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NUEVOS AIRES EN LA CEOE, por Víctor Gago

LD (Víctor Gago) El presidente de la CEOE ha recomendado políticas liberales decididas –con las únicas contradicciones del intervencionismo monetario y el llamado "diálogo social" o negociación laboral centralizada, que también defiende– en su primer discurso desde que fuera elegido en julio para suceder al eterno José María Cuevas.
 
A Gerardo Díaz Ferrán le han escuchado con ávida curiosidad empresarios, políticos del PP, dirigentes sindicales y periodistas, pero ningún miembro del Gobierno.
 
Invitado de la tribuna Nueva Economía Forum, el líder de la Patronal concitaba este martes en el Ritz de Madrid un auditorio más numeroso que de costumbre en este tipo de foros.
 
Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz-Gallardón le arroparon, y para ambos tuvo palabras de reconocimiento y comprensión.
 
Reconocimiento: a Esperanza Aguirre y a los Gobiernos del PP, porque "han demostrado que se pueden bajar impuestos y aumentar la recaudación gracias al impulso de la actividad económica que las políticas de ahorro fiscal generan".
 
Comprensión: con Ruiz-Gallardón, porque "los municipios tienen menos margen que los Gobiernos autónomos para bajar impuestos, de los que dependen para su financiación".
 
Una forma elegante de comparar sin herir a quien baja impuestos y a quien los sostiene –por no decir que los sube sin anestesia–.
 
El discurso del nuevo portavoz de los empresarios españoles –si es que, en la España post-Zapatero, puede decirse que la CEOE representa también a las patronales, predominantemente nacionalistas, de Cataluña y País Vasco– defiende con claridad la libertad y sus principios rectores en la economía: unidad de mercado, desregulación, supresión de trabas administrativas, seguridad jurídica, liberalización de mercados, políticas fiscales para el ahorro y la inversión, reducción del sector público, gestión privada de servicios públicos,  flexibilidad laboral, afiliación voluntaria a organizaciones empresariales –una puya a las Cámaras de Comercio, donde hay que apuntarse sí o sí–,...
 
Claro que, al mismo tiempo, la CEOE no desea quitarse la toga de negociadora, vertical y suprema, de las condiciones de trabajo de millones de personas a través del llamado "diálogo social", que Díaz Ferrán considera un "instrumento básico" del desarrollo, al que atribuye nada menos que "el secreto del llamado milagro español".
 
Otra contradicción típica del corporativismo empresarial, en la que incurre el nuevo presidente de la CEOE, un liberal persuasivo en la mayor parte de su visión, es asignar a los Bancos Centrales cualidades demiúrgicas.
 
De ahí, su respaldo a la política de liquidez y de tipos seguida hasta ahora por los principales emisores, BCE, Reserva Federal y Banco de Inglaterra, una política intervencionista contra la que la doctrina liberal austriaca opone prevenciones bien fundamentadas, al creerla portadora de un círculo de incierto recorrido, que empieza en la inflación y no se sabe dónde acaba.
 
Al margen de estas dos concesiones, el discurso de Díaz Ferrán es una aportación muy sólida para abrir la mentalidad empresarial.
 
Pide a los políticos, en esencia, lo que todo empresario auténtico necesita para crear riqueza: que le dejen en paz, que no estorben con regulaciones inútiles –"¡Más de 22.000 leyes y normas en España!", se maravilló–, que no creen un laberinto administrativo con las 17 comunidades autónomas y sus respectivos estatutos, que dejen funcionar al mercado en libertad y con unas reglas claras, sencillas e iguales para todos, que dejen de competir deslealmente desde empresas públicas ineficaces e ineficientes,...
 
Prueba de que algo muy profundo viene a cambiar este emprendedor de raza, presidente de Marsans y Air Plus Comet, entre otras sociedades –algunas de ellas creadas y gestionadas junto a su socio de toda la vida, Gonzalo Pascual, presidente de Spanair–, es su idea de las subvenciones, explicada al ser preguntado por su opinión ante el llamado cheque escolar.
 
Cualquier empresario tradicional habría defendido las subvenciones de toda la vida, las que se reparten entre una clientela de empresarios afines a los gobiernos de turno, pero Díaz Ferrán ha demostrado que corren nuevos aires en la CEOE, al apuntarse al cheque escolar como símbolo de una nueva forma de convivir con las subvenciones: "Si tienen que existir las subvenciones", ha dicho, "que sean directas y las reciba el usuario final, para que éste elija los servicios que necesita".
 
Que no es un dirigente empresarial al uso, pendiente de la política y de los políticos, también se ha visto en su franca opinión a favor de considerar la introducción de la energía nuclear en el mix energético español.
 
"Sé que mi dircom me va a matar, pero tengo que decir lo que pienso, y es que España es un país dependiente del suministro energético del exterior, le compramos energía a Francia producida con centrales nucleares, con lo que el riesgo –hoy, ciertamente, mínimo, con el avance en las tecnologías de fisión– es el mismo que si la produjéramos nosotros", explicó el jefe de la Patronal.
 
Nadie salió defraudado con sus ideas, quizá porque era un auditorio familiarizado con la tradición de la libertad.
 
Probablemente, al Gobierno no le habría gustado tanto, y quizá por eso no fue nadie a escucharle.

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