L D (Europa Press) Según confirmaron fuentes de la Comunidad de Madrid, en el momento de la salida de Rafita, no se encontraba a las puertas del centro de menores la madre de la víctima, María del Mar Bermúdez, que llegó minutos más tarde y no pudo cumplir sus deseos de ver a uno de los asesinos de su hija. Sandra Palo fue violada, quemada, atropellada repetidas veces y abandonada en un descampado de la carretera de Toledo en mayo de 2003.
El Rafita, que tenía 14 años cuando se cometió el crimen, fue trasladado al lugar decidido por el centro de menores de Renasco, en Carabanchel, donde ha cumplido los cuatros años de condena que le impuso el juez. En un principio los padres de la joven adelantaron que sería trasladado a Canarias a un piso tutelado, pero la Comunidad ha evitado informar sobre el lugar exacto al estar bajo su custodia.
Durante los próximos tres años, El Rafita tendrá que cumplir las reglas de conducta que le ha impuesto el Juzgado de Menores número 7, encargado de ejecutar la sentencia que le condenó por formar parte del grupo que violó, quemó y mató a la joven getafense, de 22 años, que sufría una discapacidad psíquica.
Pese a que no se ha acordado ninguna orden expresa de alejamiento respecto a los padres, el joven tendrá que comparecer ante el Juzgado cuando se le requiera. Además, deberá residir en el domicilio que haya determinado el centro de Renasco, tendrá que cumplir los horarios de las actividades a realizar y normas de convivencia que le exija el centro, de donde no podrá ausentarse sin autorización del juez.
Junto a Rafita, el Juzgado de Menores condenó a J.R.M., conocido como El Ramoncín, y a R.F.C., El Ramón, a ocho años de internamiento y cinco años de libertad vigilada. Mientras, a Francisco Javier Astorga, El Malaguita, se le impuso una pena de 64 años de prisión por participar en el secuestro, violación y asesinato de la joven.