Dicen que todos los dirigentes del PSOE tienen sobre su mesita de noche el libro No pienses en un elefante de George Lakoff, analista del think tank progresista estadounidense Rockridge Institute. El repentino interés de la dirección federal del PSOE en Lakoff no es otro que descubrir los motivos que explican el cambio de tendencia que ha llevado a la derecha a triunfar en la mayoría de países europeos.
Los principales analistas internacionales atribuyen el éxito de la derecha europea a su capacidad para encuadrar la realidad, identificarla, definirla y trasladar a la sociedad la necesidad de trabajar en la dirección adecuada. Los que saben de estas cosas, aseguran que el éxito de la derecha se basa en que es mucho más eficaz que la izquierda en encuadrar la realidad. Así mientras la izquierda habla de temas tan etéreos como la "alianza de civilizaciones", la derecha ha concentrado sus esfuerzos en encuadrar la realidad entorno a lo que Lakoff define mediante la metáfora del "padre estricto". Para el centro-derecha, el objetivo fundamental de la sociedad es proteger a los suyos dándoles un sentido de la responsabilidad, de esfuerzo y de disciplina. Así ha ganado Sarkozy las elecciones en Francia. Pero no sólo Sarkozy. En los últimos tiempos, la derecha ha escalado posiciones también en Bélgica, en Austria, en Alemania, en Finlandia, en los Países Bajos, en Polonia y en Suecia.
Por ese motivo, los estrategas de Moncloa y Ferraz están tan interesados en conocer las razones del auge de la derecha en Europa. Hay quien, dentro del PSOE insiste en la idea franquista de que Spain is different para quitarle importancia a los resultados de la derecha en Europa aunque, en privado, analizan con preocupación los movimientos de Rajoy y del Partido Popular. ¿Podría la derecha o el centro-derecha en España sumarse a la ola europea que apuesta por situar a la izquierda en la oposición? Es decir, esos valores de contundencia, firmeza y respeto que triunfan en el resto de Europa, ¿son también válidos para la derecha en España? Yo creo sinceramente que sí. De hecho lo han sido durante los ocho años de Gobierno popular en España.
Es cierto que la derecha en España tiene mala prensa. Se ha establecido una conciencia que determina que la derecha, el PP, algunos medios de comunicación, los católicos y quienes creen en la España constitucional se han convertido en los enemigos de la democracia. ¿El motivo? No ser de izquierdas y poco más. ¿Es eso justo? Creo sinceramente que no. ¿Qué es hoy ser de izquierdas y de derechas? ¿Defender la adopción de niños por parte de homosexuales es de izquierdas? Si lo es, ¿por qué los socialistas franceses, con Jospin a la cabeza, defendían los mismos planteamientos que el PP en España en relación a este tema? ¿Es ser de izquierdas defender que no podía producirse una intervención militar en Irak cuando países gobernados por la izquierda no sólo apoyaron sino que participaron activamente en la intervención militar?
En todo caso, la derecha social en España –también en Cataluña– tiene que perder los complejos para poder sumarse a esa ola de cambio que recorre Europa. Si los ciudadanos no tienen problemas en hablar abiertamente de los temas que le preocupan o interesan, ¿por qué los tenemos que tener los políticos? ¿Por qué la mayoría de políticos catalanes se refieren a España como "Estado español"? ¿Por qué no reconocemos abiertamente lo que somos y lo defendemos sin complejos?
En España, la derecha o centro-derecha debe hacer lo mismo que ha hecho en el resto de Europa: identificar y encuadrar los problemas y ofrecer soluciones a los problemas reales. Sarkozy y Merkel son ejemplos a seguir. Seguridad, inmigración legal e integrada, lucha contra el terrorismo, rebaja de impuestos, defensa de la ley, de la Constitución y del Estado de Derecho. Estos son nuestros encuadres. Lo está haciendo Rajoy. No nos escondemos aunque los altavoces políticos y mediáticos de la izquierda pretendan meternos en una cueva. Los ciudadanos tienen derecho a tener partidos políticos que hablen de sus problemas y no de los problemas de los políticos. En España sólo el centro-derecha habla de los problemas reales de los ciudadanos. Es más, cuando se acerca una campaña electoral, la izquierda nos pide que saquemos del debate temas como el de la seguridad o la inmigración. ¿De qué quiere hablar la izquierda? ¿De sus problemas o de los problemas de la gente?
En Cataluña, por poner un ejemplo y según una encuesta del propio Gobierno, sólo el 1,1% de los ciudadanos cree que el Estatuto es prioritario y menos del 5% cree que la mejora del autogobierno catalán afecta a su vida cotidiana. Dejemos a la izquierda en sus cosas y ocupémonos de los problemas de la gente. Para eso estamos.