No fue el único escenario de acciones violentas. En el barrio de Alhone, distrito comercial situado también en el casco viejo de Rangún, la principal ciudad del país, un testigo afirmó que policías y militares se llevaron en brazos a tres monjes que presentaban heridas de bala, por lo que no se descarta que aumente el número de fallecidos
Ante esta situación, la Liga Nacional para la Democracia (LND), la única formación opositora que resiste a la fuerte presión del régimen y que lidera la premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, denunció que las agresiones sufridas por los monjes budistas son "la mayor afrenta en la historia" cometida hasta ahora por la Junta Militar. En un comunicado, la LND advirtió al Gobierno que este tipo de actos contra los religiosos nunca serán perdonados por el pueblo birmano. "Advertimos previamente a las autoridades de que si empleaban la violencia para sofocar las marchas de protesta pacíficas cometerían la mayor afrenta de la historia", señaló la LND.
Siguiendo la estela de violencia, en las cercanías de la gran pagoda de Shedagon, al menos cuatro religiosos resultaron heridos, cuando los soldados dispararon botes gas lacrimógeno sobre los manifestantes que intentaron sobrepasar la barrera montada por las fuerzas de seguridad. En Sanchaung también se han sucedido los enfrentamientos entre civiles y soldados.
A pesar de la represión, los manifestantes aseguraron que no cederán ante las intimidaciones del régimen y continuarán con sus protestas, las más importantes contra los generales desde hace casi veinte años.
La dictadura que gobierna desde hace 45 años a Birmania, ahora oficialmente Unión de Myanmar, declaró este martes el toque de queda y desplegó cientos de militares en las principales ciudades. También prohibió las manifestaciones aunque esa medida ha sido desafiada por los monjes y miembros de la LND. Más de 150.000 personas se manifestaron entre el lunes y martes en lo que constituye el mayor desafío al poder militar.