L D (Europa Press) La sesión estuvo marcada por el discurso del primer ministro, Abbas el Fassi, que calificó de "inadmisible" e "inoportuna" la visita y advirtió de que "el pueblo marroquí (...) continuará movilizando sus propios medios para recuperar las dos ciudades ocupadas y las islas cercanas". Además, indicó que esta visita, que "hiere los sentimientos del conjunto del pueblo marroquí", "no cambiará la realidad, que se centra en la pertenencia histórica, geográfica y jurídica de las dos ciudades y de las islas mediterráneas a Marruecos", así como "el derecho inalienable, legítimo e indiscutible de Marruecos a recuperar sus tierras".
En este contexto, la presidenta del grupo Istiqlalien, Latifa Bennani Smirès, señaló que la visita de los Reyes "no sólo cuenta con el rechazo de los marroquíes, sino también con el de todo el mundo libre". Se refirió a la visita como "un grave error cometido por un país amigo contra nuestro pueblo, nuestro territorio y la cuenca del Mediterráneo, cuna de la civilización y de la Humanidad". Además, destacó la disposición de Marruecos para examinar la cuestión, con el objetivo de recuperar ambas ciudades, y mostró su deseo de que este examen se someta al control de Naciones Unidas, ya que se trata de un asunto de "descolonización".
Por su parte, el presidente del grupo Justicia y Desarrollo, Mustapha Ramid, estimó que esta visita constituye un "precedente peligroso que, por su valor simbólico, reactiva la agenda colonial con las consiguientes repercusiones en la política y la seguridad de la región occidental del Mediterráneo. Propuso hacer del 5 de noviembre el día de Ceuta y Melilla como ciudades ocupadas, y dedicar una hora en los colegios para recordar la marroquinidad de las dos ciudades. También emplazó a constituir una plataforma civil para trabajar por "la liberación de los territorios ocupados". Asimismo, solicitó la formación de un centro de estudios sobre el contencioso hispano-marroquí.
El presidente del grupo Haraki, Said Ameskane, consideró que la visita de los Reyes es un "contrasentido". "Es completamente contraria a la trayectoria positiva que conocen las relaciones bilaterales, y podría alterar el clima de confianza entre ambos países", dijo. También justificó la "indignación" de los marroquíes ante la visita, especialmente por su coincidencia con la celebración de la Marcha Verde. Esta visita "injustificable", indicó, "desembocará en una escalada, la exacerbación de los desacuerdos y el envenenamiento de las relaciones bilaterales".
Por otra parte, el líder del grupo socialista, Ahmed Zaydi, estimó que "las consecuencias nefastas de esta visita" sobrepasan el terreno político y económico para alcanzar el cultural. En este sentido, explicó que afecta a "la herencia cultural común, el diálogo y los intercambios simbólicos que habían permitido mantener las buenas relaciones entre marroquíes y españoles". Además se dirigió a la opinión pública española y europea para que recuerden que en el siglo XXI "no hay más sitio para la cultura colonialista".