L D (EFE) María del Mar Ramos, que fue la primera en intervenir en la jornada, sostuvo que su patrocinado "pensaba que trasladaba hachís en esa mochila que estaba cerrada con un candado" y que, a día de hoy, todavía ninguna prueba ha acreditado que transportara otra cosa.
En su alegato final, Ramos señaló que Iván Reís, para quién el fiscal pide cuatro años de cárcel por tráfico de explosivos y asociación ilícita, sólo tuvo una actuación puntual ese día 9 de enero, y no participó en ninguna de las actividades ilícitas de los acusados Antonio Toro y Emilio Suárez Trashorras. La letrada pidió la libre absolución de su cliente y, en todo caso, la aplicación de la eximente completa de miedo insuperable, ya que aseguró que Iván Reís fue amenazado por Antonio Toro (al que conoció porque trabajaban en la misma empresa y con quién tenía una deuda de hachís), para que realizara ese viaje que en un principio se negó a efectuar.
Expuso numerosos detalles de la personalidad de su cliente, como datos a tener en cuenta para aplicar esa eximente y demostrar que "actuó movido por el miedo". Así, dijo que Iván Reís es un "joven sin cultura, sin estudios, criado en Oviedo sin figura paterna, quien le abandonó a los siete años", y que trasladó esa mochila "movido por el miedo de un mal inminente contra su vida". Recordó que Iván sintió un "dolor inmenso ante los atentados del 11-M", y que se vio implicado en unos hechos que le provocan una profunda repulsa por ese único traslado de una mochila, pero dijo que "nunca ha sabido nada de una trama asturiana de explosivos".
Bousbaa no sabía que El Chino era un integrista radical
Durante su alegato final, la defensa del acusado Nasreddine Bousbaa, Ricardo López Sánchez, aseguró que su patrocinado nunca supo que Jamal Ahmidan "El Chino" era un integrista radical y dijo que nunca manipuló los tres pasaportes que le dio. El letrado, que pidió la absolución de Bousbaa, para el que la Fiscalía pide 13 años de cárcel por colaboración con organización terrorista y falsificación de documentos oficiales, lo calificó "cariñosamente" como un "auténtico convidado de piedra" pues, dijo, nadie le ha nombrado en este juicio.
Explicó que Bousbaa conoció a "El Chino" a mediados de enero de 2004 a través de una tercera persona y dijo que quedó con él porque quería que examinase unos pasaportes pero destacó que estaban en mal estado para falsificarlos, tras lo que se los llevó a casa "a la espera de que le llamase Jamal para la devolución", lo que, según el letrado, hizo dos o tres días antes del 11-M. "Se los devolvió sin manipular", recalcó López Sánchez, que añadió que en los dos registros que se practicaron en el domicilio de su cliente no se hallaron ni sellos, ni fotografías, ni pegamentos, ni máquinas plastificadoras, así como "ninguna documentación que vinculase a Bousbaa con movimientos integristas".
El abogado criticó la actuación del Ministerio Fiscal en la segunda declaración que Bousbaa prestó en el juzgado, pues, tras reconocer su cliente que en 1999 falsificó algún documento para ganarse la vida, la fiscal Olga Sánchez le preguntó "sibilinamente" qué instrumentos tenía para falsificar, y éste, que habla español pero no usa bien los tiempos verbales, contestó en presente pero refiriéndose a la época en que falsificaba algún documento. "Es un error interpretativo en cuanto tiempo pasado y presente", sostuvo el letrado, que apuntó que Bousbaa tiene regularizada su situación, lleva una vida normal y nunca ha tenido ningún problema.