(Libertad Digital) El abogado defensor de Youssef Belhadj ha comenzado su alegato final criticando duramente la instrucción, realizada por Del Olmo, y a la Fiscalía. "En esta causa se detuvo, nada más y nada menos, que a 120 personas. Es como si tuviéramos un ejército de Al Qaeda en Lavapiés", ha ironizado el abogado. Pero, tal y como ha recordado, de esos 120 detenidos "sólo se procesó a 29".
Y es que para Francisco Andújar, "si aquí estuvieran los 7 fallecidos en Leganés, más los 4 huidos, más las personas a las que corresponde el ADN encontrado en el piso, no hubiese sido necesario traer a juicio a Rabei Osman, ni a Hasan El Haski, ni a Youssef Belhadj", considerados autores materiales de los atentados del 11-M. "Internacionalizar este proceso, ¿para qué?", se ha preguntado. "Porque, si no, habríamos tenido sólo gente de Asturias". Por ello, puso también de manifiesto la existencia a lo largo de toda la causa de una completa "falta de rigor" que comenzó con la Policía y se extendió a la instrucción y a la acusación practicada por las acusaciones durante la vista oral. "El rigor ha brillado por su ausencia", dijo.
El secreto sumarial y los traductores, causa de nulidad
Como han hecho todas las defensas que le han precedido, Francisco Andujar ha señalado como una de las causas de nulidad que solicita el secreto sumarial. "El Tribunal Constitucional habla de levantamiento (del secreto de sumario) con la antelación suficiente para poder pedir nuevas diligencias de prueba o repetir las anteriores", ha recordado el abogado de Belhadj. Y ha añadido que "el secreto se levanta a finales de abril de 2006 y el plazo para conclusiones provisionales se extendió hasta junio de 2006".
Si ya de por sí el letrado expuso el poco tiempo concedido, explicó que en su caso tuvo un problema añadido: el de los traductores. El letrado explicó con todo detalle las dificultades que le supuso la comunicación con su cliente que no habla castellano. Recordó que lo trajeron de Bélgica y únicamente conoce el francés y el árabe por lo cual durante un periodo de un año y ocho meses no pudo comunicarse con él. Indicó que se vio obligado a dirigirse a todas las instituciones judiciales españolas para solicitar un traductor, que finalmente y tras incontables trámites, le facilitó el Ministerio de Justicia.
Este problema de idioma influyó también que la comprensión por parte de su cliente de las acusaciones vertidas en su contra. "Youssef Belhadj se pasó un año y ocho meses sabiendo que estaba imputado en el caso del 11-M pero sin saber por qué".
Sobre los delitos por los que le acusa la Fiscalía, pertenencia a banda terrorista en grado de dirigente y autor material de los atentados por inducción por los que pide 38.962 años de cárcel, su abogado ha señalado que "la Fiscalía tenía que haber acreditado la pluralidad de actos que le llevaron a convertirse en líder" y ha añadido que "una persona no se levanta un día y es un líder" ya que "el liderazgo requiere un tiempo".
Una huelga de hambre "no es una cuestión penalmente relevante"
Ha recordado uno de los motivos esgrimidos por el letrado Gonzalo Boyé. Este abogado de la acusación llegó a plantear que el hecho de que Belhadj, Rabei Osman y El Haski hubieran liderado una huelga de hambre, secundada por otros procesados, era "un indicio suficiente" de su condición de dirigentes. Francisco Andújar ha señalado a este respecto que una la huelga de hambre supone un perjuicio para la salud, "pero no es una cuestión penalmente relevante". "No se puede decir que mi patrocinado es culpable de esos delitos porque no come".
Asimismo, ha añadido que la conexión entre su cliente y los otros dos presuntos ideólogos sigue siendo "un misterio", ya que "alguien tendría que haber demostrado que estuvieron en el mismo sitio y al mismo tiempo". Y ha puesto de manifiesto que de Belhadj "no hay huellas ni rastros de ADN en ninguno de los escenarios de los atentados".
El Haski no conoce a los imputados ni a los muertos de Leganés
Por su parte, en su alegato final, el abogado de Hassan El Haski, José Luis Borraz, para quien la Fiscalía pide 38.962 años de cárcel, dijo que no conocía a ninguno de los más de cien imputados que ha habido en este proceso, ni tampoco a los siete supuestos suicidas de Leganés, lo que, a su juicio, lleva a descartar el delito de pertenencia a organización terrorista del que le acusa la fiscal.
Borraz se refirió a las manifestaciones de los presos islamistas en Francia Attila Turk, Bachir Ghoumid y Youssef M'Saad –encarcelados por su relación con el GICM– que implican a su patrocinado con el 11-M y sobre las que, destacó, se ha basado su acusación, y en concreto, recordó que el primero de ellos no reconoció en la vista las declaraciones que prestó ante la Policía.
Ante las fuerzas de seguridad, Turk dijo que El Haski "estaba muy nervioso y preocupado" antes de los atentados de Madrid, aunque el letrado destacó que prestó once declaraciones y que en ellas no implicó a su defendido en la ideación y preparación del 11-M y apuntó que esa idea surge a raíz de las traducciones que se hacen.
Además subrayó que Turk, quien reconoció que alojó a El Haski en marzo de 2004 sin precisar si antes o después del 11-M , declaró "en condiciones próximas a la tortura" y, por lo tanto, esas declaraciones están "viciadas en origen" y no se pueden admitir como prueba de cargo contra su cliente, y recalcó que lo válido es lo manifestado el pasado 22 de mayo ante el tribunal que juzga el 11-M. Explicó que ese nerviosismo y preocupación a los que se refería Turk eran consecuencia de que su patrocinado no tenía donde alojarse en Francia.
Sobre Ghoumid, que se negó a declarar en el juicio, el letrado indicó que era amigo de la infancia y que a través de él conoció a Turk, lo que, en su opinión, no implica que El Haski pertenezca a ninguna organización terrorista. El abogado indicó que el interrogatorio de los procesados no es prueba de cargo alguna contra El Haski y dijo que considerar que el silencio que mantuvo su patrocinado en el juicio –sólo accedió a contestar a las preguntas de Borraz– tiene efectos incriminatorios sería contrario a la presunción de inocencia.