(Libertad Digital) Mariano Rayón, comisario jefe de la Unidad Central de Información Exterior (UCIE) en el momento de los atentados, indicó a preguntas del fiscal jefe de la Audiencia Nacional Javier Zaragoza que la UCIE comenzó a dirigir la investigación sobre los atentados a partir del día 13, una vez se descubrió que la tarjeta de la mochila de Vallecas había sido vendida en un locutorio de Lavapiés. Hasta ese momento las pesquisas dependían de Interior e Información, destacó.
Rayón detalló que ya el día 12 un funcionario de su unidad se trasladó a una tienda de Alcorcón en la que se habían vendido las tarjetas móviles (Sindhu Enterprise) y había interrogado sin éxito al propietario. El comisario confirmó que ordenó que regresara al día siguiente y empleara el "máximo de firmeza" para averiguar quien había adquirido las tarjetas. Así, dijo, el día 13 por la mañana la UCIE concretó que el locutorio comprador pertenecía entre otros socios a Jamal Zougam. El acusado de la autoría material de los atentados había sido ya investigado con anterioridad, en el año 2000, a raiz de una comisión rogatoria procedente de Francia por la cual se realizó un registro en su domicilio.
En la casa se encuentran "cintas de video con escenas de guerra en Pakistán y Afganistán y libros", explicó el testigo que agregó que se detectaron pruebas de la relación de Zougam con el líder de la célula de Al Qaeda en España Abú Dahdah, que solía utilizar su locutorio con frecuencia y se reunía con Zougam en el restaurante Alhambra del barrio de Lavapiés.
Rayón concretó también que por orden del Comisario General de Información la UCIE, Jesús de la Morena, realizó en noviembre de 2003 un informe como la amenaza islamista en España a través del cual concluyeron que existía un riesgo "cierto e inmediato" de atentado contra intereses españoles tanto en el extranjero como en nuestro país. El comisario agregó que en ese momento el nivel de alerta que ya era alto pasó a muy alto lo que desembocó en un aumento de los efectivos de la Unidad destinados en le sección de Magreb. "Mi idea era multiplicar por tres el personal destinado a Norte de Africa", concretó el testigo.
En cuanto a los acontecimientos de la tarde del 3 de abril de 2004 en Leganés el entonces responsable de la UCIE recordó que recibió dos llamadas, una de ellas de los servicios de seguridad tunecinos y otra de los servicios estatales marroquíes en la que le transmitieron que Serhane Ben Abdelmajid Fakhet, alias "Serhane El Tunecino" y los hermanos Oulad Akcha se habían puesto en contacto con sus familias para despedirse. "Traspasé el contenido de las llamadas al Comisario General de Información", confirmó el testigo.
El comisario Rafael Gómez Menor, quien se encontraba en comisión de servicio en la Unidad Central de Información Exterior (UCIE) de la Policía preparando el juicio contra la célula de Al Qaeda desarticulada en el 2001 y liderada por Abú Dahdah cuando se produjeron los atentados del 11 de marzo de 2004 ,relató esta tarde ante el tribunal las investigaciones que condujeron a la localización de la finca de Morata de Tajuña y de Leganés.
Describió como, a raiz del conocimiento de que las tarjetas móviles utilizadas en los artefactos de los trenes habían sido activadas en la BTS de Morata recordó que una persona vinculada al líder de Al Qaeda en España, Mustaphá Maimouni, tenía una finca en aquella zona. Así, un elevado número de funcionarios policiales iniciaron una exhaustiva investigación acudiendo "finca por finca" para averiguar si había alguna con propietarios o residentes árabes.
Gómez Menor puso de manifiesto que a pesar del despliegue llevado a cabo y de la colaboración de las autoridades de localidades cercanas como Chinchón o Aranjuez la vivienda no pudo localizarse hasta el día 25 o 26 de marzo, seis días después del inicio de la investigación. El testigo se refirió también al hallazgo de la casa de la calle Carmen Martín Gaite de Leganés. Explicó que en la investigación de las tarjetas vinculadas a la investigación de los atentados encontró un número que difería en pocas cifras del de alguien vinculado al acusado Jamal Zougam, que ya había sido detenido. "Solicité el tráfico de llamadas e iniciamos una carrera vertiginosa ya que teníamos miedo a que nos colocaran otra serie de bombas", explicó el testigo.