(Libertad Digital) En su escrito de acusación, la Fiscalía fija en los primeros días de diciembre la puesta en marcha de "todo el operativo para la comisión del atentado del 11 de marzo", señala El Mundo en su edición de este domingo.
"Tanto el teléfono de Jamal Ahmidan, El Chino, como los de Rafá Zouhier, Toman El Gnaoui o Lofti Sbai fueron intervenidos a petición de la Udyco (Unidad contra la Delincuencia y el Crimen Organizado) en el curso de una investigación sobre tráfico de drogas", expone el vice-director de El Mundo en una minuciosa información.
"Lo que causa más estupor", observa el mismo diario en su sección editorial, es que "El Chino, según se desprende de sus conversaciones, traficaba con droga, estaba en busca y captura, tenía documentación falsa y amenazaba con matar a la novia de su hermano. A pesar de todo lo cual no fue ni siquiera interrogado por la Policía".
"Si a todo ello sumamos" –continúa analizando El Mundo– "que tampoco le detuvieron tras el 11-M, cuando Zouhier acompañó al alférez Víctor a la casa de la calle Villalobos, ni cuando Rosa facilitó a la Policía los nuevos números de teléfono de su marido, habrá que concluir que este delincuente gozaba de una protección especial".