(Libertad Digital) La Reserva Federal de EEUU (Fed), dirigida por Ben Bernanke, y JPMOrgan Chase, el segundo mayor banco de EEUU, han alcanzado un acuerdo para acudir al rescate financiero del banco de inversión Bear Stearns.
En concreto, ambas entidades asistirán a la entidad con liquidez y financiación extra durante un plazo máximo de 28 días, dada la necesidad de respiración asistida a nivel financiero que padece Stearns, el quinto mayor banco de inversión de EEUU.
La noticia ha provocado el desplome de las acciones del banco hasta un 50 por ciento en la Bolsa de Nueva York. Las acciones de Bear Stearns bajaban hoy 24,07 dólares (42,23 por ciento), hasta los 32,92 dólares dos horas después de la apertura de mercado bursátil, mientras que las de JP Morgan Chase caían 84 centavos (2,2 por ciento), hasta los 37,3 dólares.
Los rumores sobre los graves problemas que presentaba la entidad se han mantenido a lo largo de los últimos días. El presidente y consejero delegado de Bear Stearns, Alan Schwartz, señala que no han podido “disipar estos rumores”. Indica que la liquidez del banco “se ha deteriorado significativamente en las últimas 24 horas”, por ello, mediante esta medida esperan poder “recuperar la confianza del mercado y fortalecer nuestra liquidez”.
El pasado martes Schwartz aseguró que el banco de inversión no tenía problemas de liquidez y desmintió los rumores que circulaban en Wall Street al respecto.
Bernanke anunció "quiebras"
Pese a ello, fuentes de Stearns reconocen que, si bien con esta estrategia pretender aliviar los problemas de liquidez que acechan al banco, es posible que ello “no garantice el éxito de la operación”. Desde el pasado verano, se han colapsado dos hedge funds gestionados por el banco, por valor de miles de millones de dólares.
Casualmente, Bernanke avanzó, hace apenas dos semanas, que la crisis crediticia que vive el mercado financiero internacional provocaría "algunas quiebras bacarias". La intervención directa de la Fed, junto a JPMOrgan, para salvar del abismo a Stearns se produce justo tres días después de que la Reserva Federal inyectara en el sistema una cifra récord de 200.000 millones de dólares, con el objetivo de abastecer a un mercado interbancario que no da muestra alguna de mejoría desde el estallido de la crisis subprime, el pasado verano.