De hecho, el conocido como el "Club de los países desarrollados" advierte de que el principal riesgo que pesa sobre sus previsiones es un escenario con "un ajuste más marcado en el mercado de la vivienda, dado que la construcción residencial representa una parte muy elevada del PIB". A ese respecto, recuerda que "los temores de repercusiones negativas de esa ralentización han conducido a una caída brutal de los precios de las acciones para numerosas empresas del sector".
Y mientras la inversión en la construcción se va a "debilitar claramente por el enfriamiento del mercado de la vivienda", eso no será compensado más que en parte por "una vigorosa inversión en máquinas y herramientas, estimulado por buenos resultados financieros de las empresas". Además, señala que puesto que el nivel de endeudamiento de los particulares es muy elevado por los créditos hipotecarios y que la tendencia es que los tipos de interés en la zona euro sigan subiendo, eso "debería pesar sobre el crecimiento del consumo".
En concreto, la OCDE aventura que después de un aumento del 3,6 por ciento del consumo privado este año (había sido del 3,7 por ciento en 2006 e incluso del 4,2 por ciento en 2004 y en 2005), el alza se quedará en un 2,8 por ciento el próximo ejercicio. En cuanto al mercado exterior, prevé que el déficit por cuenta corriente seguirá deteriorándose, y llegará a representar este año un 10,1 por ciento del PIB y hasta un 10,5 por ciento en 2008. Todos esos elementos justifican la reducción en cuatro décimas del crecimiento económico esperado el próximo año al 2,7 por ciento.
Del mercado de trabajo, los autores del informe indican que la progresión de los salarios reales ha sido "modesta", ya que pese a que ha habido "numerosas creaciones de empleo", al mismo tiempo la población activa también experimentaba "un rápido aumento". El resultado es que la tasa de paro disminuyó del 9,2 por ciento en 2005 al 8,5 por ciento en 2006 y debería seguir cayendo al 8,2 por ciento este año y al 8,1 por ciento el próximo. Esa evolución genera una "tensión creciente" del mercado de trabajo por una inflexión del crecimiento potencial del empleo, que se traducirá en "un alza más rápida de los salarios reales".
Las mejoras de la productividad continuarán siendo "modestas" y habrá una pérdida de competitividad al tiempo que la inflación debería repuntar a un ritmo del 2,7 por ciento anual en 2008. En el terreno de las finanzas públicas, la OCDE explica que después de que el superávit se elevara al 1,8 por ciento del PIB el pasado año, con las rebajas fiscales anunciadas, que representan cuatro décimas de PIB, el excedente se quedará en el 1,5 por ciento tanto en 2007 como en 2008.