(Libertad Digital) Según informa el ABC en su última edición, la seguridad de la Biblioteca Nacional tuvo un "agujero" entre agosto y octubre de 2006 por las nuevas disposiciones que la administración de Rosa Regás impuso para el acceso de investigadores y lectores. La anormal situación ha saltado después de que se denunciara la desaparición de dos mapamundis de la "Cosmographia" de Claudio Ptolomeo.
Los libros hurtados se encontraban en la en la sala Cervantes, bajo estrechas medidas de seguridad y vigilancia. De hecho, su acceso se encontraba restringido a investigadores con carné. Varios estudiosos revelan al diario que con anterioridad al "agujero", eran sometidos a una meticulosa revisión de carpetas, abrigos, bolsos y cualquier otro tipo de objetos en los que se pudieran ser utilizados para el robo, además de los detectores de libros y las cámaras.
Siempre según el periódico, en agosto de 2006 los vigilantes "dejaron de rondar por la sala, por orden estricta de la directora técnica, Teresa Malo". Incluso, destaca, se llegó a pedir a los asistentes y bibliotecarios que realizarán tareas de vigilancia lo que provocó roces laborales. Esas disposiciones, indican las fuentes consultadas, tenían por objetivo "armonizarlas con el criterio de la nueva dirección".