LD (Víctor Gago – Enviado especial, Navacerrada, Madrid) La expectación por la conferencia de Mauricio Rojas, chileno emigrado a Suecia, diputado del Partido Liberal en la Cámara legislativa de este país, estaba justificada por el recuerdo que dejó su conferencia en la edición del año pasado del Campus FAES.
Rojas ha intervenido junto a la ex ministra alemana Ursula Lehr en la sesión de este sábado del curso sobre Demografía e Inmigración, con el que se cerrará este domingo el programa de 2007 del Campus de la Fundación ligada al Partido Popular.
Rojas asume que la inmigración masiva es “el primer desafío” que tiene ante sí Europa y desarrolla cuatro claves que, a su juicio, ayudarían a gobernantes y otros tomadores de decisiones a organizar una respuesta eficaz y a largo plazo.
Esas claves seleccionadas por el diputado sueco son el control del flujo migratorio, la globalización, el impacto en el mercado de trabajo y el Estado del Bienestar, y, en cuarto lugar, la influencia del Islam en la integración.
Rojas ha defendido un control político de los flujos de inmigración porque “la coyuntura económica cambia y los Gobiernos deben prever el impacto de una inmigración incontrolada en coyunturas económicas adversas”. A su juicio, “es irresponsable” no controlar los flujos y supone una política contra los propios inmigrantes.
El diputado sueco también ha analizado las opciones sobre políticas de integración. A su juicio, la respuesta no pasa por la asimilación ni por el multiculturalismo, que considera respuestas “extremas”.
Sin citar a Mikel Azurmendi, que ha defendido en este mismo seminario la asimilación cultural de los inmigrantes como condición para vivir en las sociedades de acogida, Mauricio Rojas considera esta respuesta “inviable y poco liberal”.
“No podemos pensar ni en términos de asimilación ni de multiculturalismo como respuestas al desafío de la integración. Ambas son inviables”, opina Mauricio Rojas.
A su juicio, la asimilación es un proceso forzoso en el que “se trata de aculturizar a una persona y meterle en la mente una cultura totalmente nueva. Un proyecto así es bastante imposible en una sociedad globalizada, amén de muy poco liberal”, considera Rojas.
En el otro “extremo”, apunta, se sitúa la solución multiculturalista, “también imposible”.
“Todavía está muy de moda, a pesar de que nació en Europa en los años 60. Su esencia es una visión idealizada del Tercer Mundo, eso que se dio en llamar la ideología tercermundista. En parte, el surgimiento del multiculturalismo tiene su explicación en el hecho de que Europa tenía un motivo para avergonzarse de una parte de su herencia, el Holocausto, la II Guerra Mundial. El problema es que se ha avergonzado de toda su herencia, y no sólo de una parte”, ha argumentado.
Rojas ha propuesto una política alternativa, que ha llamado “el modelo de la pizza”, un producto del que toma, básicamente, su estructura:
“La pizza”, ha dicho, “tiene una masa común, a la que agregamos lo que queremos. Cada uno le añade su diversidad, pero siempre sobre algo que le da un marco a todo. En el modelo de la pizza, hay diversidad pero también hay comunidad”.
En primer lugar, su pizza contiene “no sólo el respeto a las Leyes, sino, sobre todo”, subraya Roijas, “el espíritu de las Leyes, su base histórica, ética y cultural. Hay que entender la historia que da sentido a las leyes”.
Rojas también ha advertido sobre el riesgo de colapso del Estado del Bienestar por la presión migratoria. Muchos de los derechos y prestaciones constituyen, en sí mismos, “un estímulo económico a la inmigración”, señala.
La respuesta a este desafío pasaría, a su juicio, por una revisión del estado del Bienestar y por flexibilizar el mercado de trabajo, que actualmente “condena a la exclusión y la marginalidad, en Suecia, al 24 por ciento de los inmigrantes que han quedado en paro. La situación es similar en Alemania y Francia, y lo será en España cuando la coyuntura económica se revierta”.
Respecto de la integración del Islam a través de las comunidades de inmigrantes de esta religión, Mauricio Rojas ha sostenido que la política sobre esta materia debe nacer de la pregunta acertada: “¿Qué Islam queremos?”, la formula.
En su opinión, el “Euro-Islam” o Islam integrado en las sociedades europeas puede ser una oportunidad de modernizar y secularizar el Islam.
“Hay que apoyar el Islam tolerante, secularizado, el Euro-Islam, tanto como combatir con firmeza el fundamentalismo”, propone Rojas.