LD (Víctor Gago) El homenaje a Jesús Polanco reunió a directivos del Grupo Prisa, con su presidente heredero Ignacio Polanco al frente, y a una amplia representación del Gobierno encabezada por la vicepresidenta María Teresa Fernández de La Vega.
El reencuentro tuvo lugar este jueves, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, un día después de que el diario El País dedicase un duro artículo editorial a las medidas para el acceso de los jóvenes a la vivienda, uno de los planes estelares del Gobierno de Rodríguez Zapatero para conseguir el objetivo de ganar las próximas Elecciones Generales y que El País desenmascaró como una burda copia de un fracasado plan de subvenciones al alquiler impulsado por la ex ministra María Antonia Trujillo.
Entre canciones interpretadas en vivo por Diego El Cigala y discursos funerarios en la mejor tradición romántica, el espíritu de Jesús Polanco conminaba a que el Gobierno socialista y su mentor ideológico y propagandístico vuelvan a la senda de la colaboración.
Con Felipe González como médium, Polanco se encarnó para llamar a la reconciliación, porque "Jesús estaría sufriendo por los daños colaterales del fuego amigo de esta segunda guerra del fútbol tan absurda que estamos viviendo", dijo el ex presidente del Gobierno.
El consejero delegado de Prisa no hizo referencia alguna a la llamada "guerra del fútbol". Juan Luis Cebrián prefirió seguir con sus obsesiones de los últimos tiempos, la COPE, los jueces que no le dan la razón en sus querellas personales y, sobre todo, la derecha radical y extremista.
Más solipsista que de costumbre, dejó en el aire una misteriosa adivinanza sobre el averno: "los infiernos de las ondas, de las camisetas, de las lenguas,...", dijo. Cada loco con su tema.
El alcalde de Madrid se sentó a la izquierda del heredero Ignacio Polanco, durante el homenaje, sobrio y a la vez reverencial, como gusta el estilo de la Casa. A la diestra, lo flanqueaba Felipe González.
Alberto Ruiz-Gallardón cantó las virtudes de Jesús Polanco como gerente, destacó su contribución a la modernidad la industria de la comunicación en España y agradeció que supiese acoger al "liberalismo de derechas" en sus medios.
El Gobierno también puso de su parte, para conseguir la reconciliación con Prisa o, al menos, para no agravar la fractura.
No asistió Rodríguez Zapatero al Círculo de Bellas Artes, pero le representó María Teresa Fernández de La Vega, que se llevó un cortejo de ministros: Mariano Fernández Bermejo, Elena Salgado, José Antonio Alonso, Magdalena Álvarez, Miguel Ángel Moratinos, Bernat Soria y Alfredo Pérez Rubalcaba, viejo amigo de la Casa Polanco.
El ministro del Interior tiene que estar pasándolo mal, con el corazón partido entre sus dos hogares.
Una guerra de poder con "daños colaterales"
La llamada guerra del fútbol entre Sogecable-Prisa y Mediapro ha estado a punto de dinamitar la privilegiada y fecunda relación del grupo de medios de comunicación más poderoso del país con el PSOE de Rodríguez Zapatero.
El pasado martes, Sogecable sufría un fuerte batacazo en la bolsa por la competencia agresiva de La Sexta a abrir el fútbol de pago o tirar los precios –12 partidos al mes en TDT, por un euro cada uno, ha sido su última oferta–.
Al día siguiente, El País propinó durísimas críticas a Rodríguez Zapatero y a la ministra de Vivienda, Carmen Chacón, que el martes habían presentado con fanfarria de cumbre de Estado un plan para facilitar el acceso a la vivienda que el diario de Prisa calificó de auto-plagio de un plan de 2004 fracasado.
El buque insignia de la familia Polanco respiraba por la herida de la guerra del fútbol y elegía bien sus objetivos: Rodríguez Zapatero, al que Prisa responsabiliza de haberles desamparado en la guerra contra Mediapro; y Carmen Chacón, pareja sentimental de Miguel Barroso, muñidor político del nuevo grupo de comunicación impulsado por Jaume Roures, presidente de Mediapro.