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Comienza a descender el nivel del agua en el anegado estado mexicano de Tabasco

Miles de habitantes del anegado estado mexicano de Tabasco se resignan a una prolongada estancia fuera de sus hogares, con el temor a que el lento descenso de las aguas descubra una tragedia mayor a las ya cuantiosas pérdidas materiales. Aunque hasta ahora sólo se han informado de tres víctimas mortales a consecuencia de las graves inundaciones que hace una semana provocaron el desborde de los ríos Grijalva y Carrizal, aún son muchos los afectados que no encuentran a sus seres queridos.

Miles de habitantes del anegado estado mexicano de Tabasco se resignan a una prolongada estancia fuera de sus hogares, con el temor a que el lento descenso de las aguas descubra una tragedia mayor a las ya cuantiosas pérdidas materiales. Aunque hasta ahora sólo se han informado de tres víctimas mortales a consecuencia de las graves inundaciones que hace una semana provocaron el desborde de los ríos Grijalva y Carrizal, aún son muchos los afectados que no encuentran a sus seres queridos.
LD (Agencias) Los ríos Carrizal y Grijalva, dos de los más importantes de Tabasco, en el sureste de México, comenzaron a bajar sus niveles de agua que se desbordaron desde hace ocho días por las lluvias de la tormenta tropical "Noel", que también causó daños en Chiapas. Según han informado las autoridades locales, el primero de los ríos, que atraviesa la ciudad de Villahermosa, capital tabasqueña, volvió a su cauce normal, debido a que disminuyeron las lluvias en la región de La Sierra, y se redujo la descarga de la presa hidroeléctrica Las Peñitas.
 
Pero, los canales de televisión y radio locales no cesan de emitir mensajes de personas en busca de sus familiares tras la evacuación de miles de damnificados que han salido del estado o bien se encuentran repartidos en los refugios habilitados en la capital, Villahermosa y otros municipios.
 
Para evitar el pillaje en los hogares abandonados, lanchas de la Marina de Guerra de México patrullan por el centro de la capital estatal, inundada por más de tres metros de agua, que cubre la mayoría de locales comerciales en las calles hasta hace poco más concurridas de la ciudad. Las arterias del centro de Villahermosa como la avenida Francisco I. Madero, la avenida Gregorio Méndez o la calle Reforma se han convertido en auténticos canales, que son transitados por algunos residentes que, a nado o en pequeñas embarcaciones, pretenden rescatar lo poco que les queda.
 
Sucursales bancarias, casas de empeño, peluquerías, tiendas de alimentos, hoteles y otros establecimientos comerciales situados en el centro de la ciudad están inundados mientras en las viviendas de los segundos pisos se observa a quienes se negaron a abandonar sus casas por miedo a la rapiña. "Estimado cliente, por contingencia, la oficina estará cerrada hasta nuevo aviso", reza un cartel en uno de los locales comerciales prevenido de la catástrofe que se avecinaba.
 
Conscientes de que el nivel de las aguas no bajará en muchos días y de que las labores de limpieza tardarán semanas, los habitantes de la capital del estado se preparan incluso para pasar las Navidades fuera de sus casas. Las autoridades estiman que una limpieza inicial de las zonas urbanas más afectadas puede prolongarse unos tres meses, en tanto que la recuperación de las áreas rurales de cultivo llevará más de un año.
 
La acumulación de aguas y residuos durante más de una semana abre un nuevo frente a las autoridades que deben luchar contra posibles brotes epidémicos, como el dengue o la malaria, y que han iniciado una vacunación masiva entre población y visitantes. Las aguas del Río Grijalva llevaron a las calles de la ciudad a diminutos peces que nadan cerca de las aceras pero también a animales más peligrosos, como pequeños caimanes y serpientes que aumentan los riesgos para la población.

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