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El enviado especial de la ONU regresa a Birmania para mediar entre la Junta Militar y la oposición

El enviado especial de la ONU para Birmania (Myanmar), Ibrahim Gambari, llegó este sábado a Rangún, poco después de que la Junta Militar "humillara" a la ONU al expulsar al jefe de la misión del organismo en el país. Se trata de la segunda visita de Gambari, a raíz de la represión ejercida por el régimen para aplastar las marchas pro democráticas. Los puntos clave a tratar: liberar a la Premio Nobel Aung San Suu Kyi, así como a los miles de detenidos.

El enviado especial de la ONU para Birmania (Myanmar), Ibrahim Gambari, llegó este sábado a Rangún, poco después de que la Junta Militar "humillara" a la ONU al expulsar al jefe de la misión del organismo en el país. Se trata de la segunda visita de Gambari, a raíz de la represión ejercida por el régimen para aplastar las marchas pro democráticas. Los puntos clave a tratar: liberar a la Premio Nobel Aung San Suu Kyi, así como a los miles de detenidos.
L D (Agencias) Fuentes de la ONU en Bangkok indicaron que Gambari, que llegó en un vuelo procedente de Turquía, se trasladará a continuación a Naypyidaw, la nueva capital y la sede de la cúpula militar que gobierna Birmania (Myanmar). Se espera que Gambari se entreviste con el general Than Shwe, el "hombre fuerte" de Birmania, y con la Premio Nobel Aung San Suu Kyi, en arresto domiciliario desde 2003, aunque no se conoce con exactitud la agenda del diplomático nigeriano.

Fuentes de la Liga Nacional para la Democracia (LND), la principal formación opositora, presidida por Suu Kyi, señalaron que su Comité Ejecutivo está preparado para entrevistarse con Gambari durante la gira. "Discutiremos la actual situación política y los cambios que requiere Birmania. Instaremos además a Gambari no sólo a escuchar, sino a actuar y crear una comunicación entre la LND y el Gobierno militar", dijo a los medios de la disidencia birmana Nyan Win, el portavoz de la LND.
 
Asimismo, Win declaró que el Comité pedirá a Gambari que haga todo lo posible para persuadir a la Junta Militar a que libere a Suu Kyi, la referente moral de las protestas de septiembre. Otro de los puntos claves de su visita será la cuestión de los miles de detenidos durante esas protestas, un asunto que preocupa especialmente al Secretario General de la ONU, Ban Ki Moon, que el viernes, en Turquía, dio las últimas instrucciones a Gambari.
 
Para la LND, la misión de Gambari puede tener frutos sólo si sus reuniones con la oposición se suceden sin la presencia de policías o funcionarios del Gobierno, algo que no ocurrió durante su anterior estancia. Sin embargo, Gambari visita Birmania poco después de que la Junta Militar "humillara" a la ONU con el anuncio de la suspensión en el cargo de Charles Petrie como representante de la oficina del organismo en Birmania.
 
Petrie, que se enfrenta a la expulsión del país, ha sido acusado por la cúpula militar birmana de "dañar la imagen de la nación", después de que el diplomático denunciara en un comunicado el deterioro de la situación humanitaria. La medida fue denunciada por Singapur, estado que preside la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), organismo regional del que Birmania forma parte, y que la cuarta semana de noviembre celebrará en esa nación su Cumbre de Jefes de Estado.
 
Además, Gambari, que planeaba coordinar con Petrie la puesta a punto del plan de reconciliación nacional de la ONU, se encontrará con un país más aislado, tras el nuevo corte de los servicios de internet promulgado el jueves por la Junta Militar. Según los analistas, con esas medidas la Junta Militar siguen la partitura del "un paso adelante y dos atrás" en el que es un consumado maestro Than Shwe.
 
Los expertos creen que el militar, el pilar del "sector duro" del régimen, logró neutralizar el pasado septiembre gran parte de la agenda de Gambari, que fue "forzado" a acudir a varios seminarios gubernamentales mientras Than Shwe demoraba la entrevista que ambos finalmente mantuvieron en Naypyidaw. En base a esto, organizaciones en defensa de los derechos humanos como Human Rights Watch han exigido a Gambari que apunte "al corazón del asunto, que es el fin del draconiano régimen militar y el abuso sistemático de los derechos humanos". La brutalidad de los militares birmanos, en el poder desde hace más de 40 años, quedó patente en las movilizaciones de septiembre, en las que murieron unas 200 personas, según la disidencia, a causa de los disparos y los golpes de las fuerzas del orden.

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