una vez se han agotado las variables que hicieron crecer al sector en los últimos años, cuando la demanda era de 600.000 viviendas anuales gracias al incremento de población y a la facilidad de financiación.
Esta reducción de la edificación supone que el sector constructor residencial restará 1,3 y 1,1 puntos al crecimiento del PIB para 2008 y 2009, que Asprima sitúa en torno al 2,4 y el 1,9 por ciento, respectivamente.
En este sentido, Galindo insistió en la necesidad de tomar medidas enfocadas a la economía en general, dado que la destrucción de empleo que se dé en la construcción "no podrá ser absorbida por otros sectores, cuya fortaleza no es la suficiente".
En cuanto a las propuestas destinadas a la construcción, Galindo explicó que la Asociación de Promotores y Constructores de España (APCE) pedirá al nuevo Gobierno medidas financieras y fiscales para absorber el inventario de 400.000 viviendas que tiene el sector en la actualidad, "al igual que se ha hecho en Estados Unidos, donde comenzó la crisis financiera".
También reclamó otra serie de iniciativas para incentivar la construcción de inmuebles como políticas de vivienda y agilizar la gestión urbanística, que ha tenido un efecto real sobre el incremento del precio de las casas, y generar confianza a los compradores.
Por su parte, el consejero delegado de Analistas Financieros Inmobiliarios, Ángel Berges, insistió en que las administraciones "tienen que hacer algo", tomar medidas urgentes que "desatasquen las cañerías del sistema financiero", ya que el sector constructor se enfrenta a una "sequía absoluta de los mercados".
Berges apuntó que este "bache" que sufre la actividad constructora pasará en dos o tres años, porque "hay una demanda latente que saldrá al mercado". En cuanto a las empresas del sector, Galindo explicó que los inversores han dejado de ver a las inmobiliarias que están en bolsa como un "refugio", por lo que estas compañías han visto reducido su valor de cotización sobre el de sus activos a la mitad.
Consideró que el gran problema de estas compañías es el "estrangulamiento" de la liquidez que sufren a corto plazo, y por ello animó a las empresas a que vendan determinados activos que les permitan captar recursos para pagar la deuda, refinanciarla o desarrollar sus proyectos.
Durante la presentación del estudio Planner-Asprima 2008, el presidente de los promotores madrileños añadió que el precio de la vivienda libre (obra nueva y segunda mano) registrará un "crecimiento cero" en 2009, lo que en términos reales (teniendo en cuenta el IPC) supondrá una disminución.
El "brusco ajuste" del sector residencial afectará a 600.000 empleos en los próximos dos años, ya que en 2008 y 2009 se iniciarán 300.000 viviendas anuales, la mitad de las más de 600.000 que se comenzaron el pasado año.
Según las previsiones de Asprima, esta reducción de empleo en la construcción supondrá un aumento de la tasa de paro hasta el 9,5 por ciento en 2008, frente al 8,6 por ciento de 2007 y muy por encima de las previsiones del Gobierno para este año, que la sitúan en el 8,2 por ciento.
Asprima prevé que la demanda alcance las 400.000 viviendas en 2008 y las 300.000 en 2009, una vez se han agotado las variables que hicieron crecer al sector en los últimos años, cuando la demanda era de 600.000 viviendas anuales gracias al incremento de población y a la facilidad de financiación.
Esta reducción de la edificación supone que el sector constructor residencial restará 1,3 y 1,1 puntos al crecimiento del PIB para 2008 y 2009, que Asprima sitúa en torno al 2,4 y el 1,9 por ciento, respectivamente.
En este sentido, Galindo insistió en la necesidad de tomar medidas enfocadas a la economía en general, dado que la destrucción de empleo que se dé en la construcción "no podrá ser absorbida por otros sectores, cuya fortaleza no es la suficiente".
En cuanto a las propuestas destinadas a la construcción, Galindo explicó que la Asociación de Promotores y Constructores de España (APCE) pedirá al nuevo Gobierno medidas financieras y fiscales para absorber el inventario de 400.000 viviendas que tiene el sector en la actualidad, "al igual que se ha hecho en Estados Unidos, donde comenzó la crisis financiera".
También reclamó otra serie de iniciativas para incentivar la construcción de inmuebles como políticas de vivienda y agilizar la gestión urbanística, que ha tenido un efecto real sobre el incremento del precio de las casas, y generar confianza a los compradores.
Por su parte, el consejero delegado de Analistas Financieros Inmobiliarios, Ángel Berges, insistió en que las administraciones "tienen que hacer algo", tomar medidas urgentes que "desatasquen las cañerías del sistema financiero", ya que el sector constructor se enfrenta a una "sequía absoluta de los mercados".
Berges apuntó que este "bache" que sufre la actividad constructora pasará en dos o tres años, porque "hay una demanda latente que saldrá al mercado". En cuanto a las empresas del sector, Galindo explicó que los inversores han dejado de ver a las inmobiliarias que están en bolsa como un "refugio", por lo que estas compañías han visto reducido su valor de cotización sobre el de sus activos a la mitad.
Consideró que el gran problema de estas compañías es el "estrangulamiento" de la liquidez que sufren a corto plazo, y por ello animó a las empresas a que vendan determinados activos que les permitan captar recursos para pagar la deuda, refinanciarla o desarrollar sus proyectos.