L D (Europa Press) El vecino de Pisco Rómulo Palomino, que trabajaba en las tareas de desescombro, declaró a la agencia de noticias Andina que encontró al pequeño en la madrugada del jueves, horas después del terremoto de 8 grados que destruyó la ciudad y costó la vida a más de 500 personas y más de mil resultaron heridas.
Palomino, citado por la agencia este sábado, explicó que halló al pequeño, que aún no ha podido ser identificado, cuando sacaba cadáveres de entre los pedazos de paredes y techo de adobe que sepultaron a unas 200 personas que se encontraban en misa cuando se produjo el terremoto.
"En siete horas, hallé y saqué a más de veinte cadáveres, cuando me encontré con el niño... Era un milagro que hubiera sobrevivido tantas horas respirando solo polvo y muerte", indicó. Inmediatamente llevó al bebé al hospital de la ciudad, que era un caos y no consiguió ayuda, por lo que decidió llevarlo a la ciudad de Paracas, más al sur, donde permanece al cuidado de su esposa, Ana.
"Lo estoy cuidando con lo poco que tengo, aunque le falta leche y ropa", afirmó Ana de Palomino, que perdió su casa y todo lo que poseía con su esposo durante el seísmo, porque Paracas también fue duramente golpeada por el sismo.
"Hallar con vida a este pequeño es el consuelo que llevaré para toda mi vida", aseguró Rómulo Palomino, quien encontró horas más tarde los cadáveres de sus padres, tomados de la mano, entre los escombros de la iglesia. En esa iglesia ya han sido extraídos un centenar de cuerpos.