(Libertad Digital) El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha regresado con su carácter intacto. Fiel a su estilo, entre didáctico, descarado y cínico, el ministro explicaba este miércoles que si no hay detenidos por las acciones de terrorismo callejero de las últimas semanas es porque "aunque parezca fácil, no es fácil demostrar que alguien está en un acto de violencia callejera".
Suelen ser "acciones rápidas, en las que huyen en poco tiempo del lugar", llegó a explicar, sin inmutarse.
Por todo ello, Rubalcaba señaló que el Gobierno deja para septiembre una evaluación del terrorismo callejero, que no ha cesado en ningún momento de la falsa tregua y, ahora que está rota, se ha disparado.
La primera reacción a estos argumentos del ministro ha llegado de las víctimas. El portavoz del Foro Ermua, Mikel Buesa, ha reconocido este miércoles su perplejidad, en declaraciones a COPE.
"Parece que el ministro sólo quería hablar del tráfico, cuando es un hecho que el terrorismo callejero es una amenaza cotidiana para determinados ciudadanos del País Vasco, hasta el punto de que varios concejales de Bilbao han tenido que salir escoltados de un Pleno para no ser linchados", recordó Buesa.
Las razones de Rubalcaba para no detener a los que amedrentan y perpetran atentados en la calle le suenan a "excusas". Son, dijo Buesa, "una justificación que no se compadece con los hechos".
Para el portavoz del Foro Ermua, la razón de fondo de la pasividad de la Policía es que "hay momentos en que lo políticamente correcto es hacer detenciones y otras, en las que no".