L D (EFE) En el escenario del Español se proyectaba una gran foto en color del actor leyendo un periódico en una terraza de Roma, mientras miraba una paloma, y justo en el centro del mismo era donde estaba situado su féretro, cubierto por una bandera anarquista, y colocada sobre ella la insignia de la Real Academia de la Lengua.
También se han acercado al Español, Álvaro de Luna, Nuria Espert, Massiel, Pedro y Agustín Almodóvar, Verónica Forqué, Montxo Armendáriz, Cayetana Guillén Cuervo, Tristán Ulloa, Berta Riaza, y el director de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha, o cineastas como Pedro Olea y José Luis Borau, para quien "su pérdida es un desastre".
A los lados unas cuantas sillas eran ocupadas por miembros de su familia y amigos. Entre ellos su hijo Fernando y su esposa, la actriz Enma Cohen, quien ha sido la que así lo dispuso, porque quería convertir la despedida de su marido en un tertulia de las que a él tanto le gustaban y, por eso, se encargaba de repartir los poemas que los invitados leían.
Detrás, donde la gente depositaba sus flores, varias coronas, como las de la Real Academia Española, Cultura, la familia Bardem, la productora El Deseo, Antonio Banderas y Melanie Griffth, que decía: "adiós, compañero", entre otras, recibían a los cientos de visitantes que se acercan a la sala.
En ella sonaban tangos como "Mi Buenos Aires querido" o "Caminito", algunas de sus canciones favoritas, ya que conservó la nacionalidad argentina hasta 1984.
Fue su hija Helena, fruto de la relación con la cantante María Dolores Pradera, la que al ver cómo el público se acercaba a rendir homenaje a su padre exclamó: "Qué bonito, él se lo merecía" y agradeció, en nombre de la familia, "todo el respeto mostrado" hacia el actor.
El patio de butacas aplaudía de vez en cuando a Fernán-Gómez, coincidiendo con las lectura de sus textos que realizaban compañeros de profesión, como Rafael Álvarez "El Brujo", Elvira Lindo, Fernando Guillén Cuervo, Julieta Serrano, Blanca Portillo, Loles León o Amparo Baró.
Pero no fueron los únicos aplausos que se escucharon en su honor, el Congreso de los Diputados le rindió un improvisado homenaje, al comienzo del debate para aprobar la nueva Ley del Cine a instancias del ministro de Cultura, César Antonio Molina, que horas antes se había acercado al Español en donde declaró: "Ha hecho multitud de cosas distintas y todas las ha hecho bien".
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se acercó pasadas las siete de la tarde y permaneció durante 45 minutos en la capilla ardiente y a la salida destacó que Fernán-Gómez "era una persona excepcional de la cultura española, figura que dejará una huella imborrable entre lo mejor que hemos podido hacer en este siglo".
"Querido y admirado por todos, es justo que le rindamos homenaje, le recordemos y le sintamos cerca a él, y a todo el mundo de la cultura que tanto aporta a la convivencia en nuestro país", prosiguió Zapatero, al tiempo que anunció que mañana el Consejo de Ministros le otorgará una condecoración. También pasaron otros políticos como el presidente del Senado, Javier Rojo, Inés Sabanés, Gaspar Llamazares, la ministra de Vivienda, Carme Chacón; la de Administraciones Públicas, Elena Salgado, o las ex ministras de Cultura, Carmen Alborch y Carmen Calvo.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, anunció que propondrá a su Consejo de Gobierno que se ponga el nombre del fallecido a un Instituto de Secundaria, y el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, que el Centro Cultural de la Villa pasará a llamarse Teatro Fernán-Gómez.
Otros como Pilar Bardem destacaba: "Se ha muerto mi dios"; el cineasta Gonzalo Suárez declaraba: "Todos lo hemos sentido mucho; Manuel Aleixandre: "Es lo más grande que hemos tenido en esta profesión y el más grande que he conocido en mi vida" y Marisa Paredes: "era la historia del cine español".