(Libertad Digital) No es un brindis al sol ni una pataleta propia del final de una legislatura desastrosa. El texto, encabezado por un ejercicio de intenciones –Por la concordia nacional y la reforma constitucional– ha contado con un asesoramiento jurídico de alto nivel que se advierte nada más comenzar a leerlo. Basta reproducir una frase de Vidal Quadras durante la presentación para quedarse tranquilo: “Si Gabi Cisneros vivera estaría hoy con nosotros en esta mesa”.
Los representantes de Foro Ermua y Convivencia Cívica Catalana, las fundaciones Concordia, Defensa de la Nación Española y Papeles de Ermua reunieron a varios medios de comunicación en el hotel madrileño Príncipe y Serrano para exponer los detalles de una reforma constitucional que pretende calar ante el próximo proceso electoral. Dejan claro que no son un nuevo partido ni dependen del PP. Son representantes de la sociedad civil que se han puesto a trabajar en serio ante una realidad que ya se ha convertido en el principal problema de España.
El encuentro con la prensa comenzó con una introducción de Iñaki Ezquerra que puso ejemplos claros de lo que supone aumentar el poder de los nacionalistas. “La Justicia será injusticia, habrá purgas sistemáticas como sólo ellos saben hacer. A los no nacionalistas se les acosaría formalmente por fraudes en la Renta o hasta con acusaciones de pederastia”. El colmo del éxodo propiciado por estas purgas sería “salir sin honor por culpa de un juez vendido al nacionalismo”.
La sobre-representación que se ha concedido a los nacionalistas queda plasmada, lamentó Ezquerrra, en la importancia que se da a “los viajes de Ibarretxe” a Madrid para visitar a Zapatero, “como si viniera de lejanas colonias”.
Francisco Caja, profesor de Filosofía de la Universidad de Barcelona y presidente de Convivencia Cívica Catalana diseccionó los ejes de la reforma constitucional. Caja hizo hincapié en que esta propuesta que se lanza a la sociedad, a diferencia de procesos como el Estatuto catalán, tiene la voluntad inequívoca de llevarse a cabo dentro de los cauces que establece la propia Constitución para su reforma.
Y es que desde este movimiento cívico se asume la dificultad intrínseca que entrañan este tipo de reformas, en el caso de nuestra Constitución la reforma agravada prevista en el artículo 168.1 obliga a la aprobación por dos tercios del Congreso, la disolución de las Cortes para conformar unas cámaras constituyentes que ratifiquen la reforma y, lo que subrayó Caja como más importante, la aprobación en referéndum por el pueblo español. Caja remarcó este último punto, ya que, en definitiva, será la nación española donde reside la soberanía quien decida sobre la reforma.
Entrando en materia Santiago Abascal se encargó de comunicar la agenda política que ha de acompañar a esta iniciativa y que se centra en tres ejes:
- La derrota de José Luis Rodríguez Zapatero en las elecciones y la consiguiente sustitución de la dirección del actual PSOE.
- Concluir por necesidad que ya no se puede llegar a pactos de gobierno con nacionalistas (ni parecidos ni distintos a los ya conocidos en 1993, 1996 y 2004) por su reiterada negativa a colaborar en la lucha contra ETA y su inequívoca voluntad secesionista.
- Llegar a un pacto de legislatura e incluso a un gobierno de concentración nacional entre PP y PSOE para abordar la reforma constitucional que se presenta. Se habló, en este sentido, de la posibilidad de adoptar los modelos francés o alemán.
Para Abascal todos estos principios están presentes en la inmensa mayoría de la sociedad española y "en las bases de los dos grandes partidos nacionales", no así en sus elites.
Todos coincidieron en que si se rechaza cualquier escenario de pacto con los nacionalistas es porque ya no queda nada que se pueda pactar, “no hay objeto material que se pueda acordar con ellos, no queda nada salvo la soberanía de España”. Para aquellos que invocan la capacidad moderadora de los pactos Abascal también tuvo una respuesta: “Ningún pacto con nacionalistas ha conseguido moderarles, nunca se les ha frenado”.
Alejo Vidal Quadras comenzó su discurso con una alegoría de las misiones de la NASA en las que se dice eso de “Houston, tenemos un problema”. Pues “Houston lleva recibiendo esa señales de problema desde hace muchos años y Houston no se entera. Pero tiene que enterarse porque si no la nave se desintegra”. No se trata de impaciencia, matizo Vidal Quadras: “Llevamos treinta años intentando integrar a los nacionalistas pero no quieren, ¡no son integrables!, aunque sea doloroso decirlo. Hay que neutralizarlos (...) por lo menos quiero preservar la dignidad de mi país”. Otro mito que el eurodiputado desmontó es el de la existencia de distintas intensidades de nacionalismo: “No hay nacionalismo moderado, todos son separatistas. Lo de Pujol era una ilusión”. Para Vidal Quadras el nacionalismo, sin distinción, está en “rebelión subversiva contra el Estado”. Tampoco es cierta la creencia de que si se neutraliza al nacionalismo se generará inestabilidad. “No pasaría nada. Me apuesto lo que queráis a que los nacionalistas se callarían y sus gritos se transformarían en suaves balidos. Los conozco muy bien”, zanjó.
Imposible el 96
En el aire flotaba una pregunta sobre las intenciones del PP, conocidas las repetidas ocasiones en las que se recuerda el escenario electoral del 1996 y la posibilidad de reeditar pactos de gobernabilidad. Pero también hubo respuesta: “Si alguien en mi partido, sea quien sea, vuelve a decir lo del 96 es que ha perdido por completo el contacto con la realidad. No hay más que dar. No queda nada. Sólo España”. Los líderes del PP que insisten en el posibilismo, señaló Vidal Quadras, “necesitan una reflexión más profunda. Es un mecanismo psicológico: ante lo terrible se tarda en reaccionar”. Alberga pues, esperanzas de que sólo hace falta tiempo.
Con vistas a marzo, el presidente del Fundación Concordia dijo que “por primera vez ganar las elecciones no es electoralismo, es la buena acción del día”. Según Alejo Vidal Quadras, el PP “todavía no se ha definido sobre la reforma integral de la Constitución pero debe hacer suya esta agenda y definirse a la mayor brevedad posible. Reveló también que Mariano Rajoy “está al tanto de la iniciativa pero de momento no ha dicho nada”.